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Zidane habla con Benzema durante el derbi. Susana Vera (Reuters)
Zidane, zahorí de un líder sin fisuras
Análisis

Zidane, zahorí de un líder sin fisuras

El marsellés, que resolvió con los cambios un derbi en el que erró con su primer dibujo, ha armado un equipo de marmórea convicción y disciplina defensiva en el que ganan peso Mendy, Valverde y Vinicius

Óscar Bellot

Madrid

Domingo, 2 de febrero 2020, 18:18

Confesaba Zinedine Zidane en la previa de la final de la Supercopa de España que se tenía por mejor entrenador que en su primera etapa en el banquillo de Chamartín. «La verdad es que sí, me veo mejor, bien, progresando. En la ... vida aprendemos de las situaciones, de la gente de alrededor. Como escucho mucho, progreso como entrenador y como persona. Es mi objetivo», decía en Yeda, de donde los blancos regresaron con un título y una inyección anímica que les mantiene pletóricos. Semanas después, de nuevo con el Atlético como víctima, el francés volvió a salir reforzado de otro derbi en el que supo corregir el embotellamiento que provocó su apuesta por cinco centrocampistas con dos sustituciones al descanso que viraron un choque que se había envilecido para los locales, oficiando otra vez como zahorí de un líder sin fisuras.

«No estaba contento con lo que veía en el campo, pero no es responsabilidad de los jugadores, es mía. No me ha gustado y al final cambié a Isco y a Kroos, pero podía cambiar a otros dos. Había que hacer un cambio. Lo hicimos al descanso, entramos de manera diferente abriendo el campo, presionando arriba, estuvimos mejor en todo», subrayó el preparador, a quien no le dolió admitir un paso en falso y que evitó reproches a sus futbolistas. «No me gusta señalar a nadie y menos a Isco y a Kroos, que son muy buenos», atajó Zidane, que incidió en que «había que hacer algo» para girar un combate que estaba ganando a los puntos el Atlético. «Nos ha costado entrar en el partido, con la pelota estábamos un poco espesos y al final cuando hay cosas que no funcionan hay que cambiar», enfatizó.

Del enfrentamiento contra los colchoneros salió Zidane confirmado como estrella del Real Madrid. Lo fue en tiempos de los 'galácticos', en su anterior estadía como timonel que cristalizó en tres 'orejonas' sin freno y vuelve a serlo meses después de retomar el mando de un equipo por entonces hundido que manda ahora con autoridad en la Liga, su gran deseo.

Por delante de Mourinho

La plantilla que parecía descompensada en verano ha germinado en un bloque marmóreo en convicción y disciplina defensiva. Adolece del asesino de antaño pero dispone de un ariete que amartilla con regularidad, capaz de tutear por ahora a Leo Messi en la lucha por el pichichi. No nada en la abundancia en área ajena el Real Madrid, pero carece de grietas en la propia, más rocoso que nunca a estas alturas en la historia liguera de los blancos.

Donde otros avistaban una medular escuálida, con sólo cuatro centrocampistas –uno de ellos en periodo formativo y otros dos en presunto declive- más dos orfebres de la mediapunta reconvertidos por necesidad y también bajo sospecha, Zidane ha configurado una vigorosa zona de creación con cinco jinetes en perfecto estado de revista, a la espera de James Rodríguez, cuyas contribuciones son episódicas.

No conoce la derrota el Real Madrid desde que cayese en Son Moix el 19 de octubre del pasado año. Veintiún partidos sin claudicar, dieciséis de ellos resueltos con victoria al dictado de un técnico que contabiliza 129 triunfos (el 67,1% de los 192 choques que ha dirigido) desde que Florentino Pérez le ascendió en enero de 2016. Contra el Atlético rebasó a José Mourinho, el último que había doblegado a los colchoneros en Liga en el Santiago Bernabéu, y ya sólo tiene por delante a Vicente del Bosque (133) y Miguel Muñoz (357) en la línea de éxitos merengues.

La campaña en curso está mostrando los múltiples registros tácticos de un estratega que no se casa con ningún dibujo. Experimentó en verano con el 3-5-2 sin que le convenciese el esquema y desde entonces prefiere jugar al despiste, apostando unas veces por el 4-3-3 a que le sujetaba en tiempos la 'BBC', otras por el 4-4-2 que le dio la gloria en Cardiff y Kiev e incluso encomendándose al 4-5-1 que estrenó en Arabia Saudí, obligado por las bajas en ataque.

Vinicius, perseguido por tres futbolistas del Atlético. Emilio Naranjo (Efe)

Lento en ocasiones a la hora de los relevos, en el derbi no le tembló el pulso, aun a costa de renunciar a dos de sus pretorianos. Envidó con Lucas Vázquez, por el que profesa un cariño especial, y con Vinicius, que descosió al Atlético. El carioca, al que Julen Lopetegui dio la alternativa en el último suspiro del derbi en el Bernabéu de la pasada campaña y que provocó meses después un penalti de Giménez en el Metropolitano, cuando Santiago Solari depositó sobre sus gambeteos el peso de un equipo sin fuelle, agitó el sábado a un conjunto académico pero monocorde hasta su entrada.

Zidane hace horas extra puliendo el remate del ex del Flamengo, único ingrediente de su fútbol que desasosiega a un Bernabéu que ve en su capacidad de desborde un factor diferencial. La parroquia blanca le tiene entre sus predilectos y empieza a hacerle guiños a Ferland Mendy, otra apuesta personal del técnico que ha comprometido a Marcelo, aunque por quien bebe los vientos es por Fede Valverde.

Cuando en el minuto 80 de partido ante el Atlético hizo un sobreesfuerzo para ganar un balón dividido, el coso de Chamartín le rindió al uruguayo una atronadora ovación digna de la que hubiese tributado a un 'hat-trick' perfecto de Cristiano Ronaldo, a una ruleta 'made in Zidane' o a un golazo de Alfredo Di Stéfano. El 'Pajarito', el chollo del siglo, fue otra de las claves de un derbi que mudó también cuando el cambio de esquema le devolvió su condición de volante a un jugador que cumplía medio centenar de enfrentamientos con la casaca merengue y sin el que no se concibe el presente y el futuro de los blancos.

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