Un Mirandés sin pegada claudica ante la necesidad del Real Zaragoza

La Romareda, volcada con su equipo, que afrontaba el partido en zona de descenso, no fue territorio accesible para el Mirandés, que cayó por la mínima ante un Real Zaragoza necesitado y empujado por su gente en una tarde calurosa y con un ambiente de gala. El tanto de Jair en el minuto 78, tras un córner ejecutado por Dani Tasende, fue suficiente para decidir un choque parejo y que dejó al cuadro jabato con un sabor amargo tras un partido en el que mereció, al menos, el empate.

El duelo arrancó con respeto mutuo y con el elenco de Alessio Lisci fiel a su idea: poca posesión, pero verticalidad y pegada cuando huele el área. Panichelli, tras un primer intento de Bazdar, pudo abrir la cuenta en el minuto ocho con un disparo dentro del área, pero el tiro salió algo centrado y lo atrapó Poussin sin demasiados apuros. Poco después, Joel Roca perdonó un mano a mano en el que pudo ser víctima de un penalti. Sin embargo, la acción quedó invalidada por fuera de juego.

El Real Zaragoza respondió con peligro a balón parado y Raúl se mostró ante los intentos de Arriaga, que disfrutó de la mejor ocasión local en el primer tiempo, y Malcom. La primera parte terminó con buenas sensaciones para el Mirandés, tanto en defensa, donde Tachi firmó unos primeros 45 minutos impecables, conteniendo con solidez los ataques del conjunto local, como en el control del juego.

En la segunda parte el encuentro perdió ritmo. Aketxe y Jair lo intentaron para los locales, mientras que Iker Benito protagonizó la acción más destacada de la escuadra rojilla con una conducción desde campo propio que finalizó con un disparo que repelió Poussin. El desgaste físico y el calor se hicieron sentir y el Mirandés empezó a acusar la falta de ideas en tres cuartos de campo.

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La desgracia se cebó en el minuto 78 con el cuadro de Lisci. En un córner desde la izquierda botado por Dani Tasende, que acababa de entrar al campo en un triple cambio local, Jair, imperial por arriba, conectó un cabezazo inapelable para romper el empate. El gol fue un mazazo anímico para el cuadro rojillo, que no mejoró con el triple relevo ordenado por el técnico italiano. El Real Zaragoza, espoleado por sus aficionados, mantuvo la ventaja con oficio, cerró espacios y provocó la séptima salida seguida sin ganar del Mirandés, que empujó al final con más corazón que ideas.

El resultado deja al conjunto rojillo en la cuarta posición, a un solo punto del ascenso directo, pero rivales que aún tienen que jugar y la sensación de haber dejado escapar una oportunidad ante un rival que ofreció momentos de vulnerabilidad.