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En un improvisado aparcamiento se convirtió una parcela agraria a escasos metros del letrero de entrada a Caleruega. No cabía un coche más en el municipio burgalés. La ocasión lo merecía, porque desde allí arrancaba la segunda etapa de la Vuelta a España, cuyo ... final devolvía al pelotón a las calles de Burgos.
De hecho, la presencia de la ronda española se notaba kilómetros atrás, especialmente en la A-1, donde todos los equipos sacaron sus coloridos autobuses camino de la salida. Curiosa era la imagen al observar en fila india los vehículos de Jumbo, Movistar y Bahrain en busca de la localidad burgalesa. Una instantánea que se verá en la competición con los Roglic, Mas, Valderde y Landa como protagonistas.
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Fue llegar al municipio burgalés y ver que algo diferente se cocía. La cotidianidad de un domingo de misa se aparcó para trasladarse a la feria que se había montado a escasos metros de la salida de meta. Los patrocinadores mostraban sus catálogos de productos, a la par que regalaban merchandising a todo aquel que se acercaba.
Pero todo eso se difuminó cuando los ciclistas empezaron a pasear por el control de firmas y se subían al escenario para recibir el cariño de los vecinos. Unos aficionados que tuvieron que apretarse en la escasa zona para peatones. La burbuja montada alrededor de los ciclistas dejaba una pequeña superficie para que los centenares de aficionados apludieran a los corredores. Es decir que si Francisco Igea o Verónica Casado vieran alguna de esas imágenes les subiría la temperatura más allá de los 36º que reflejaban los termómetros en Caleruega a eso de las 12:30 horas.
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Sea como fuere, los aplausos se trasladaron a los oídos de todos los ciclistas. Todo aquel que se transportaba sobre dos ruedas se llevaba su ovación. Empezaron los del Burgos BH, que con eso de correr en casa los vítores los tenían asegurados. Siguieron el resto de equipos, que se hacían desear.
De hecho el maestro de ceremonias miraba en más de una ocasión el reloj, pues a falta de 20 minutos muchas escuadras seguían calentando, entre ellas, las de los grandes espadas. Hasta que llegó el Movistar de Alejandro Valverde. Enric Mas encabezó la entrada al escenario entre aplausos, hasta que se pronunció el nombre de Valverde. Se le quiere, se le respeta y, sobre todo, no quieren una retirada de una de las leyendas del ciclismo.
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El tiempo apremiaba, lo que significó una gran concurrencia en el tramo final del control de firmas. Entre ellos estaba el Ineos de Carapaz y Bernal. El campeón olímpico y el del último Giro, respectivamente, también recibieron sus ovaciones, pero la presencia del líder y ganador en la crono individual en Burgos, Primoz Roglic, eclipsó todo momento.
Se quería ver al ganador de las dos últimas vueltas, así que salieron a relucir un buen puñado de móviles para inmortalizar momentos. Desfiló por el escenario, atendió a los medios y charló durante cinco minutos con su compatriota Jan Tratnik para colocarse en la salida de una jornada que no se olvidará en Caleruega. Por cierto, ganó Jasper Philipsen al 'sprint'.
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