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Mariano Díez Tobar empezó a ser conocido cuando en 2008 José María Fernández se dedicó a divulgar que en un padre paúl de Tardajos fue el inventor loco que creó una máquina capaz de poner en movimiento las imágenes estáticas. Los medios de comunicación, de ámbito local, nacional e internacional, descubrieron su figura y empezó la popularidad de este tardajeño.
Su pueblo, siendo Chema Fernández alcalde, le dedicó un emotivo monumento a la entrada de la localidad. Como los grandes hombres y mujeres, Mariano Díez murió con mucho que hacer por delante. Con 58 años fallecía este hombre que había nacido el 21 de mayo y fue bautizado el 24 de mayo de 1868.
Pero este insigne paúl fue mucho más que el inventor del cine. Y por este motivo bien puede llevar el sobre nombre de 'Leonardo burgalés'. Sus diseños y creaciones, sus bocetos podrían igualarse a los del genio florentino o a los del toledano Juanelo Turriano. Pero el inconveniente de nacer en la Castilla decimonónica y atrasada, alejada del mundanal ruido, y su modestia lastraron la popularidad del religioso tardajeño.
Su vida cayó en el olvido. Su herencia histórica se guardaba y custodiaba en los colegios por los que pasó y en los que instruyó a los novicios, bajo la atenta mirada de la Milagrosa y de San Vicente de Paúl. Pero lejos de los focos mediáticos de la prosperidad de las grandes capitales. Porque incluso las ciudades pequeñas eran un apéndice del campo sin progreso ni vida social.
Burgos misteriosa
Julio César Rico
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Por todas esas razones, a quien podemos considerar precursor de cine, se le arrumbó entre las viejas estanterías repletas de libros y en los desvanes del convento de Tardajos, del de Murguía y el de Villafranca del Bierzo, lugares en los que impartió docencia. Nada se supo de Mariano Díez y sus inventos tas su muerte. Si a alguien le debemos su rescate es a Chema Fernández, quien explica que este padre paúl, en una época en la que el analfabetismo se extendía por toda España, «era una rara avis».
Fernández afirma que era un hombre «ávido de conocimiento». La revista Mundo Científico recogió con sorpresa que había un padre paúl «que era una eminencia en materia de ciencias». De hecho, «había ofrecido muchas conferencia en el País Vasco» sobre temas de este tipo. La revista así lo decía: «El conferenciante autoriza con absoluto desinterés a cualquiera de los asistentes o lectores para que lleven a la práctica, las ideas o conceptos que se encuentren nuevos en sus conferencias. De una de ellas ha salido el cinematógrafo».
Con esta idea, algunos inventores posteriores, se aprovecharon del altruismo del padre de Tardajos y de sus ideas; el tiempo arrumbó a Mariano Díez y otros se llevaron a rastras el reconocimiento y la fama que de verdad le hubiera correspondido al burgalés.
Según la documentación de la época, hacia 1892, este erudito ofreció la conferencia titulada 'El cinematógrafo. Descripción del aparato con el que las imágenes de las personas, lo mismo que las demás cosas, sean en el acto que exista, o sea que ya no existen, aparezca en vivo y como si fuera en realidad'. Un bombazo para la época, asimilable a día de hoy a una inteligencia artificial.
Aquel mismo año, a instancias de un empresario francés, Flamerau, que resultaría ser el representante de los hermanos Lumière, le habló de sus investigaciones sobre la cronofotografía, la sucesión de las fotografías, no con movimiento continuo, «sino con intermitencias o intervalos de reposo, para que, aprovechando la inercia de la retina, queda ese tiempo, pero se suceden unos a otros y traducir así la ilusión de movimiento». Así lo relata Mitxel Olabuenaga, biógrafo del padre Mariano.
Aquí está la prueba evidente de que, si no es el inventor, sí es cuando menos el precursor del cine. «Es muy grande que un paisano de Tardajos sea el creador del Séptimo Arte, al menos de la máquina que lo reproduce», afirma Chema Fernández.
Pero hubo más. Díez Tobar es el primer científico en Europa, y probablemente en el mundo, que bien puede decirse fue el 'Antecesor' de la inteligencia artificial. Inventó el icocinéfino; un aparato que daba sonido a las imágenes en movimiento; y la autofonografía, una máquina que tenía dos elementos, «uno para diferenciar los sonidos emitidos por la voz y otra para dejarlos escritos conforme a esa misma diferenciación».
Puede parecer anecdótico, pero no lo es. La autofonografía es uno de los inventos más innovadores que a día de hoy, si no fuera por la informática más avanzada, no tendría competidor. Un invento que perfeccionó con otro, el logoautógrafo. Esta máquina la realizó a partir del principio del valor de la energía de las palabras y del sonido «para dejarlo impreso en el papel». Impresionante.
