Secciones
Servicios
Destacamos
david sánchez de castro
Madrid
Domingo, 1 de agosto 2021, 14:43
El Hungaroring ha dado un bofetón a quienes esperaban ver una carrera aburrida, que suele ser lo habitual en este circuito. La aparición de la lluvia unos instantes antes hizo crecer el espectáculo hasta proporciones míticas, hasta el punto de que esta cita ya está ... entre las más espectaculares (y esperpénticas) de los últimos tiempos en Fórmula 1.
En la salida, Valtteri Bottas ejerció de compañero perfecto para Lewis Hamilton, no por una buena salida, sino porque provocó un accidente múltiple llevándose por delante a Lando Norris, que a su vez embistió a Max Verstappen. El coche del neerlandés sobrevivió bastante maltrecho al choque, y aunque la carrera no se paró en primera instancia, el accidente entre Leclerc y Stroll acabó por obligar a la bandera roja.
Lewis Hamilton tenía una oportunidad de oro: la resalida, ya en seco, le permitiría afrontar con comodidad una nueva carrera hasta la victoria, pero en su equipo cometieron un error de los que cuestan títulos. Cuando hicieron la vuelta de formación para la segunda salida de carrera, todos los pilotos entraron en boxes para poner neumáticos de seco, dado que los intermedios ya no servían. Hamilton, en cambio, se quedó fuera e hizo la segunda arrancada en la parrilla él solo. Una de las imágenes del año.
Noticia Relacionada
Cuando entró a la siguiente vuelta a hacer su parada, salió último (el resto había arrancado desde el pitlane), con lo que el liderato de la carrera lo heredó el inesperadísimo Esteban Ocon. El francés y Alpine comenzaron entonces una lucha cuerpo a cuerpo con Sebastian Vettel para sostener la victoria, mientras por detrás las refriegas tenían protagonismo español.
La estrategia empezó a ser un factor clave, y Ferrari decidieron ajustarse al manual y mandar entrar a Carlos Sainz, que estaba luchando por ser cuarto o quinto en ese momento. Cuando Nicholas Latifi (sí, el de Williams) se bajó del tercer puesto para entrar en boxes, en el muro rojo le pidieron a Sainz que hiciera lo mismo. Su respuesta: «No, chicos, tengo ritmo. Aguantemos un poco más». No es muy habitual ver a un piloto recién llegado (y menos a Ferrari) contradecir las órdenes, pero le hicieron caso.
Y menos mal. Sainz estuvo peleando por el podio hasta la última vuelta, y perdió el bronce con un Lewis Hamilton que se quedó sin victoria por culpa de Fernando Alonso. Literal: de no ser por el asturiano, el británico más que posiblemente habría acabado ganando.
La carrera de Hamilton fue a contrapié todo el rato. La pifia en la resalida le obligó a remontar desde atrás, y cuando se vio cuarto por delante de Fernando Alonso se dio cuenta de que quizá no iba a llegar al final de la prueba en condiciones de aguantar. Por eso, decidió elevar la apuesta: entró en boxes, montó neumáticos medios y se echó en brazos de su coche muy superior para intentar ya no pelear por el podio, sino por la victoria.
Mercedes y Hamilton, inocentes ellos, no contaban con Fernando Alonso. No hay ningún piloto en la parrilla que sea capaz de aprovechar el sinuoso trazado de Hungría para hacerse gigante en cada curva y evitar que le adelanten. En cuanto Hamilton cazó al asturiano hizo bueno ese refrán carrerístico: una cosa es alcanzar y otra adelantar. Casi diez vueltas estuvo el heptacampeón intentando colarle el coche a Alonso, mientras este sacaba los codos en cada entrada a cada curva. Hamilton acabó desquiciado y el público en pie, disfrutando de un duelo de dos de las mayores leyendas de todos los tiempos en la Fórmula 1.
Estas vueltas aguantando a Hamilton fueron claves para que Ocon no tuviera problemas para confirmar su victoria: en Alpine sabían que todo lo que fuera resistir al de Mercedes era acercarse más a una victoria. Cuando Alonso se coló en una frenada y Hamilton le pasó, ya era tarde para ir a por el liderato. Sainz claudicó más pronto de lo previsto con Hamilton, que se vio a falta de dos giros en tercera plaza pero sin opción a más. Visto que Verstappen sufría para alcanzar el 10º puesto (acabó detrás incluso de los Williams, que suman sus primeros puntos del año), es un buen botín el obtenido en Hungría.
La victoria fue para un Ocon que se convierte en el 111º ganador de un Gran Premio de F1, seguido por Vettel y un Hamilton que acabó deshidratado y mareado. Los médicos tuvieron que atenderle del desgaste físico que había supuesto esta carrera. La Fórmula 1 se va de vacaciones con el británico como líder del Mundial y la sensación de que se ha vivido una carrera de las que hacen afición. Si todo esto ha pasado en un circuito tradicionalmente anodino como es el de Hungría, qué no prever en Spa-Francorchamps…
Cuando acabó la carrera, Sebastian Vettel se subió al podio acompañando a Ocon y a Hamilton, pero horas después se lo quitaron. El motivo es técnico: la normativa obliga a que todos los pilotos entreguen, al menos, un litro de combustible a la FIA para que hagan sus mediciones (básicamente que no hayan modificado la mezcla y, por tanto, hecho trampas), según el artículo 6.6.2 del reglamento técnico. Del Aston Martin del alemán sólo pudieron sacar 0,3 litros.
Tras horas de discusión, la FIA confirmó que esta irregularidad era digna de descalificación, por lo que todos subieron un puesto. Entre los beneficiados evidentes, Lewis Hamilton, que de esta manera acaba segundo, y Carlos Sainz, que suma su segundo podio en Ferrari y cuarto en total. Irónicamente, la otra vez que quedó 3º, en Brasil 2019, tampoco estuvo en la fiesta porque esa posición la ganó gracias a una sanción a Hamilton.
Fernando Alonso también sube un puesto, 4º, con lo que consigue su mejor resultado este año.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
25 artistas para descubrir y disfrutar en 2025
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.