El sector del automóvil no termina de salir de una crisis y se mete de lleno en otra. Con los efectos de la pandemia de la covid-19 aún coleando con fuerza, la falta de semiconductores a la que se enfrenta buena parte de la ... industria europea desde hace meses está afectando directamente sobre los fabricantes de coches, que han tenido que reordenar su producción, provocando, a su vez, una situación muy complicada en los concesionarios, último eslabón de la cadena del sector. Y las consecuencias están siendo devastadoras.
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Así lo reconoce el presidente de la asociación de cocnesionarios de Burgos (Aconauto), Carlos Arce, quien no esconde su preocupación por el tremendo desequilibrio que se ha generado en el sector. Básicamente, subraya, «ahora mismo hay demanda de vehículos, pero no hay oferta. No tenemos coches para vender».
En este sentido, apunta, de un tiempo a esta parte se han roto los stocks de los concesionarios y apenas quedan vehículos listos para su venta en los garajes. Y la perspectiva es igual de preocupante respecto a los pedidos. «De media, podemos estar hablando de plazos de entrega de entre 7 u 8 meses», que varía, en todo caso, en función de los modelos concretos. Y es que, a la vista de la coyuntura actual, las marcas han decidido «priorizar» la fabricación y venta de aquellos modelos que mayor margen de beneficio les aportan, que suelen ser los más equipados, y que a menudo no son los preferidos por el consumidor.
A mayores, esta coyuntura está repercutiendo, aunque sea de manera más tímida, en los precios finales de los vehículos y el propio mercado de ocasión. «El stock de seminuevos y vehículos de kilómetro cero también se ha roto» y no está siendo capaz de cubrir la demanda actual, explica Arce.
Y lo peor de todo, añade, es que la situación tiene pocos visos de cambiar a corto plazo. De hecho, buena parte de la industria europea, totalmente «dependiente» de los semiconductores asiáticos, está ahora mismo conteniendo la respiración a la espera de que entren en funcionamiento las factorías de semiconductores planteadas en el Viejo Continente para garantizar el suministro. El problema es que una fábrica de este tipo «no se monta en un mes o dos». «Ahora mismo hay una incertidumbre enorme, y no solo en el sector del automóvil», subraya Arce.
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En todo caso, el presidente de Aconauto lamenta que la crisis de los semiconductores ha explotado «justo cuando parecía que el sector iba a remontar» tras un horrible 2020. «O mucho me equivoco o acabaremos el año con cifras de ventas similares o incluso peores que las del año pasado», con todo lo que ello implica, no solo para los concesionarios, sino para la industria del automóvil en general. Una industria, recuerda, de «vital importancia» para España. «Nos jugamos mucho más de lo que nos pensamos», concluye.
De momento, la situación ya ha provocado reajustes en las áreas de venta de algunos concesionarios burgaleses, y en caso de que la crisis se mantenga en el tiempo, la situación podría agravarse de manera significativa.
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