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Marc-André ter Stegen.
Marc-André ter Stegen. EP | Gráfico: Sara I. Belled
Clásico

Ter Stegen, un portero con alma de mediocentro

El guardameta del Barça afronta el clásico con tanta presión en sus botas por su juego con el pie como en sus guantes, pero sabiendo que para la afición es un seguro de vida

p. ríos

Barcelona

Viernes, 28 de febrero 2020, 16:23

En el Barça actual sólo hay un jugador intocable para la afición. Y no es Messi. Aunque sea un sacrilegio, cuando el equipo sufre una derrota importante no son pocos los seguidores que en caliente se quejan de que el argentino camina o de que ... no trabaja en la presión alta, mientras que otros le acusan de mandar demasiado y de poner a sus amigos en el once titular. Seguramente, ya en frío, se arrepienten recordando todo lo que el '10' dio, da y seguirá dando, en números y en espectáculo, pero la primera reacción ya no se puede borrar. Es el peaje que paga por ser la esperanza de todo cada día. Por ejemplo, en el aeropuerto de Liverpool sufrió la ira de algunos culés tras aquel humillante 4-0. Y eso que había dejado solos ante la portería rival a Coutinho, Luis Suárez y Jordi Alba, además de autofabricarse un par de ocasiones. Pero no marcó y cargó con parte de la culpa. Aquel día, como en el 3-0 de Roma un año antes o en el 3-0 de Turín en la 2016-17, incluso en el 2-0 ante el Atlético de la 2015-16, Marc-André ter Stegen no paró lo que en él es habitual. Cuatro eliminaciones europeas, doce goles encajados, en cuatro partidos en los que tampoco se puede decir que fallara, pero en los que no salvó ni un disparo difícil. No le penalizó. Y si alguien osa a recordar esa estadística, puede acabar en la hoguera. El único intocable del Barça para la opinión pública azulgrana es Ter Stegen, un seguro de vida para todos antes de afrontar un clásico.

Puede ser que el portero alemán no se haya ganado ese estatus en esos partidos en concreto, pero sí lo ha hecho con numerosas actuaciones milagrosas que han permitido al Barça conquistar las dos últimas Ligas o incluso avanzar en esas Ligas de Campeones en la fase de grupos o en eliminatorias hasta llegar al partido fatídico. Sí fue el guardameta titular en la última Liga de Campeones ganada por el equipo azulgrana, en la temporada 2014-15, pero entonces acababa de llegar y Claudio Bravo jugaba la Liga, como en la 2015-16. Ter Stegen no se sentía titular, con Europa y la Copa no le bastaba, y apretó al club en el verano de 2016 con varias ofertas en la mesa, como la del Manchester City: o él o el chileno. Y por su juventud y proyección, Luis Enrique le eligió a él y quien se fue al club inglés fue el chileno tras dos años inmaculados y dos Ligas conquistadas.

Desde entonces, nadie le hace sombra. El holandés Cillessen se tuvo que conformar con jugar la Copa, como ahora el brasileño Neto, aunque las lesiones de uno y otro alteraron el orden en algún momento.

Sin prisas por renovar

Para ser un número 1 hay que ser ambicioso y Ter Stegen lo es, como está demostrando también en la selección alemana, donde se ha cansado de esperar el paso a un lado de Neuer y ha decidido pasar a la acción mostrando en público su decepción por no ser el titular y generando un debate entre la afición alemana que no existía. Joachim Löw tuvo que calmar la situación, pero el portero azulgrana ya ha mostrado sus cartas y ahora la presión es para el guardameta del Bayern. Ter Stegen cumplirá 28 años en abril y no quiere ser el suplente de Neuer con 30 años en el Mundial de Catar en 2022. Cree que su turno.

Ter Stegen es el portero ideal para el Barça por sus características: por su juego con el pie no desentonaría de mediocentro ante un rival cerrado. Su precisión en corto y en largo es fundamental para sacar el balón jugado desde atrás, un sello en el equipo azulgrana con cualquier entrenador y más ahora con Quique Setién. Y con los riesgos que asume el conjunto azulgrana, un guardameta con su calidad en el mano a mano con los delanteros rivales es vital. Las salidas en los centros laterales no eran su punto fuerte, pero ha mejorado también en ese sentido.

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Y nadie como él ha sabido conectar con la afición, siempre atento y sonriente, sensible con los que viajan a los estadios incluso en los peores momentos, como en Liverpool, donde sólo él se acercó a la grada para agradecer el apoyo. También es habitual verle por el centro del Barcelona como un ciudadano más, incluso en el metro, cosas que siempre puntúan de forma positiva.

Acaba contrato en 2022, el club quiere renovarle y él no tiene prisa. Lógico. Quiere sentir que el Barça mantiene un proyecto ganador en esta etapa de incertidumbre y con Messi próximo a la retirada. No podría reclamar la titularidad de Alemania en un equipo que deje de lograr títulos y que sea frágil en defensa, como estaba pasando esta temporada. Sabe lo que es hacer grandes partidos el Bernabéu y quiere repetir ante los ojos de todo el mundo.

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