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Valverde celebra el gol que le dio la victoria al Real Madrid frente al Barça. A. Yosri (Reuters)
Supercopa de España

El Real Madrid sofoca a un Barça resurrecto

El gol de Valverde en la prórroga mete en la final a los blancos, que sufrieron ante un conjunto que encontró el camino para volver por sus fueros

Óscar Bellot

Madrid

Miércoles, 12 de enero 2022, 00:17

Barcelona y Real Madrid abren la pelea por la segunda Supercopa de España disputada en tierras arábigas con un clásico que contrapone dos rostros muy diferentes. El equipo azulgrana, afligido por su carestía de recursos y cándido para atar resultados en partidos que se le ... hacen muy largos, busca cambiar su suerte frente a un Real Madrid que lidera la Liga con sobriedad y se ha adjudicado la victoria en los cuatro últimos duelos librados entre los enconados enemigos. Un triunfo del bando culé podría suponer una catarsis para el proyecto en construcción de Xavi Hernández, pero una nueva derrota a manos de los blancos agudizaría una crisis sin freno desde que la debacle en Lisboa frente al Bayern de Múnich precipitase el fin de una era plagada de excesos.

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Catorce veces se han visto las caras en la Supercopa de España los dos gigantes del fútbol patrio, con un balance de ocho victorias para el Real Madrid, dos empates y cuatro triunfos del Barça. Su enfrentamiento más reciente en este torneo data de 2017, con los blancos imponiéndose con tremenda solvencia en el doble pulso que llevó a Piqué a reconocer por primera vez la superioridad de su eterna némesis.

El zaguero catalán, timonel de una nave que sigue a la deriva, volvió a elogiar este lunes las virtudes del ahora cuadro de Carlo Ancelotti, apuntalado por su santísima trinidad de mediocentros y abanderado por Benzema y Vinicius, dos estrellas que están «a un nivel superlativo». Pese a ello, avisó: «Les podemos hacer daño». Considera el segundo capitán del Barça que fue injusto que el Real Madrid asaltase el Camp Nou en el primer clásico de la temporada porque Dest marró una ocasión pintiparada cuando aún lucía el empate a cero que hubiera podido virar el curso del encuentro y asegura, en cualquier caso, que «las fuerzas han cambiado con respecto a ese partido». Es un acto de fe que desmienten los números.

Desde que se impusiese por 1-2 en el Camp Nou el pasado 24 de octubre, el Real Madrid ha sumado trece victorias, dos empates y una derrota entre todas las competiciones. Los azulgranas, por su parte, han registrado seis triunfos, seis empates y tres derrotas. El regreso de Xavi llenó de ilusión a la parroquia culé, pero el tótem de Terrassa se ha estrellado de bruces con la cruda realidad del club.

Bajo su égida, el Barça solo ha ganado un envite con cierta holgura en el marcador, el 1-3 frente al Villarreal, marcado por la polémica mano de Piqué dentro del área cuando persistía el resultado inicial. El ex del Al-Sadd catarí se estrenó en el banquillo con dos porterías a cero, pero desde entonces los azulgranas solo han dejado de encajar en un encuentro y siguen escasos de pirotecnia ofensiva, con el defenestrado Luuk de Jong como inesperado socorro en sus últimas citas.

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Con todo, el Barça tiene motivos para la esperanza. Xavi recupera a Ansu Fati y Pedri, y puede contar por fin con Ferran Torres, tres estrellas emergentes sobre las que debe pivotar el resurgimiento azulgrana. Llevan largo tiempo alejados de los terrenos de juego por diferentes percances y llegan sin ritmo, pero su presencia dota de una capacidad de intimidación considerable a un Barça que aspira a que la Supercopa sea un punto de inflexión en una campaña, hasta ahora, depresiva. «En la situación en la que estamos cada victoria te refuerza mucho. Y si ganáramos el título, te da confianza para los próximos meses, te hace crecer como equipo», incidió Piqué.

