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La conflictividad laboral se disparó en Burgos durante el pasado ejercicio, no tanto por el número de huelgas, que también, puesto que se incrementó en un 22% respecto al año anterior, sino sobre todo por la magnitud de las mismas, en las que se implicaron ... 1.363 trabajadores en la provincia, lo que supone más del triple que el ejercicio de 2022.
El incremento viene sustentado por las dificultades registradas en la negociación de varios convenios sectoriales de la provincia, que acabaron con movilizaciones, amenazas de paros y, en algunos casos concretos, jornadas de huelga.
La más significativa del año fue la registrada a principios de verano con motivo del bloqueo en la negociación del convenio provincial del comercio del mueble y textil, al que están adscritos más de 3.000 trabajadores en la provincia.
También se incrementó el número de jornadas no trabajadas por convocatorias de huelga el año pasado. En este caso, de hecho, el aumento fue espectacular, con un total de 12.790 jornadas perdidas, lo que supone un incremento de más del 2.000% respecto al año anterior, en el que las huelgas fueron más pequeñas y, sobre todo, más cortas.
Y eso a pesar de que patronal y sindicatos salvaron in extremis varias negociaciones que a punto estuvieron de estallar, como las vinculadas a los convenios del Metal y la Hostelería, dos de los más importantes de la provincia. En ambos casos, hubo amenaza de paros por parte de los sindicatos, pero finalmente se llegó a acuerdos.
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En este sentido, y más allá de las cifras concretas, la tendencia registrada en 2023 es fruto de la «tensión» y el «hartazgo» de los trabajadores en varias mesas negociadoras en un contexto de fuerte inflación, tal y como asegura Juan Núñez, secretario provincial de CCOO. «La situación económica del año pasado no tiene nada que ver con la de la pandemia, por ejemplo», y eso ha generado conflictividad.
Una conflictividad que, según augura Núñez, no ha terminado. No en vano, parte de los convenios que se deberán revisar a lo largo de este año parten con premisas muy similares a las que derivaron en movilizaciones durante el pasado ejercicio. Y las centrales sindicales no descartan más huelgas de cierta entidad a lo largo del año.
Sea como fuere, lo cierto es que el incremento de la conflictividad no fue exclusiva de la provincia de Burgos. Y es que, el impacto de la inflación y las revisiones salariales de multitud de sectores y empresas agitaron la coctelera a lo largo y ancho del país.
Así, de acuerdo a los datos del informe publicado esta semana por parte del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, la conflictividad laboral en Castilla y León se incrementó un 63,1% en 2023, donde se contabilizaron hasta 31 huelgas efectivas, 12 más que un año antes.
En este caso, el número de trabajadores implicados se elevó también un 43,5%, hasta un total de 2.489 en la comunidad. Esto es, más de la tercera parte de todas las huelgas de Castilla y León se realizaron en Burgos, acumulando además el 55% de los trabajadores implicados en el conjunto de la comunidad.
También se registró un incremento de la conflictividad en toda España, donde se contabilizaron 777 huelgas efectivas, un 14,4% más que el año anterior, con 987.956 jornadas perdidas y casi 200.000 trabajadores participantes.
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