Miller y Ducati también se lucen en un caótico Le Mans

Al grupo delantero llegaron Álex Rins, sorprendentemente habiendo salido desde el puesto 15, y Marc Márquez, que incluso un giro después tomaba el liderato de la carrera, ya sin Viñales delante, y en el momento en el que se les daba permiso a los pilotos para entrar en boxes a cambiar las motos de seco por las de agua. Esto mientras Miller perdía tiempo después de cometer un error e irse por la grava, lo que le hizo entrar más tarde que sus rivales al box, y salir a casi ocho segundos del primero, que tras ese cambio había sido Márquez. Además, la ansiedad hizo que el australiano entrase en el 'pit lane' a una velocidad superior a los 60km/h de límite máximo permitido, lo que hizo que Dirección de Carrera le sancionase con dos penalizaciones de vuelta larga.

Pues con todo esto, Miller fue capaz de ganar con casi cuatro segundos de margen. Su segunda victoria consecutiva, en el segundo doblete de Ducati seguido, después de que Johann Zarco cruzase la meta en segunda posición, también con una tremenda remontada (desde la vuelta ocho hasta el final le quitó quince segundos al ganador). El buen día para la casa italiana, que corrobora su gran inicio de 2021, un curso en el que empezaban sin ninguna estrella de relumbrón, lo completó Pecco Bagnaia, que pese a perder el liderato de la general cazó un cuarto puesto de oro tras haber llegado a rodar undécimo en la vuelta siete.

Y perdió ese liderato porque justo por delante de él vio la bandera de cuadros un peleón Quartararo, que donde solía fallar en 2020, en esos días raros, se mantuvo esta vez sólido para sellar un podio en casa. Ello supuso un doblete francés en Le Mans y recuperar así la primera posición de la clasificación, en un día gris para el resto de las Yamaha (Viñales décimo, Valentino Rossi undécimo y Franco Morbidelli fuera de los puntos tras caerse y volver a pista) que terminó en un trazado en el que se las prometían muy felices si no hubiese irrumpido la lluvia. Esto en un mal día para los pilotos españoles, con Álex Márquez sexto como el mejor, y especialmente desastroso para su hermano Marc, y la pareja de Suzuki.

El campeón Joan Mir fue uno de los pocos que no llegó a tiempo al cambio de motos y se fue al suelo con los neumáticos de seco sobre el asfalto mojado. Rins, brillante en la salida con un viaje del decimoquinto de la parrilla al quinto, se cayó nada más coger la segunda moto y mientras estaba entre los tres primeros, y terminó su carrera con una segunda caída. Las mismas que sufrió Márquez. Había advertido el ocho veces campeón del mundo que se veía con opciones si la carrera se planteaba en mojado, y dicho y hecho. Durante cinco vueltas destapó su frasco de las esencias. Primero recortó la desventaja con la cabeza cuando la pista empezó a complicarse; después fue el más hábil en la entrada en los boxes, para salir en cabeza y empezar a tirar hasta llegar a acumular casi dos segundos sobre Quartararo.

«Lógicamente, las sensaciones son malas porque siento que no he aprovechado una oportunidad que tenía o que en este caso me ha dado el tiempo, y debería haberla aprovechado», asumía Márquez, más dolido consigo mismo por su segunda caída cuando ya no estaba peleando por puestos reseñables, que por la primera yendo en cabeza. «También es cierto que forma parte de la vuelta a la competición. En Portimao y en Jerez fue muy fácil de gestionarse porque al final ves que físicamente es muy fácil llegar al límite y aquí en agua físicamente no era ningún problema y entonces sacas un poquito más. Hacía tiempo que no lideraba una carrera y todo esto, quieras o no, influye», aseguraba Márquez, que en cualquier caso, volvió a mostrarse mucho tiempo después, quizás la mejor noticia de un piloto español en la carrera de MotoGP de Le Mans.