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Kylian Mbappé, durante un partido con el PSG. franck fife / afp

Un fracaso que frena proyectos galácticos

Real Madrid o Barcelona contaban con los millonarios ingresos previstos en la Superliga para acometer fichajes de primer nivel y renovaciones

Jueves, 22 de abril 2021, 00:57

El frenazo a la Superliga no solo supone la suspensión de un cambio de paradigma en el fútbol europeo que era más una ruptura que una evolución, sino también una seria alteración económica para la gestión de una serie de grandes clubes que contaban ... con los ingresos previstos en el marco de la nueva competición en el objetivo de impulsar sus proyectos deportivos, un tanto alicaídos en los últimos tiempos a raíz del enorme agujero financiero provocado por la covid-19.

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El boceto económico de los clubes implicados en la creación de la malograda Superliga estimaba en un máximo de hasta 350 millones el ingreso fijo por temporada para los participantes, un suculento botín, propiciado por el hecho de prescindir de organismos como la UEFA en la comercialización conjunta de los derechos televisivos y que hacía las delicias de los gigantes de Europa en busca de inversiones millonarias.

La cuestión reside ahora en el estado en que quedan posibles fichajes como los de Kylian Mbappé o Erling Haaland, con la Superliga en el camino a las primeras de cambio. Mientras que Florentino Pérez contaba con impulsar el proyecto para financiar la llegada de jóvenes estrellas, Joan Laporta se había subido al carro de la competición cerrada para así hacer frente a unas cuentas que no invitan a demasiados dispendios en los próximos mercados. El galo del París Saint-Germain parecía más cerca que nunca de vestir de blanco, tras años de especulaciones y rumores, toda vez que acaba contrato en junio de 2022 y por tanto está a meses de ser libre para negociar una salida del conjunto de la capital parisina. La operación ya parecía cercana, incluso este verano, pues el jugador sigue rechazando toda oferta de renovación e incluso comienza a planificar su vida futura en la capital de España, pero ahora quedaría por comprobar si la financiación de su fichaje mediante un traspaso pasaba por la implantación de la Superliga, ya que se trataría de un desembolso superior a los cien millones de euros, más allá del suculento salario acorde a un futbolista de talla mundial.

En cuanto al delantero noruego del Borussia Dortmund, su puesta en escena en el mercado a través de la gira de Mino Raiola, su controvertido agente, de visita a varios de los clubes más poderosos de Europa, hacen presagiar una auténtica subasta por su fichaje que encarecería en gran medida un ya de por sí cuantioso traspaso.

Renovaciones caras

Tras hasta dos reducciones salariales a sus plantillas, este periodo de ya más de un año sin público en los estadios sigue obligando a revisar una masa salarial propia de épocas de vacas gordas, sobre todo en el caso del Barça. En este contexto, las renovaciones de dos símbolos como Messi y Ramos quedan seriamente comprometidas. La astronómica ficha del astro argentino tiene un muy difícil encaje en un escenario similar al actual, por lo que desde el club azulgrana se contemplaba la nueva Superliga como una solución inmediata a sus problemas de tesorería. Ahora, sin esa panacea que al menos sobre el papel parecía la nueva competición, la continuidad del mejor futbolista en la historia del Barça pasa por su disposición a aceptar un contrato sensiblemente más moderado del último que firmó en el Camp Nou.

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También el portador del brazalete en el Real Madrid tiene su continuidad en seria duda. Si ya era un hecho que el club no se movería de la oferta inicial para la renovación de Ramos, la decepción por no haber sacado adelante un proyecto en el que desde la cúpula blanca se implicaron como nadie deja el futuro del central andaluz como madridista solo en manos de que éste acabe aceptando las condiciones económicas iniciales del Madrid.

Estima Florentino Pérez en 400 millones de pérdidas el impacto económico en el club de Chamartín de una pandemia de covid que según los números del empresario, ascenderían a 5.000 teniendo en cuenta el conjunto de los más grandes clubes de Europa. Su idea de contrarrestar estos registros rojos pasaba por los 4.000 millones que en el proyecto de Superliga europea estaban previstos como ingresos totales por la venta de los derechos televisivos, en una operación que contemplaba la presencia de plataformas de contenido audiovisual como Netflix o Amazon Prime y un consumo más acorde a las jóvenes generaciones.

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