Esta máquina tenía varios resonadores que impresionaban, según los sonidos, las palabras sobre un papel. Un invento por el que se interesaron varias importantes marcas de máquinas de escribir, como Olivetti que uso sin su permiso esta creación. Todos estos inventos los ideó el padre Mariano Díez Tobar en sus destinos posteriores a Burgos, en la alavesa localidad de Murguía y en Villafranca del Bierzo.
Si a un reloj no se le activaba la cuerda, o fuerza mecánica que permitía el movimiento de las aguas, el aparato no funcionaba. Pues el padre Mariano Díez fue capaz de inventar un reloj sin cuerda. Chema Fernández explica que este religioso hizo funcionar «durante más de diez años un reloj de pared al que se le daba cuerda con la única energía de la voz y los pasos del profesor, al explicar las elecciones a sus discípulos, además de un reloj sin cuerda, pero con esferas que marcaba las horas y minutos no dandosaltos, como los demás relojes, sino de un modo continuo».
Otros inventos del ilustre tardajeño fueron el iconotelescopio o iconoscopio, un aparato para resolver el problema de ver las imágenes a distancia; o un artilugio para conservar el vino y que no se echara a perder cuando tomara contacto con la atmósfera. Se sabe que pudo crear unos 15 aparatos; de ellos sólo patentó el rotógrafo de curvas, un mecanismo que fue después utilizado por los ingenieros para dibujar curvas especiales.
El pasado domingo este padre paúl habría cumplido 155 años. Nació en Tardajos el 21 de mayo de 1868. Ingresó en el colegio de los padre paúles de su pueblo natal con 15 años, en 1883, antes había acudido al colegio de Las Quintanillas. Desde niño sintió un interés especial por las matemáticas y la física; con su afán investigador, se fue a Madrid para contactar con profesores e inventores. En 1892, en Murguía, fue ordenado sacerdote y durante muchos años compatibilizó la enseñanza en los colegios paúles con sus estudios científicos.
Sus propios compañeros le calificaban de «erudito», un hombre de mente «enciclopédica». Un gran entendido en «disciplinas antiguas y modernas, que vivía al día en la filosofía y en las ciencias positivas y, sin embargo, poseía una erudición clásica, como la de un sabio del Renacimiento».
La vida de Mariano Díez Tobar fue mucho más allá de su dedicación a la ciencia. Su afán como educador era extender la cultura. Y así, en Villafranca del Bierzo, creó un museo de física e historia natural en el colegio; y amplió su biblioteca. El de este pueblo leonés fue uno de los centros escolares más avanzados de una España agónica que ya había perdido Cuba.
Incluso llegó a tener problemas serios con la jerarquía de la Iglesia Católica que le acusó de leer libros prohibidos y estuvo a punto de excomulgarle y declararle hereje. Mariano Díez murió el 25 de julio de 1926 en Madrid; solo y sin ningún reconocimiento, en un colegio de las Hijas de la Caridad.
Una idea de la alcaldesa de Tardajos, Laura Puente, que puede tomar forma en un futuro más o menos cercano es crear en la villa un espacio expositivo permanente con los inventos del padre Mariano Díez Tobar. En la actualidad las piezas creadas por este erudito burgalés están en Villafranca del Bierzo, en la provincia de León y en Orense.
Sin desmerecer los pueblos en los que pasó parte de su vida este ilustre tardajeño, la villa burgalesa puede tener el honor de ser el lugar del mundo en el que el invento que revolucionó la sociedad y dio paso a la modernidad, tenga su museo.
Los vecinos de Tardajos homenajearon al precursor del cine y creador de tantos inventos, con un sencillo monumento a la entrada del pueblo. Se instaló en 2018, con motivo del 150 aniversario de su nacimiento. Ya el año pasado, se celebró el festival de cine Ruréfilos. «El Ayuntamiento de Tardajos montó una exposición durante una semana con las creaciones e inventos del padre Mariano Díez Tobar», explica Laura Puente.
Para una localidad tan pequeña es un «orgullo contar con esta figura»; que además está dándose a conocer a través del Camino de Santiago. Puente subraya la importancia de este tardajeño porque si bien son los Lumière a quienes se atribuye el cinematógrafo, el padre Díez Tobar, fue «el precursor y quien realizó una máquina con una serie de cálculos matemáticos para pasar de una secuencia de fotografía a hacerla movimiento».
Y conectar a ello el sonido. Esas fórmulas las dio a conocer «en la famosa conferencia en Bilbao». Lo captó el representante de los Lumière y dio pie al cine primitivo. «Nadie sabe si el padre Mariano Díez cedió o vendió ese invento», especifica Puente, pero lo cierto es que a partir de ese momento se consideró a los hermanos franceses como padres del cinematógrafo.
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