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Baile de ricachones sobre el césped de Do Dragao. Manchester City y Chelsea persiguen en el estadio del Oporto una corona que refrende sus multimillonarias apuestas para consagrarse definitivamente entre los grandes de Europa. Alejados durante decenios de la élite de las islas pero elevados ... a la cima a golpe de talonario en tierras de Albión desde que su propiedad pasara a manos extranjeras, el conjunto de Pep Guardiola o el cuadro de Thomas Tuchel sucederá al Bayern de Múnich como monarca continental en la tercera final de la Champions de la historia con íntegro sabor británico, el aroma del 'viejo fútbol' que aportarán los 16.500 aficionados que se distribuirán por las gradas y una incesante catarata de dinero como preludio imprescindible para apuntalar dos proyectos faraónicos que han sacudido el 'status quo' y aspiran a establecer un nuevo régimen.
Neófitos en estas lides, los 'citizens' están a un paso de completar la magna obra que iniciasen en 2008 con la adquisición por parte del Abu Dhabi United Group de Mansour bin Zayed Al Nahyan del tradicionalmente considerado como 'hermano pobre' de Mánchester. Desde entonces han amarrado cinco títulos de la Premier, dos FA Cup, tres Community Shield y seis Carabao Cup, aunque hasta este año no fueron capaces de franquear la barrera de semifinales en la máxima competición continental, principal objeto de deseo emiratí.
Con ese fin reclutaron hace cinco años a Pep Guardiola, dos veces campeón de Europa al mando del Barça de Messi, y forjaron una plantilla rutilante sin reparar en gastos. 939,91 millones de euros invertidos en fichajes desde la llegada del técnico de Santpedor se han visto traducidos en diez trofeos, pero en las vitrinas del Etihad luce aún un tremendo vacío en el espacio reservado para la 'orejona'.
De lograrla, Guardiola igualaría a Bob Paisley, Carlo Ancelotti y Zinedine Zidane, los únicos entrenadores que han reinado tres veces en la antigua Copa de Europa. El catalán rubricaría así otra temporada sobresaliente en la que ha conquistado la Premier y la Copa de la Liga, rompiendo por fin el techo de cuartos en la Liga de Campeones.
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COLPISA / AFP
La escuadra 'sky blue', de arrollador tránsito desde diciembre, ha añadido a su tradicional pegada y vertiginoso juego asociativo un cuajo defensivo en el que ha desempeñado un papel decisivo la llegada del central portugués Rúben Dias. Solo ha encajado cuatro goles en una Champions en la que contabiliza once victorias, lo que le sitúa en disposición de igualar las doce que representan el récord de la competición que estableció el Real Madrid en el curso 2001-02.
El partido que podría convertir al Manchester City en el vigésimo tercer club que inscribe su nombre en la estirpe de los campeones de Europa clausurará también la exitosa andadura como celeste del Kun Agüero, determinante en el ascenso de los 'sky blues' con sus 260 goles en 389 choques disputados, lo que le convierte en el máximo artillero de una entidad que afrontará el encuentro más importante en sus más de 140 años de historia.
Recuperar el cetro que detentó en 2012, cuando se impuso al Bayern de Múnich en la tanda de penaltis en el Allianz Arena, es el propósito de un Chelsea que reventó el mercado el pasado verano pero que no cobró impulso hasta finales de enero, cuando Thomas Tuchel recaló en el banquillo para reflotar una nave que zozobraba a la vera de Frank Lampard. La llegada del germano fue mano de santo para un bloque que desde entonces asombra por su fortaleza defensiva. Al igual que su rival, los 'blues' solo han recibido cuatro goles en una Champions en la que han apeado a Atlético, Oporto y Real Madrid en las eliminatorias para medirse ahora a un City al que tumbaron hace mes y medio en semifinales de la FA Cup y al que domaron también tres semanas atrás, postergando su alirón liguero.
