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P. RÍOS
BARCELONA
Domingo, 16 de febrero 2020, 19:06
Cuatro victorias lleva el Barça en la Liga desde que llegó Quique Setién, todas por la mínima, todas agónicas: Granada (1-0), Levante (2-1), Betis (2-3) y Getafe (2-1). Ni en el Camp Nou, donde se han producido tres de esos ... triunfos, el equipo azulgrana ha podido ser constante en su juego y certero en la puntería. En su estadio, ante su afición, sigue sobreviviendo, pero a domicilio ya lo pagó caro cediendo el liderato en Valencia (2-0) y cayendo en la Copa en Bilbao (1-0). Pese a que las sensaciones son preocupantes, el entorno es menos beligerante que en las últimas semanas de Ernesto Valverde en el cargo.
La imagen del Txingurri ya estaba desgastada y se exigió un cambio. Con el técnico cántabro se garantizó una reconciliación con la filosofía cruyffista y eso le está sirviendo de escudo ante las críticas, pero el Barça está muy lejos de demostrar que es un candidato serio a conquistar la Liga y la Liga de Campeones. Y el sábado se escucharon silbidos cuando el equipo intentaba sacar el balón jugado desde atrás y no avanzaba, asumiendo unos riesgos difíciles de entender en el área propia.
Un dato es especialmente alarmante. Messi lleva cuatro partidos seguidos de Liga sin marcar, con más de 30 disparos a portería sin fortuna. Sigue siendo decisivo con sus asistencias mágicas, como la que dio a Griezmann ante el Getafe, y marca las diferencias desequilibrando entre líneas ante todo tipo de sistemas tácticos de los rivales. Pero todo lo hace muy lejos del área. Quique Setién se ha visto obligado a retrasar su posición como enlace de Griezmann y Ansu Fati.
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El técnico tuvo que renunciar al delantero centro por la lesión de Luis Suárez y debido a la ausencia en la primera plantilla de un ariete que genere huecos a la espera de que la Federación permita fichar por la baja de larga duración de Dembélé. El '10' ha aceptado su nuevo rol, pero llega con menos clarividencia a la zona de remate. Y el Barça acabará necesitando sus goles.
No es el único problema actual del conjunto azulgrana, que sigue acusando tener una plantilla tan corta desde el absurdo mercado de invierno. Vive en el alambre y cualquier contratiempo amenaza con hacerlo caer todo. Jordi Alba se lesionó el abductor derecho el sábado ante el Getafe y estará tres semanas de baja como mínimo. No podrá jugar la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones en Nápoles el 25 de febrero ni el clásico del Santiago Bernabéu ante el Real Madrid el domingo 1 de marzo. Junior, con poca experiencia, se queda como único lateral zurdo. Y de cara al pulso de Chamartín, los dos centrales zurdos, Lenglet y Umtiti, tienen cuatro amarillas y se lo perderían si ven la quinta el próximo sábado ante el Eibar.
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