El príncipe Andrés y su familia pasarán la Navidad lejos de Sandringham

Después de una vida plagada de escándalos y de un año repleto de tiras y aflojas con su hermano el rey Carlos III, sorprendía que el príncipe Andrés y su familia estuvieran en la lista de invitados de la próxima celebración de la Navidad en Sandringham, en el condado de Norfolk. Una fiesta organizada por el monarca británico, deseoso de afianzar los lazos con su familia en uno de sus años más difíciles en el que ha sido diagnosticado de cáncer. Sin embargo, la última gran polémica del duque de York ha hecho que finalmente se caiga de la convocatoria.

Después del proceloso caso Epstein, el hermano del rey Carlos ha sido relacionado con un presunto espía chino que operaba en Gran Bretaña. A pesar de que el exmarido de Sarah Ferguson ha asegurado que «cesó todo contacto» con el empresario asiático tras recibir el aviso del servicio de inteligencia de su país, ha decidido adoptar un perfil bajo y no pasar las navidades con la familia real. Así lo recoge el Daily Mail, que amplía la lista de afectados al núcleo más cercano del príncipe Andrés.

Así las cosas, Sarah Ferguson, Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi con su hija Sienna y Eugenia de York con Jack Brooksbank y sus hijos August y Ernest no irán finalmente a la majestuosa residencia campestre de Sandringham. Se espera que pasen las navidades en su residencia de Royal Lodge, en Windsor. Unas ausencias que se suman a la ya esperada de los duques de Sussex, el príncipe Harry y Meghan Markle, que no acudirán al encuentro familiar por quinto año consecutivo.

Esta vez ha sido la relación con el empresario chino de 50 años Yang Tengbo lo que ha puesto al príncipe Andrés en el ojo del huracán. El ciudadano asiático, también conocido como Chris Yang, fue identificado como un presunto espía que logró infiltrarse en los círculos más íntimos de la realeza británica de la mano del duque de York, que llegó a convertirlo en su asesor, lo que le permitió visitar en más de una ocasión el Palacio de Buckingham y otras dependencias reales como el Palacio de St. James o el Castillo de Windsor. Incluso tenía autorización para actuar en nombre del hermano del rey para buscar inversores en China.

Una amistad que venía de lejos, ya que el empresario chino fue uno de los asistentes al 60 cumpleaños del príncipe en su residencia de Royal Lodge en 2020. Yang también estuvo involucrado en la iniciativa Pitch@Palace, fundada por el príncipe Andrés en 2014 para apoyar a emprendedores. Esta intimidad le permitió acceder a otros miembros de la familia real y a figuras políticas de alto nivel.

Las autoridades británicas sospechan que Yang Tengbo actuaba como agente del Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD), del Partido Comunista Chino, encargado de influir en figuras extranjeras y recopilar información. En 2021, Yang fue arrestado por los servicios de contraterrorismo, quienes confiscaron sus dispositivos electrónicos. Fue entonces cuando se encontraron documentos que sugerían su intención de influir en el príncipe Andrés y otros contactos en favor de los intereses chinos. Más tarde, en marzo de 2023, el Ministerio del Interior del Reino Unido prohibió la entrada de Yang al país por motivos de seguridad nacional.

La revelación de los vínculos entre el príncipe Andrés y el presunto espía chino ha generado una ola de críticas y una gran preocupación sobre la seguridad nacional y la influencia extranjera en el Reino Unido. Políticos y expertos en seguridad han cuestionado el juicio del príncipe al asociarse con individuos como Yang, especialmente dado su papel anterior como enviado especial de comercio del Reino Unido.

El paso a un lado del príncipe Andrés en las celebraciones familiares de Navidad busca evitar que sus problemas salpiquen a la institución de la monarquía después de las durísimas críticas de la prensa británica. De hecho, la experta real Jennie Bond animaba al duque a «pasar la Navidad lejos de Sandringham, fuera de la vista del público» en las páginas del diario Mirror, donde también aseguraba que el hijo predilecto de la reina Isabel II «se ha convertido en una vergüenza recurrente para la familia real». Amanda Platell, en el Daily Mail iba más allá al afirmar que «nuestro rey debe darse cuenta de que la herida purulenta del príncipe Andrés viviendo en un esplendoroso edificio de 30 habitaciones tiene que terminar».

Un nuevo y durísimo golpe a la reputación del príncipe Andrés que ya estaba por los suelos desde que salió a la luz pública su relación con el pederasta Jeffrey Epstein y de haber sido acusado él mismo de haber mantenido relaciones íntimas con una menor.

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