La economía española se enfrenta a una situación tan inédita como complicada. Y Burgos no es una isla. De hecho, en una economía globalizada como la nuestra, cualquier desequilibrio puede desatar una tormenta, y si hablamos de una crisis sanitaria como la provocada por la ... pandemia del coronavirus, las consecuencias pueden ser desastrosas.
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Ya lo está viviendo en sus propias carnes el sector Servicios, que, literalmente, de un día para otro, ha visto cómo la crisis sanitaria se llevaba por delante su actividad. De hecho, parte de los establecimientos hosteleros de la ciudad y su provincia no han esperado al decreto de estado de alarma anunciado por el presidente del Gobierno para mañana y hoy mismo han echado la persiana.
Así se lo han aconsejado a media mañana responsables del Ayuntamiento, de la Junta de Castilla y León y de la propia Federación de Hostelería, cuyo portavoz, Fernando de la Varga, insistía hoy en la necesidad de actuar de manera inmediata. «Hay que cerrarlo todo» para evitar la propagación de la pandemia, subrayaba tajante a pesar de reconocer que la Federación no tiene potestad alguna para exigir el cierre de los establecimientos.
De hecho, en algunos casos, el cierre se ha provocado casi de manera natural. Por ejemplo, varios establecimientos hoteleros han decidido no abrir ante la falta de clientes y la reticencia de atender al público. «Prácticamente se han cancelado todas las reservas en los últimos días», explica Luis Mata, portavoz de los empresarios del sector, quien insiste en que «las medidas a medias no están funcionando» y exige más contundencia y «claridad» por parte del Gobierno.
También en el sector comercial se preparan para el golpe. Muchos establecimientos han colgado hoy carteles que anuncian el cierre responsable de sus establecimientos «hasta que pase la alarma sanitaria», pero desde la FEC confiesan que, por el momento, no han recibido ninguna directriz de las administraciones públicas que les diga cómo proceder.
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El portavoz, Julián Vesga, afirma que disponen de «muy poca información» y que la situación es tan impredecible que muchos se preguntan «hasta cuándo vamos a estar así». Quienes han decidido contribuir a la campaña «yo me quedo en casa» bajando la verja, lo han hecho según Vesga por propia iniciativa porque «no hay ninguna orden superior» sobre cómo proceder.
Sin embargo, prevé que después del fin de semana todos estén cerrados en Burgos. «El consumo está parado desde el lunes y la gente tiene miedo», asegura Vesga, que teme además que la paralización del país se prolongue más de las dos semanas anunciadas. «Eso los pequeños autónomos no podemos soportarlo», reconoce y señala que el Gobierno «no ha sido claro» con las ayudas que se van a destinar a las pymes.
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Mientras tanto, esperan al paquete de medidas para empresas que se van a implementar desde Madrid y miran al futuro «con mucha preocupación», porque auguran que la dimensión de esta crisis sin precedentes, «trascenderá lo sanitario» y obligará a muchos «a echar el cierre».
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Sin duda, el comercio y la hostelería son los dos sectores que más están sufriendo ya las consecuencias de la crisis sanitaria, por cuanto que su actividad se desarrolla de cara al público. Sin embargo, el presidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales (FAE) de Burgos, Miguel Ángel Benavente, avisa: no será el único sector afectado. «En el momento en el que pare alguna de las grandes fábricas de España, la industria auxiliar irá detrás». Ese será un punto de inflexión para muchas empresas.
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De momento, en la patronal no tienen constancia de graves problemas en el sector industrial, pero Benavente prevé que en las próximas semanas se presentarán numerosos expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE). «La salud es lo primero, pero cuando consigamos contener el virus, veremos consecuencias económicas de mucha trascendencia».
Por eso, desde la patronal se insta a la administración a ser «ágil» para tramitar las más que posibles medidas de flexibilización laboral que serán necesarias en miles de empresas y a articular medidas de apoyo, a través de bonificaciones fiscales o aplazamiento del calendario de pagos. «En situaciones excepcionales, medidas excepcionales», resume Benavente.
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También los sindicatos parecen haber asumido la situación y reconocen que serán necesarias medidas incómodas. Obviamente, el objetivo pasa por «minimizar» las medidas más drásticas, y solventar la crisis aplicando otras más cómodas, como bolsas de horas, ajustes horarios o vacaciones. «Estamos preocupados por las consecuencias que puede tener esta situación», que es «totalmente nueva para todos», subraya el secretario provincial de UGT, Pablo Dionisio Fraile.
Eso sí, todos los agentes sociales coinciden en un análisis. Las consecuencias de la crisis sanitaria dependerán de manera sustancial del tiempo que se prolongue. «Confiamos en que no dure mucho» y sobre todo, que se consiga parar el avance de la pandemia. «Lo primero que tenemos que hacer es cumplir con lo que nos dicen las autoridades y confiar en nuestro sistema sanitario». Todo lo demás, se irá viendo, subraya el máximo responsable de CCOO, Ángel Citores.
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