Yoshiro Mori, un antiguo primer ministro especialista en meteduras de pata

La última de ellas le ha pasado factura. Refiriéndose a las mujeres, había señalado que hablaban demasiado tiempo durante las reuniones de los consejos de administración, lo que para él era «molesto». Mori se excusó un día después, aunque descartó la idea de dimitir.

Dos días antes de aquellas declaraciones que le han llevado a la dimisión, había dicho también que los Juegos de Tokio, aplazados el año pasado debido al covid-19, tendrán lugar «pase lo que pase», relativizando la gravedad de la pandemia.

Estas palabras también trajeron polémica, cuando la gran mayoría de los japoneses es hostil a la celebración de los Juegos, frente al recrudecimiento del coronavirus en el mundo, incluido el archipiélago nipón.

Desde su retirada de la escena política en 2012, Mori se ha implicado fuertemente en la promoción del deporte en Japón. Jugó un rol importante en la atribución a su país de la edición de 2019 del Mundial de rugby, una especialidad a la que tiene un afecto particular.

Mori fue presidente de la Federación Japonesa de Rugby de 2005 a 2015 y fue nombrado en 2014 presidente del comité de organización de los Juegos Olímpicos de Tokio-2020.

Sus frases rara vez se ven acompañadas de delicadeza. En 2014, en los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi (Rusia), su víctima fue la campeona japonesa de patinaje artístico Mao Asada, que terminó en la decimosexta plaza: «Esta chica se cae siempre en los momentos importantes».

Hace casi un año, al inicio de la pandemia del coronavirus, Mori sorprendió asegurando que no iba a llevar mascarilla, antes de cambiar rápidamente de opinión.

Aunque solo fue primer ministro de Japón durante un año, entre 2000 y 2001, dejó el poder con amplias cotas de impopularidad, por su presunta incapacidad para relanzar la economía, pero también por diversos escándalos protagonizados por miembros de su gobierno y sus repetidas meteduras de pata, ya en aquella época.

Mori había llegado al cargo de primer ministro construyendo pacientemente su carrera durante treinta años en el seno del Partido Liberal Demócrata (PLD), formación de derecha conservadora que domina el panorama político nipón desde su creación en 1955.

Tras entrar en política con 31 años, después de una corta experiencia como periodista, Mori, hijo de un alcalde, fue diputado durante más de cuarenta años en su departamento natal de Ishikawa (centro del país) y ocupó diversos puestos ministeriales antes de acceder al cargo de jefe de gobierno.

En los primeros días de su mandato de primer ministro, Mori ya había provocado una polémica declarando que Japón era «el país de los dioses, con el emperador en el centro», una expresión que trajo a la memoria el sombrío período imperialista de la nación en los años 1930-1940.

Esta primera metedura de pata fue seguida por algunas otras, poniendo en duda en cada ocasión su capacidad para dirigir el país.

En febrero de 2001, cometió su mayor error político continuando un partido de golf, cuando acababa de ser informado como primer ministro de una colisión entre un buque escuela japonés y un submarino estadounidense frente a las costas de Hawai, un accidente que causó la muerte a nueve japoneses.

En 2015, Yoshiro Mori reveló que sufría un cáncer de pulmón, que le hizo operarse varias veces.

Pese a su enfermedad, decidió seguir al frente del comité de organización de Tokio-2020 y continuar preparando el Mundial de rugby de 2019 en Japón.

Tras el aplazamiento de los Juegos de Tokio el año pasado por la pandemia, Mori había citado sus propios problemas de salud como una razón de esperanza para la celebración del evento en 2021.

«No tenemos otra elección que tener esperanza. Yo mismo sufrí un cáncer (...). Pero me salvó un nuevo medicamento», había declarado.

La última de ellas le ha pasado factura. Refiriéndose a las mujeres, había señalado que hablaban demasiado tiempo durante las reuniones de los consejos de administración, lo que para él era «molesto». Mori se excusó un día después, aunque descartó la idea de dimitir.

Dos días antes de aquellas declaraciones que le han llevado a la dimisión, había dicho también que los Juegos de Tokio, aplazados el año pasado debido al covid-19, tendrán lugar «pase lo que pase», relativizando la gravedad de la pandemia.

Estas palabras también trajeron polémica, cuando la gran mayoría de los japoneses es hostil a la celebración de los Juegos, frente al recrudecimiento del coronavirus en el mundo, incluido el archipiélago nipón.

Desde su retirada de la escena política en 2012, Mori se ha implicado fuertemente en la promoción del deporte en Japón. Jugó un rol importante en la atribución a su país de la edición de 2019 del Mundial de rugby, una especialidad a la que tiene un afecto particular.

Mori fue presidente de la Federación Japonesa de Rugby de 2005 a 2015 y fue nombrado en 2014 presidente del comité de organización de los Juegos Olímpicos de Tokio-2020.

Sus frases rara vez se ven acompañadas de delicadeza. En 2014, en los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi (Rusia), su víctima fue la campeona japonesa de patinaje artístico Mao Asada, que terminó en la decimosexta plaza: «Esta chica se cae siempre en los momentos importantes».

Hace casi un año, al inicio de la pandemia del coronavirus, Mori sorprendió asegurando que no iba a llevar mascarilla, antes de cambiar rápidamente de opinión.

Aunque solo fue primer ministro de Japón durante un año, entre 2000 y 2001, dejó el poder con amplias cotas de impopularidad, por su presunta incapacidad para relanzar la economía, pero también por diversos escándalos protagonizados por miembros de su gobierno y sus repetidas meteduras de pata, ya en aquella época.

Mori había llegado al cargo de primer ministro construyendo pacientemente su carrera durante treinta años en el seno del Partido Liberal Demócrata (PLD), formación de derecha conservadora que domina el panorama político nipón desde su creación en 1955.

Tras entrar en política con 31 años, después de una corta experiencia como periodista, Mori, hijo de un alcalde, fue diputado durante más de cuarenta años en su departamento natal de Ishikawa (centro del país) y ocupó diversos puestos ministeriales antes de acceder al cargo de jefe de gobierno.

En los primeros días de su mandato de primer ministro, Mori ya había provocado una polémica declarando que Japón era «el país de los dioses, con el emperador en el centro», una expresión que trajo a la memoria el sombrío período imperialista de la nación en los años 1930-1940. Esta primera metedura de pata fue seguida por algunas otras, poniendo en duda en cada ocasión su capacidad para dirigir el país.

En febrero de 2001, cometió su mayor error político continuando un partido de golf, cuando acababa de ser informado como primer ministro de una colisión entre un buque escuela japonés y un submarino estadounidense frente a las costas de Hawai, un accidente que causó la muerte a nueve japoneses.

En 2015, Yoshiro Mori reveló que sufría un cáncer de pulmón, que le hizo operarse varias veces. Pese a su enfermedad, decidió seguir al frente del comité de organización de Tokio-2020 y continuar preparando el Mundial de rugby de 2019 en Japón.

Tras el aplazamiento de los Juegos de Tokio el año pasado por la pandemia, Mori había citado sus propios problemas de salud como una razón de esperanza para la celebración del evento en 2021. «No tenemos otra elección que tener esperanza. Yo mismo sufrí un cáncer (...). Pero me salvó un nuevo medicamento», había declarado.