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mercedes gallego
Nueva York
Martes, 3 de noviembre 2020
Este martes había colas en las calles de Nueva York, pero no eran para votar, sino para recibir un plato de comida de los comedores sociales. «¿Votar, eh?», repetía perpleja una mujer china que esperaba con su carrito. En el año de la pandemia, Estados ... Unidos ha batido récords de participación, con 97 millones de votos emitidos antes del día de las elecciones, porque la inmensa mayoría ha elegido evitar las aglomeraciones y votar por correo o de forma anticipada. En once Estados se habían emitido antes del martes al menos el 90% del total de sufragios recibidos en 2016 y en algunos, como Texas, se había superado una semana antes.
Cuando se abrieron entonces las urnas en la Gran Manzana, diez días antes, las colas serpenteaban calle abajo y daban la vuelta a la esquina. Los concejales tuvieron que intervenir para adelantar a los ancianos, que no tenían fuerzas para aguantar horas de pie, a menudo bajo el frío y la lluvia, pero ninguno quería arriesgarse a mandar el voto por correo. Este martes, sin embargo, los funcionarios de los colegios electorales se aburrían esperando votantes, que solo vieron en más proporción durante la primera hora y media del día.
La jugada de comparar el voto por correo con el fraude y ralentizar a propósito el sistema postal le salió mal a Trump, porque muchos prefirieron depositarlo personalmente. En mayo, cuando quedó claro que la pandemia no desparecería fácilmente, Trump designó a uno de sus leales, Louis Dejoy, para dirigir el servicio de correos. El multimillonario que había donado más de un millón de dólares a la campaña del presidente y presidido la de su abogado Rudy Giuliani en Carolina del Norte, se puso manos a la obra. Prohibió las horas extras y los repartos especiales, desmanteló cientos de máquinas e incluso eliminó muchos buzones, hasta el punto de que el Congreso abrió una investigación.
Y no solo por intentar boicotear la participación electoral, sino porque entre él y su esposa -nominada por Trump para embajadora en Canadá- tienen entre 30 y 75 millones de dólares invertidos en otras compañías de reparto como UPS, lo que genera un conflicto de intereses. En las últimas semanas, mientras el presidente desprestigiaba el voto por correo, que tradicionalmente favorece a los demócratas, se sucedían los episodios de sacas abandonadas en algún contenedor con papeletas dentro, sin repartir a quienes habían rogado el voto.
Todavía este mismo martes, día de las elecciones, un juez federal de Washington DC emitió una orden para registrar una docena de distritos postales en busca de 300.000 papeletas supuestamente 'perdidas'; según la organización Vote Forwards, habían salido de las oficinas del Gobierno pero no de las de Correos o, al menos, no constaban como escaneadas. El juez Emmet Sullivan dijo estar particularmente preocupado por la ralentización de las papeletas procesadas en los distritos del centro de Pensilvania, Filadelfia y Detroit, donde quería asegurarse de «identificar las que se hayan retenido y repartirlas inmediatamente». La orden obligaba al servicio postal a responderle antes de las cuatro y media de la tarde, lo que en cualquier caso dejaría a los votantes con pocas horas para ejercer su derecho.
Elecciones en Estados Unidos
OLATZ HERNÁNDEZ
Miguel Pérez
Nadie confiaba en que Donald Trump hiciera lo correcto, empezando por José Rodríguez, uno de los pocos que eligió votar en persona el día de las elecciones, como antaño. «¡Este hombre no se va así como así!», anticipaba. Él, que suele votar demócrata, dice haber respetado a todos los presidentes cuando ha visto que eran «hombres buenos», como Reagan o Bush, menciona, porque no se considera una persona política, pero no podía extender ese respeto a Trump. «Estoy cansado de que este hombre divida al país, nos mienta y nos engañe. ¡Mira cómo se le ha ido de las manos la pandemia! Y ahora encima dice que va a despedir al doctor Fauci (epidemiólogo jefe)».
A esas horas Trump se despedía de su personal de campaña en Arlington (Virginia) con cierta melancolía y un inusual brote de sinceridad. «Ganar es fácil, pero perder no. No para mí», confesó.
Por eso mismo los demócratas habían preparado un ejército de 400 abogados solo para Pensilvania, el Estado más crítico, donde Joe Biden seguía haciendo campaña hasta prácticamente haber tocado la campana de las urnas. Trump ha criticado a los tribunales por permitir que en ese Estado se reciban papeletas hasta tres días después, siempre que lleguen con el matasellos de antes de las elecciones, porque lo ve como una estratagema para ralentizar los resultados y robarle el triunfo. Carolina del Norte, otro «stado crítico, tiene nueve días para contarlos. Y también por eso Jen O'Malley Dillon, jefe de campaña de Biden, anunció el lunes por la noche que «bajo ningún escenario» el candidato demócrata concedería ayer la derrota, decidido a que se cuenten todos los votos.
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