Una selección que juega como un equipo

El centrocampista del Atlético, acomodado de inicio en la banda derecha pero con libertad de movimientos, brindó una masterclass de fútbol durante los primeros 45 minutos. Lo hizo casi todo bien: pedía el balón, lo distribuía, regalaba pases como caramelos y pisaba área para buscar la portería escandinava. Koke puso un magnífico centro para que Dani Olmo cabeceara y Olsen se reivindicara con un paradón (m.16), remató dos veces alto y se asoció de maravilla con Ferrán y un Marcos Llorente sideral. Pero la gasolina duró lo que duró y el 'colchonero' perdió potencia de luz en la reanudación. Ya no brillaba y, de hecho, terminó sustituido por Fabián.

Decían los jugadores que los reveses sufridos durante la semana anterior les hicieron juntarse más dentro de sus burbujas individuales. «Vemos el vaso medio lleno. Esto nos ha hecho más fuertes», dijo Diego Llorente en alusión al confinamiento y los dos positivos. Pues anoche quedó demostrado que la selección supo apegarse a su modelo de fútbol para dominar a Suecia de principio a fin. Ofreció un fútbol precioso y combinativo, de control y dominio, pero carente de dinamita en los metros de la verdad. No hubo límites ni limitaciones dentro de su ideario en La Cartuja, pero acusó su falta de olfato.

Luis Enrique tiene su hoja de ruta y la recorre sin miramientos, ajeno a los clamores populares y peticiones de cambio. Decidió apostar de nuevo por Álvaro Morata en la punta de ataque y el delantero de la Juventus, muy activo y con constantes desmarques, desaprovechó una ocasión de oro en el minuto 38. Tras un fallo garrafal del central Danielson, un peligro público, el madrileño se quedó solo ante Olsen y mandó la pelota fuera. Se llevó las manos a la cabeza y La Cartuja soltó un sonoro lamento. Poco a poco empezaron a escucharse los primeros silbidos y el seleccionador pidió respeto a la grada. Más de uno se acordó de que Gerard Moreno, en un estado de forma pletórico, estaba en el banquillo. Nada más empezar la segunda parte, Morata dispuso de otra buena oportunidad pero su remate salió cerca del poste derecho. El descontento del campo era sonoro y audible. El atacante dejó finalmente su sito a Sarabia (m.65) y luego también salió el punta del Villarreal, quien conectó un buen cabezazo respondido de maravilla por el imbatible Olsen.

España no pudo mantener el nivel de la primera parte tras su paso por los vestuarios. Deslumbró con su buen juego, pensado y ejecutado con todo lujo de detalles, pero poco a poco se iba apagando. El calor, cansancio y las constantes pérdidas de tiempo de los jugadores suecos acabaron por desesperar a los internacionales de Luis Enrique. No hubo prácticamente ocasiones hasta el descuento, cuando Gerard Moreno se estrelló contra Olsen y Sarabia no logró empujar el balón a la red de un rebote. El balón seguía siendo de La Roja -acabó con un 75% de posesión y 953 pases por los 179 de los escandinavos-, pero ya no aparecían Marcos Llorente, Koke, Dani Olmo... Solo Jordi Alba percutía por la banda izquierda.

Hubo muchas cosas positivas anoche en Sevilla pese al empate y una de ellas fue Aymeric Laporte. El central debutaba con la selección en un partido oficial y puso encima de la mesa sus credenciales. No tuvo mucho trabajo, al igual que Pau Torres, pero lo que le llegó lo resolvió con solvencia y oficio. Fue clave en la gran ocasión de Isak en la primera parte -molestó lo justo para evitar el remate limpio- y luego ganó un cuerpo a cuerpo al delantero sueco cuando se iba hacia la portería de Simón. Buena tarjeta de presentación del defensa del City, una garantía atrás.

Suecia fue una muralla a la que no le interesaba jugar al fútbol. Aun así, disfrutó de dos ocasiones clarísmas que perdonaron Isak y Berg. El fallo de este último hay que buscarlo en YouTube y ponerlo en bucle. Falló a puerta vacía. España no puede permitir que con nada le generen ese peligro. Toca redimirse ante Polonia. Con goles.