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La sala de boxeo de Saltando Charcos, en el corazón de Gamonal, es un hervidero. Es martes, son las 18:00 horas y un grupo de jóvenes mujeres, algunas de ellas aún adolescentes, están entrenando. Se han enfundado los guantes y le dan duro al ... saco. «El saco no se debe balancear», les advierte Óscar Caballero, alma mater de Saltando Charcos. Alguna de ellas para de darle golpes y busca a una compañera para hacer de sparring.
Paula González, Nora González, Sara Muñoz, Sofía Blanco, Andrea Rosu, Angelin Pérez, Valeria Macutima y Manuela Velariño forman este grupo. La mayor es Paula, con 21 años, a la que las demás tienen como referente. Esta joven ha competido en varias ocasiones y sabe cómo la adrenalina recorre su cuerpo de arriba a abajo cuando sube al cuadrilátero.
Paula ha competido en 16 combates; es la más veterana. Sara, Andrea y Sofía también se han subido a las 12 cuerdas; Sofía ha ganado en cinco de sus seis peleas. Todas ellas están en categorías de menos de 50 kilos y menos de 60.
La más veterana empezó hace siete años en esto del boxeo, pero asegura que «desde pequeña» siempre se había fijado en este deporte; encontró escasa aceptación en su familia, pero les rogó «probar«. »Y nada, una vez que la probé, pues hasta el día de hoy y ya llevo siete años más o menos practicándolo. Y me encanta», asegura con una enorme sonrisa.
Las jóvenes se han colocado en medio círculo y responden a las preguntas que se les lanzan con libertad y sin llevar un orden. Paula, quizá por ser la mayor y por el cariño que las demás le tienen, responde antes que ninguna otra. Dice que el deporte del boxeo es para ella «como un desahogo«. Yo soy feliz practicando deporte y en especial el boxeo, que es lo que más siento que me llena y que me complementa con mi estilo de vida. Y al final te da una rutina, que es muy importante», asegura.
Sara Muñoz recuerda que empezó después de una mudanza; antes, «practicaba gimnasia rítmica«. »Mi hermano se apuntó a boxeo y yo vivía aquí cerca. A mí la gimnasia rítmica ya no me terminaba de convencer y mi hermano me dijo que probara boxeo. Y desde el primer día que lo hice me enganché y no he podido parar», celebra.
Andrea Rosu recuerda que su hermano «quería probar un deporte así, de contacto». Y un día fue a «recogerle del gimnasio« con su padre. »Me dijeron, ¿quieres apuntarte? Y claro, a mí me llamó mucho la atención. Y me apunté y me encanta este deporte», indica.
Nora González viene de otro deporte de contacto, el kenpo, porque lo practica su padre. «Él me apuntó a kenpo para que probase. Pero no me convenció mucho y luego fui a kickboxing. Y ahí conocí a Sofía. Y como hacía boxeo también, me estuve explicando un poco. Y decidí venirme para acá. Y está bastante chulo».
Sofía Blanco fue quien invitó a Nora. Reconoce que a ella no le gustaba «nada pelear«. »Ni el boxeo ni nada de contacto« pero su hermano empezó a hacer boxeo y le dijo que fuera a probar. »A mí al principio no me gustó. Pero luego me fui enganchando y ahora me encanta».
Angelin Pérez reflexiona el motivo por el que, a pesar de ser un deporte de fuerza, enganche tanto a las mujeres. Cree que a veces «lo ven como un poquito raro que una mujer se meta a hacer boxeo», pero también apunta a que la sociedad debe entender que no hay diferencias entre hombres y mujeres a la hora de practicar cualquier deporte.
Valeria y Manuela están convencidas de que el boxeo les hace mejores personas. Ellas y sus compañeras encarnan los valores esenciales de este deporte. Unos valores que se basan en el más profundo respeto al rival entre las 12 cuerdas. Y que en el ámbito personal no se trata de fuerza, sino de «inteligencia en el ring».
«Para encajar bien los golpes, tú necesitas tener inteligencia. Saber estudiar al contrincante. Además de también ser humilde», apunta Paula. Y su aplomo a la hora de contestar las preguntas que se le formulan, dan a entender que su cabeza está muy bien amueblada, que ha madurado haciendo deporte.
