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Kylian Mbappé domina el escenario en sala de prensa con la misma soltura con la que rompe cinturas de los rivales a golpe de pedal. El francés salió a la palestra en la previa del duelo que medirá el miércoles al Real Madrid con el Salzburgo en la séptima jornada de la Liga de Campeones y dejó boquiabiertos a todos expresándose con un desparpajo extraordinario. «Estoy muy bien. Hace un mes, o mes y medio, que estoy en un buen momento. Tengo total confianza para mañana. Para mi juego. Y por el equipo», señaló el crack de Bondy en una comparecencia en la que analizó las causas por las que ofreció un rendimiento por debajo de las expectativas en el primer tramo del curso.
«Fue algo más mental. Estaba bien físicamente, contento con el grupo, pero debía dar más. Lo sabía. Y fue tras Bilbao cuando me dije 'vamos'. No has venido al Real Madrid para jugar mal. Ha cambiado eso. En el Madrid hay que jugar bien siempre y ahora estoy listo», desgranó un futbolista que se mostró comprensivo con las críticas que recibió en los primeros meses de la temporada. «Es normal. La gente esperaba mucho y es normal que hable. Pero no me lo llevo a lo personal. Hay que estar tranquilo y concentrado. Sabía que iba a cambiar», apuntó.
Admitió que lo pasó mal en ciertos momentos, pero remarcó que siempre tuvo total confianza en su capacidad para darle la vuelta a la situación. «Siempre quiero dar más, aportar más. Y cuando ves que no lo haces, duele. Yo sabía que esto podía pasar... Y en Bilbao supe que ya no lo podía hacer peor. Que solo podía mejorar. Esa fue la cuestión», enfatizó.
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Proclamó su felicidad por estar cumpliendo al fin el gran anhelo de su carrera. «Estar aquí es siempre un sueño. Cada vez que tengo la oportunidad de jugar aquí, soy feliz. Incluso cuando no jugaba bien, lo estaba. Era mi culpa, de nadie más. Y ahora estoy mejor. Intentando aprender la cultura española, un poco diferente de la francesa, pero en ello estoy. Y bien. Me gusta mi vida», dijo el galo.
Asume con naturalidad Mbappé la presión e incluso le estimula. «Soy el tipo de jugador que necesita esta presión. El sentir que siempre tienes que dar más. Ante el Celta hubo pitos, pero es normal en un club como el Madrid. Hay que ganar siempre y si no ganas la Supercopa, puede haber pitos. Es normal. Fue difícil la noche del Celta, pero hemos ido a más, jugando con personalidad, cambiando situaciones. Y esto es lo que quieren los madridistas: jugar bien y ganar partidos», dijo un atacante que demostró su capacidad de liderazgo reclamando apoyo a la hinchada merengue en el citado encuentro ante el Celta. ¿Qué quería trasmitir a la grada con aquel gesto?, le preguntaron. «Que estemos todos unidos. Entiendo los pitos, no hay problema, pero no perdamos la unidad. Es así de simple. Necesitamos a todos para escribir una nueva página en la historia», acotó.
Reconoció que se comía la cabeza tras llegar al Real Madrid y que eso supuso un lastre a la hora de desplegar sus capacidades. «Yo pensaba mucho. Demasiado. Cómo hacer esto, cómo moverme... y cuando piensas tanto, no juegas bien», argumentó el '9', que pasó de puntillas a la hora de hablar de su situación en la selección francesa, tras quedarse fuera en las dos últimas convocatorias de Didier Deschamps, así como sobre las críticas que ha recibido en su país natal. «Con la selección no pasa nada. Francia es así y no puedo cambiar lo que pasa allí. Tengo ganas de volver en marzo. Mi amor por la selección no ha cambiado. Pero, por ahora, solo pienso en el Madrid. En dar mi mejor fútbol», defendió.
Se ve ya cerca del cien por cien Mbappé, autor de 18 tantos en lo que va de curso, buena parte de ellos en el último mes y medio. «Tengo el objetivo de hacerlo mejor en cada partido, así que espero que el de mañana sea aún mejor. Confío en mi calidad y en mis compañeros. A por más», manifestó en una rueda de prensa en la que abundó en el proceso de aclimatación que tuvo que llevar a cabo para encajar sin problemas en un vestuario lleno de estrellas.
«Nunca voy a ser un jugador tímido, no. Pero al Real Madrid hay que venir con humildad, porque es un equipo que ha ganado todo y no puedes llegar a él con exigencias. Máximo respeto. Y a trabajar», explicó un delantero que no se marca una cifra de goles a final de temporada. «Si llego a 40, 40. Pero si más, más», dijo en una intervención en la que reconoció los males momentos que experimentó la caseta del Real Madrid tras la debacle en la final de la Supercopa de España. «Perdimos una final contra el rival directo. En el avión estábamos muy tristes. Pero ya tenemos la sensación de que queda mucho, muchísimo. Fuimos listos para concentrarnos para la Copa y ganar al Celta, que no era fácil. Fue un partido muy malo el clásico, pero en el fútbol hay que cambiar la mentalidad muy rápido. Y ahora, por ejemplo, ya pensamos en ganar al Salzburgo».
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