Riqui Puig, el frágil símbolo del cambio en el nuevo Barça de Setién

Su presencia ya continuada en los entrenamientos del primer equipo, confirmada porque ya no se le permitió disputar el miércoles el Barça B-Badalona (2-1) aplazado en su día, ilusiona a un numeroso sector del barcelonismo que ve en él al heredero por fin de Xavi e Iniesta. Fueron muchos en el entorno los que utilizaron su nombre para atacar a Valverde por no creer en la cantera. Setién gana adeptos desde el primer día ascendiéndole y hasta al presidente, Josep Maria Bartomeu, le sirve de escudo para soportar algunos golpes referentes a su alejamiento de la cultura instaurada por Johan Cruyff, primero, y por Pep Guardiola, después. El peligro es que acabe convirtiéndose en un juguete roto usado por unos y otros con fines populistas.

El centrocampista de 20 años, natural de Matadepera (Terrassa), es desparpajo puro con el balón, tiene el ADN de la La Masia en las venas, aunque su estilo es distinto al de Xavi e Iniesta. Lo suyo no es el control, sino el desborde en cualquier zona del campo y las conducciones vertiginosas. Se parece más a Iván de la Peña cuando comenzaba a maravillar en el Barça en los 90 y sus defectos son similares: precipitación en la toma de decisiones y dificultades para entender el juego sin balón. Su físico, muy delgado y pequeño, tampoco parece preparado para pelear un balón cuerpo a cuerpo en Primera División.

Tampoco tiene gol, aunque sí una visión privilegiada y acelerada del fútbol. Es muy vistoso y es ambicioso, como demostró hace unos meses quejándose públicamente de que Valverde le estaba llevando a pocos entrenamientos esta temporada tras haber debutado oficialmente la pasada temporada en el primer equipo con la Liga ya ganada. Amenazó con marcharse. En amistosos, como en el benéfico de Cartagena en noviembre o en varios de las dos últimas pretemporadas, ha maravillado.

No estará el domingo el sancionado De Jong, pero parece que, además de la reaparición de Ter Stegen en la portería, ya podría estar disponible Arthur tras mes y medio de pubalgia. Y Rakitic, Busquets y Vidal quieren jugar el primer partido con Setién, con el interrogante de si para él Sergi Roberto será interior o lateral tras la marcha de Aleñá cedido al Betis. En definitiva, la titularidad de Riqui Puig es difícil que se produzca. El domingo se comprobará si lo de Riqui es fuego real, un mensaje a la plantilla y a la cantera, o artificial, de cara a la galería.

En cualquier caso, Quique Setién, que el miércoles ya se sentó en el palco del Estadi Johan Cuyff para tomar notar de los jugadores del Barça B, arranca cumpliendo con su palabra de mirar hacia abajo. Lo proclamó en su presentación: «Los jugadores de la cantera irán viniendo a entrenar con nosotros y participarán. Esto lo tienen que tener claro los jugadores del primer equipo. Si el talento de abajo se abre paso, es porque lo merece. Siempre que aparece un chaval nuevo tiene una energía que acaba impulsando y hace que los de arriba no se relajen. Es un mensaje a los de abajo. Si de verdad progresan y se lo ganan, pueden jugar perfectamente en el primer equipo y ser uno más». El fútbol base es uno de los temas que más debate crea en el Barça. El nuevo técnico ya lo sabe.