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Fue una sorpresa desagradable e inesperada. Nadie había reparado en el estado del césped del estadio de La Cartuja. Pero en cuanto comenzó el partido empezó a ser muy evidente que el terreno de juego no era una alfombra. Ni mucho menos. El calor ... de Sevilla y el hecho de que el recinto no se usa habitualmente se juntaron para que la sede española de esta Eurocopa esparcida por todo el continente diera el cante ante la UEFA. El presidente de este organismo, Aleksander Ceferin, fue testigo directo, ya que presidió el encuentro en el palco, junto al rey Felipe VI y el ministro de Cultura y Deporte, Juan Manuel Rodríguez Uribes.
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El aspecto de la pradera de La Cartuja, con muchas zonas amarillentas, era manifiestamente mejorable. Y con el paso de los minutos fue levantándose parte del césped. Así, el propio Luis Enrique se quejó en la rueda de prensa posterior al partido. «Los jugadores se han quejado en el vestuario de que no estaba bien. No ayudaba mucho», reconoció el técnico asturiano.
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Hay que recordar que Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), aseguró que todo estaba perfectamente preparado en La Cartuja para acoger estos cuatro partidos y prometió que el cambio de sede efectuado a última hora (Sevilla sustituyó a Bilbao) no iba afectar para nada al normal desarrollo del torneo. Los que no fallaron fueron los aficionados, que agotaron las 12.500 entradas que se sacaron a la venta.
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