Alaba, baja de última hora

Tratará de evitarlo el Real Madrid, que tiene ante sí la posibilidad de hacer más sangre de un animal herido. Los blancos, que atesoran once Supercopas de España, dos menos de las que lucen en las vitrinas del Camp Nou, casi duplican la capacidad de fuego azulgrana. Acumulan 62 dianas entre todas las competiciones. Entre Benzema y Vinicius han sellado 36, una más de las que aglutina el Barça. El Real Madrid también cuida mejor de su portería con 22 goles encajados, 11 menos de los que ha recibido el conjunto azulgrana.

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Además, Ancelotti tiene a su plantilla en perfecto estado de revista. La vuelta de Carvajal y de Jovic eleva las opciones del italiano, que solo tiene las bajas de Mariano y Bale, dos activos residuales en sus planes. El lateral de Leganés estará en el once, conformando dupla por la derecha con Asensio. La gran sorpresa es la ausencia de Alaba, fuera de la convocatoria a última hora por molestias musculares. Pese a ello, el Real Madrid tratará de capitalizar la avalancha de argumentos numéricos y de sensaciones que le otorgan la vitola de favorito. Pero los clásicos son de una pasta especial. A ello se agarra el Barça, expuesto a que su adversario le ponga la mortaja.

El primer clásico oficial disputado fuera de tierras españolas resumió la grandeza de una rivalidad eterna. Se impuso el Real Madrid, que sumó su victoria número cien en los pulsos con su adversario más acérrimo, la quinta que llega de forma consecutiva. Pero confirmó también que el Barça de Xavi Hernández va por el buen camino en su afán de recuperar el esplendor perdido.

Los azulgranas se batieron con bravura, sometiendo por momentos con el empuje de sus jóvenes talentos a un contrincante que parecía de titanio. Por dos veces se repuso el bando del alumno más aventajado de Pep Guardiola de sendos mandobles propinados por el Real Madrid con la verticalidad y precisión quirúrgica a que acostumbra el bloque de Carlo Ancelotti. Primero Luuk de Jong, neutralizando otra diablura de Vinicius, y después Ansu Fati, equilibrando con su duende la diana de cada día de Benzema, mantuvieron enhiesto el estandarte del Barça, ofensivo y competitivo como manda su ADN.

Pero en la prórroga apareció Valverde, otra vez decisivo en el desierto, para sofocar la rebelión azulgrana y meter al Real Madrid en la final de la Supercopa de España tras un litigio trepidante que esta vez no concedió espacio a la nostalgia. El relevo está servido y Xavi ya tiene un punto sobre el que apoyarse para resucitar al Barça.

Barcelona

Ter Stegen, Dani Alves (Nico, min. 77), Araujo, Piqué, Jordi Alba, Busquets, Gavi (Memphis, min. 77), Frenkie de Jong (Pedri, min. 46), Ferran Torres (Abde, min. 46; Jutglà, min. 110)), Luuk de Jong (Ansu Fati, min. 66) y Dembélé.

2

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3

Real Madrid

Courtois, Carvajal (Lucas Vázquez, min. 91), Militao, Nacho, Mendy, Casemiro, Modric (Valverde, min. 82), Kroos, Asensio (Rodrygo, min. 68), Benzema y Vinicius (Camavinga, min. 110).

  • Goles: 0-1: min. 24, Vinicius. 1-1: min. 40, Luuk de Jong. 1-2: min. 71, Benzema. 2-2: min. 82, Ansu Fati. 2-3: min. 97, Valverde.

  • Árbitro: Munuera Montero (Comité Andaluz). Amonestó a Ferran Torres, Dani Alves, Casemiro y Valverde.

  • Incidencias: Primera semifinal de la Supercopa de España, disputada en el estadio Rey Fahd de Riad (Arabia Saudí) ante 30.000 espectadores.

Ancelotti sufrió un varapalo considerable con la baja de Alaba por molestias musculares, lo que le obligó a rescatar a Nacho. Enfrente, Xavi dio la alternativa con el Barça a Ferran Torres en un once al que, además del ex del Manchester City, ingresaron directos de la enfermería Araujo y Frenkie de Jong. Era un envite clave para calibrar el punto de cocción en que se encuentra el proyecto del egarense, que puso toda la carne en el asador, pese al riesgo que aparejaba.