En las chicas, reflexiona Manuela, «es muy raro« que las »llame más un deporte de contacto que uno artístico«, que es el que ella hacía. Y cuando sus amigos le preguntan, ella responde que «es algo que le ayuda más a valorarse». «Que antes tenía que estar en competiciones, pero que no era del todo feliz. Y al final, el cambio me ha venido bien».
Las dos jóvenes que ya han competido, Paula y Sara, reconocen que «en cuanto encajas el primer golpe, se te olvida todo«. »Sólo quieres ganar», reconocen. «Los nervios iniciales se terminan en cuanto subes al ring. Subes con la mentalidad de que hay que intentar ganar. Y cuando empieza a chocar el puño, ya se me olvida todo y al combate», reconoce. Y, gráficamente otra de las deportistas añade: «Al final te subes a pelear, no a bailar. Pero siempre desde el respeto y cuando acaba la pelea somos amigos. Yo te respeto como rival y gracias por haberme dado esta guerra y cada uno a su casa».
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Ruth Rodero
Sara ha peleado seis combates y ha ganado cinco. «Es una experiencia muy buena; he aprendido lo que es perder por primera vez y ganar también, pero ante todo el respeto con el rival. Y también he tenido peleas que han sido duras, pero se ha podido con ello».
Hay unanimidad en todas las deportistas en que «al final el boxeo es un deporte que te quita mucho, pero también te lo da». «Tienes que valorar si de verdad te gusta y te tienes que comprometer, porque es un deporte que requiere mucha disciplina; y si peleas y sabes lo que es subirte a un ring, sabes que tienes que venir todos los días al entrenamiento, no puedes fallar uno».
Otra boxeadora reflexiona acerca del sacrificio: «Es muy sacrificado, pero al final merece la pena. Hay veces que vienes sin ganas, es verdad, pero cuando llegas aquí es como que ya las desganas se me van y yo empiezo el entrenamiento y cada vez tengo muchas más»
El grupo de jóvenes boxeadoras de Saltando Charcos reconocen que el club «es una familia». Aseguran que se llevan «bastante bien». «Yo me siento como que es mi gente, me siento muy a gusto desde el primer momento, como una familia, me siento muy bien con ellas», apunta una de las deportistas.
Entre ellas se apoyan. Porque el equipo, pese a competir de manera individual, es importante. Y se asesoran unas a otras y se comprenden porque es duro con su edad privarse de salir, de divertirse...
Paula recuerda que «eso de salir por la noche, tomar algo, todo eso, nada». «Te tienes que cuidar mucho, es súper importante descansar bien y al final estar centrada. Y los fines de semana, si entras en el ambiente de la fiesta y demás, pues al final te descentras». Y en la alimentación, algo parecido: «Del azúcar olvídate, no es nuestro amigo para nada. Te tienes que cuidar mucho porque eso es muy importante y en los deportes de contacto el peso se mira mucho y al final es que no es un juego, entonces es importante cuidar la alimentación».
El gimnasio de Saltando Charcos no huele a linimento Sloan, como el vestuario del Madison Square Garden de Nueva York que el barbero de la película de Garci El Crack retrata con Rocky como protagonista. El de Saltando Charcos huele a educación, intervención social, trabajo sólido. Y, sobre todo, huele a personas entregadas.
Son muchos años los que Óscar y Graciela, y su equipo, han empleado en modelar personas buenas. Es un regalo para el barrio de Gamonal. Para la ciudad de Burgos. Para la humanidad entera. Hacer personas. Sin importar de dónde vienen, lo que piensan o no piensan, su color de la piel y el color del alma, las razones que les llevan a estar ahí, sin juzgar… solo amando.
Los educadores y entrenadores aseguran que los chicos y chicas se comprometen, en este caso con el deporte, se sienten parte y forman un equipo, se marcan objetivos y los consiguen, y eso es mucho más efectivo que cualquier otra historia.
No quieren despedirse sin invitar a todos a acudir a la velada de boxeo que se va a celebrar este sábado día 10 en el Polideportivo de Lavaderos, cuyas puertas se abrirán a las 18:30 horas. Contará con un combate profesional y siete amateurs en los que participan deportistas locales. En el descanso habrá una batalla de gallos 'Free Style'
Burgos y Gamonal vuelven a tener boxeo de competición en la velada organizada por el Club Deportivo Saltando Charcos, el Consejo de Barrio de Gamonal y 'Eventos El deporte desde dentro'.
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