Tuchel, primer entrenador que alcanza la final de la Champions con dos equipos distintos en temporadas consecutivas, está en puertas de emular al italiano Roberto Di Matteo, que hace nueve años condujo a la gloria al Chelsea tras relevar con la temporada comenzada al portugués André Villas-Boas para darle la primera Champions a un club al que el magnate ruso Roman Abrámovich salvó de la bancarrota en 2003. Desde entonces ha gastado más de dos mil millones en edificar un equipo que con el despliegue de Kanté, la experiencia de Thiago Silva o Azpilicueta y el desborde de Pulisic y Mount tiene argumentos suficientes para poner en cuestión el favoritismo del City.
Tendrá que esperar Pep Guardiola para ceñirse su tercera corona europea.
Un gol de Havertz, el fichaje más caro entre las rutilantes incorporaciones del Chelsea el verano anterior, le sirvió a la escuadra londinense para dar cuenta de
El Guardiola más heterodoxo, romántico y valiente prescindió durante una hora de un mediocentro defensivo para configurar una medular rebosante de creatividad que, no obstante, fue esposada por el Chelsea y pagó su falta de equilibrio ante el grupo de Tuchel, al que le salió redonda por el contrario su apuesta por Havertz como enganche.
Manchester City
Ederson, Walker, Stones, Rúben Dias, Zinchenko, De Bruyne (Gabriel Jesus, 59), Gündogan, Bernardo Silva (Fernandinho, min. 64), Mahrez, Foden y Sterling (Agüero, min. 76).
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Chelsea
Mendy, Azpilicueta, Thiago Silva (Christensen, min. 38), Rüdiger, James, Jorginho, Kanté, Chilwell, Mount (Kovacic, min. 80), Havertz y Werner (Pulisic, min. 66).
Gol: 0-1: min, 42, Havertz.
Árbitro: Mateu Lahoz (España). Amonestó a Gündogan, Rüdiger y Gabriel Jesus.
Incidencias: Final de la Liga de Campeones, disputada en el estadio de Do Dragao ante 14.110 espectadores.
La final entregó un inicio eléctrico. Mendy salvó a las bravas un mano a mano con Sterling que vino preludiado por uno de esos envíos magistrales a los que acostumbra Ederson, mientras Werner desperdiciaba dos oportunidades pintiparadas. Incluso Kanté se asomó con peligro al área del City, que
Tampoco es que el partido discurriese plácido para Tuchel, al que una lesión de Thiago Silva le obligó a modificar la zaga antes del descanso, pero el teutón se anotó la batalla táctica con Guardiola. Porque
Aunque el City se había impuesto por un ligero margen en el apartado de la posesión, se marchó al entreacto con muchos deberes,
Mantuvo sin embargo sus cartas Guardiola para una segunda parte en la que un encontronazo entre Rüdiger y De Bruyne dejó fuera de combate al belga, con el consecuente perjuicio que le acarreó al City la pérdida de su mejor futbolista. Reaccionó el técnico catalán alistando a Gabriel Jesus, pero no era el día de los celestes, que
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Tardó mucho Guardiola en recurrir a Fernandinho como ancla mientras el City subía líneas en busca del empate ante un Chelsea bien parapetado atrás que descolgó a Havertz como referente arriba, después de que Werner dejase su sitio a Pulisic, para cazar un contragolpe que valiese la sentencia. Padecieron los 'blues' con las acometidas del campeón de la Premier, aunque se batieron como jabatos para abrochar la victoria. Azpilicueta frustró en el área pequeña un pase a Gündogan que era gol cantado. Pero también pudo poner la puntilla el cuadro de Tuchel en un mano a mano de Pulisic con Ederson que ganó el arquero.
Con el crono apretando como nunca, Guardiola se encomendó a Agüero, tantas veces salvador de un equipo cuyo ascenso no se entiende sin el olfato y el innegociable compromiso del argentino, que se despedía, a la vez que Tuchel metía aún más cemento con la entrada de Kovacic. Ya a la desesperada, Mahrez rozó el empate sobre la bocina con un remate tan poco ortodoxo como venenoso, pero el esférico se marchó fuera por centímetros y Oporto se tiñó de azul.
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