El preparador de Terrassa trata de devolver al Barça a sus viejas esencias, comenzando por esa presión elevada que fagocitaba a los rivales en los años de esplendor del 'guardiolismo'. Una apuesta valiente, pese a que el planteamiento se amoldaba como un guante a los deseos de Ancelotti, más cómodo en un papel reactivo que con un rol propositivo.

Así, el Barça comenzó mandando, aunque sin profundidad, frente a un Real Madrid más punzante a la contra. Primero Vinicius, con una carrera activada por Modric que exprimió el físico de Araujo, y luego Asensio con un zurdazo que no cogió suficiente rosca después de otro ataque centelleante engrasado por Benzema y Vinicius, avisaron de que una cosa era la posesión y otra, la capacidad de amenaza.

Porque la ambición del Barça sobrepasaba a su capacidad de despliegue, lo que permitía a los centrocampistas del Real Madrid encontrar espacios con facilidad. A ello se sumó otra rémora actual del conjunto culé: la candidez. La arrostran sus noveles y también veteranos curtidos en mil y una guerras como Busquets. El mediocentro quedó retratado en la acción que abrió el marcador. Le robó Benzema la cartera en la divisoria y desencadenó una transición lanzada por Modric y culminada por Vinicius, que superó a Araujo en la carrera y definió con la zurda al palo corto con precisión extrema.

La desventaja suponía un duro examen para la quebradiza moral del Barça, que encontró socorro en la figura de Luuk de Jong. El neerlandés ha pasado de estar en el disparadero a ser un consumado apagafuegos. Un despeje desafortunado de Militao que rebotó en la pierna del delantero permitió al ex del Sevilla prolongar la racha que le ha sacado de las catacumbas y devolver a su equipo a la vida.

Agitó Xavi la coctelera tras el paso por la caseta, reintegrando a la actividad a Pedri tres meses y medio después de su última aparición en los terrenos de juego y buscando el desborde de Abde. Coincidiendo con los relevos, el Barça vivió sus mejores momentos frente a un Real Madrid que volvió tarde de vestuarios.

Xavi se guardaba un arma nuclear: Ansu Fati. La activó mediado el segundo tiempo. Respondió Ancelotti retirando a un Asensio menos entonado que frente al Valencia, para sumar a Rodrygo a la ofensiva. Nada más entrar al rectángulo de juego, el paulista activó a Benzema, cuyo disparo combado se estrelló contra la cepa del palo de Ter Stegen. A la segunda, el lionés no perdonó. Superó Mendy a Alves y conectó con el '9', que se topó en primera instancia con una gran respuesta de Ter Stegen pero recogió el pase de Carvajal tras el rechace del guardameta alemán para embocar a placer.

No se dio por vencido el Barça, que mostró coraje y osadía. Envidó Xavi con un torrente de atacantes, aun a costa de descubrirse atrás. Mamó valentía desde sus tiempos en La Masia. Perdonó Casemiro la sentencia mientras el partido se descosía. Trató de sellarlo Ancelotti con la entrada de Valverde, pero se topó con la estrella de Ansu Fati, que devolvió la igualdad imponiéndose de cabeza tras un centro de Jordi Alba.

El gol del más brillante de los diamantes azulgranas galvanizó al Barça, que encajonó al Real Madrid. Primero Courtois y después Nacho abortaron sendas ocasiones pintiparadas de un cuadro enfervorizado que logró que su rival suspirase aliviado por la llegada de la prórroga.

Mantuvo pisado el acelerador el Barça en el tiempo suplementario. Tampoco varió su plan el Real Madrid, que obtuvo el botín acostumbrado. Reventó líneas Casemiro, que conectó con Rodrygo. Sirvió este al corazón del área, donde Vinicius dejó pasar, seguramente pensando en que a su espalda estaba Benzema. Pero el que embocó fue Valverde, protagonista de nuevo en Arabia. Su placaje a Morata dos años atrás abrochó la tanda de penaltis que dio la victoria al Real Madrid sobre el Atlético. Con su gol al Barça propició otra final, sin restar mérito a los azulgranas. Partidos así trazan el camino correcto. Así, el Barça sí podrá decir que está de vuelta.

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