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Fotografía de la época del Archivo de Burgos. BC

Burgos Misteriosa

Horror y fuego en Huerta de Rey

Ocurrió un 26 de febrero de 1918. Un pavoroso incendio se llevó por delante el pueblo de Huerta de Rey. Fue el peor año de la historia en la provincia. Unido a este horroso fuego, el año18 fue el de la gripe, una desgracia más que sacudió a todos. 300 edificaciones entre viviendas, pajares, tenadas y cobertizos, quedaron destruidos en un corto espacio de tiempo. La población corría de un sitio a otro, sin saber a dónde ir ni que hacer

Viernes, 3 de noviembre 2023, 07:18

«La confusión era total y los gritos y lloros se confundían con el crujir de las vigas y el derrumbe de las casas. Las madres acudían a proteger a sus niños, los padres a proteger a esas madres, que poco a poco las chispas ... les quemaban su ropajes». Huerta se quemaba entera. Este testimonio del autor de Vicente Vivancos es, pese a la crudeza de su realismo, pura poesía.

Todos los vecinos de Huerta de Rey han oído hablar del incendio de 1918. Por desgracia no queda vivo nadie que pudiera ser testigo directo de aquella tragedia; pero por fortuna sí queda constancia escrita de aquel desgraciado suceso. Vicente Vivancos es hijo del pueblo. Hace unos años escribió un libro en el que resumen qué ocurrió en su pueblo el 26 de febrero de 1918.

Fue tanta la desgracia acontecida que fue declarada 'catástrofe nacional'. El Diario Palentino recogía en sus páginas el suceso así: «Serían aproximadamente las 11:15 de la mañana, cuando el cabo comandante de la guardia civil y algunas otras personas se ha percibieron de que, por las ventanas de la casa de Martín, perdiguero, salían gruesas columnas de humo y algunas llamas».

Ese fue el inicio de la tragedia. Inmediatamente, el sonido de campanas alertó a los pueblos colindantes: Quintanarraya, Peñalba de Castro, Espeja, Coruña del Conde, Arauzo de Miel... o Hinojar escucharon la alarma que procedía del bronce de las campanas. El resplandor del fuego y el humo se veían desde kilómetros a la redonda.

Crónica de Adolfo Merino

Antes de que Vivancos escribiera a los cien años del suceso la historia, Adolfo Moreno escribió en 1921 la 'Memoria sobre los horror de incendio ocurrido el 26 de febrero de 1918', para que quedara constancia de ello; escribe que sus páginas serán una «leve brisa que ha pasado sobre cordilleras de escombros que al dos, pero que por ser brisa Orea nuestra frente y nuestra memoria».

Las escenas de dolor en Huerta eran terribles. JCR

En ese cuaderno relata que el fuego se había iniciado en las «medianeras o casas de Josefa Guerrero y Patricio Guerrero». Todo esfuerzo para sofocar el incendio fue inútil, «pues tal incremento tomó, y con tal rápido se propagó a los tejados de las casas mencionadas, favorecido por el viento huracanado que reinaba,que no hubo un medio de evitarlo, a pesar de la heroicidad y arrojo de los concurrentes».

En las calles solo se escuchaba el llanto de las personas que estaban perdiendo su vivienda, aunque por fortuna, no perdían la vida, gracias al mérito de algunos valientes, como el cabo de la Benemérita Emilio López Gil, tal y como relata el diario palentino: «cuando mayor incremento había tomado el fuego, penetró resuelto en una habitación, adonde ya llegaban las llamas, salvando de una muerte cierta a la anciana Hilaria Sebastián».

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El relato periodístico es estremecedor: «Poco después, se hundía el tejado, en el preciso momento en que salía del edificio el guardia Fernández Ibarra, que había acudido en ayuda del jefe del puesto». Destaca la información del rotativo de la provincia de Palencia la heroica, actuación también del hombre de Huerta del Rey Manuel Muñoz, que fue uno de los que más se distinguió.

Este paisano había «llegado de los primeros, al lugar del siniestro y se le vio constantemente en los sitios de mayor peligro, llegando a tal extremo, su temeridad que cayó entre las llamas, de donde inmediatamente fue sacado, uno, sin que sufrir quemaduras en las manos».

Llantos de niños y mayores

La crónica de Vicente Vivancos, después de consultar diferentes fuentes, apunta que el fuego empezó en la chimenea de una vivienda, en la entonces conocida como plaza de los Cochinos, muy cerca de las escuelas. «La primera alarma se escuchó entre los propios niños del colegio que desde las ventanas veían el fuego en la casa de Patricio.ante la envergadura que tomaban las llamadas, todo salieron corriendo, dando la voz en grito entre los demás vecinos el fuerte viento reinante ese día pronto propago las llamas a las casas colindantes y de estas, a las demás».

Vivancos asegura que cerca de 300 edificaciones entre viviendas, pajares, tenadas y cobertizos, quedaron destruidos en un corto espacio de tiempo. La población corría de un sitio a otro, sin saber a dónde ir, se movía atrape, intentando salvar los pocos en seres que tenían. Se cruzaban con carros y carretas, que algunos intentaba llenar con lo que podían.

El testimonio recogido de la prensa de la época es muy doloroso: «Las carreras eran despavoridas, intentando salvarse y a la vez, poder recuperar parte de lo que se perdía. Lo primero era encontrar a niños y ancianos para sacarles de aquel infierno, arrastrándoles medio desnudos fuera de las llamas. Entre el lágrimas y abrazos todo se confortaban. La primera huida era hacia el río. La visión del pueblo quemado era horrorosa».

El semanario Mundo Gráfico recogió en imágenes la devastadora consecuencia del fuego. Las fotografías que se pudieron ver en toda España supusieron una muestra de solidaridad enorme. Las ayudas llegaron de toda España.

Recuerdo del hecho

El parque de Bomberos de Burgos expone en su vestíbulo dos de los vehículos que sirvieron para apagar el fuego. En la fotografía se pueden ver estas dos máquinas, muy rudimentarias, dos bombas de agua de Huerta y Arauzo de Miel. En recuerdo del trabajo que realizó la población, convertidos muchos hombres y mujeres en bomberos por un día, el Ayuntamiento huerteño donó las máquinas al Servicio de Salvamento de Burgos.

Bomba de extición. JCR

Vicente Vivancos explica en su libro que después del siniestro solo habían quedado en pie, «poco más de 70 casas, en su mayoría en la calle larga y que todos los esfuerzos para levantar de nuevo, el pueblo fueron pocos, aunque ganas no faltaron». Solo quedaban solares en escombros y espacios vacíos, por lo que a iniciativa del gobernador civil Andrés Alonso y el presidente de la Diputación Amadeo Rilova se propuso «urbanizar de nuevo el pueblo con nuevas calles y más espaciosas».

El Ayuntamiento de Huerta le cedió las bombas al Parque de Bomberos de Burgos. JCR

Así, en abril, se encarga la realización de un nuevo plan urbano y poco a poco se fue reconstruyendo el pueblo. Incluso el Círculo de Bellas Artes convocó un concurso entre los arquitectos españoles para presentar un anteproyecto de reconstrucción del pueblo. Se presentaron Muguruza y Otaño, Aranguren, Vallcocha y Muro. El estudio de Muguruza y Otaño se llevó el premio y la posibilidad de la reconstrucción.

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