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Caso Shevchenko: a vueltas con las trampas en el ajedrez
Cuentos, jaques y leyendas

Caso Shevchenko: a vueltas con las trampas en el ajedrez

El ucraniano Kirill Shevchenko ha sido expulsado de un importante torneo en Melilla por usar «dispositivos móviles durante el desarrollo de sus partidas». El cáncer de las trampas amenaza el futuro del ajedrez presencial

Manuel Azuaga Herrera

Domingo, 20 de octubre 2024, 02:22

La madrugada del domingo pasado, el rumor se propagó como una onda electromagnética entre los círculos ajedrecísticos del país. La sospecha de trampas acorralaba al gran maestro ucraniano (bajo bandera rumana) Kirill Shevchenko, 69º en la clasificación mundial de la FIDE. Hace unos meses, el joven ajedrecista, de 22 años, envió un mensaje en el que se ofrecía para jugar en las filas del Club de Ajedrez de Silla Integrant Col•lectius. Su fuerza en el tablero era incuestionable y las referencias obtenidas, muy positivas, por lo que Shevchenko terminó fichando por el club valenciano. La nueva incorporación hacía soñar con los mejores resultados. El estreno de Kirill en su nuevo equipo se produjo en Melilla, en el fortísimo Campeonato de España de Clubes. Hasta ese momento, nadie podía haber anticipado que, fuera del tablero, las cosas se iban a poner muy feas.

El lunes por la mañana el rumor de madrugada se convirtió en la peor de las noticias. La Federación Española de Ajedrez (FEDA), a través de un comunicado, hizo oficial su decisión de sancionar a Kirill Shevchenko «con la pérdida de sus partidas disputadas en la primera y la segunda ronda, así como con su expulsión del campeonato». En la línea siguiente, el comunicado informaba: «El motivo ha sido la utilización de dispositivos móviles durante el desarrollo de sus partidas».

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En este sentido, la normativa anti-trampas ('anti-cheating') de la FIDE es clara al considerar trampa «el uso deliberado de dispositivos electrónicos u otras fuentes de información o asesoramiento durante una partida». Lógico, pues la mayoría de los teléfonos inteligentes incorpora alguna aplicación de ajedrez con una potencia de cálculo superior a la del ser humano.

El comunicado de la FEDA abundó en el argumento al subrayar que «mantiene un firme compromiso contra las trampas en el ajedrez, actuando de la manera más enérgica posible en cualquier caso que se detecte». La sanción de Kirill Shevchenko cayó como una bomba sobre Melilla. Y su impacto sacudió, al instante, la escena ajedrezada internacional.

La secuencia de los hechos

La primera ronda del Campeonato de España de Clubes arrancó en el Hotel Melilla Puerto, de la cadena Meliá, con duelos muy atractivos para el aficionado. El neerlandés Jorden Van Foreest (35º del mundo) no pasó de las tablas contra Vasily Ivanchuk, leyenda viva de este deporte. El prodigio argentino Faustino Oro, conocido como el Messi del ajedrez, le arrancó medio punto al gran maestro Iván Salgado. Por su parte, Kirill Shevchenko jugó con negras contra Bassem Amin, que en egipcio significa «el que sonreía».

A pesar de que Amin logró un peón pasado y amenazaba con coronar en dama, Shevchenko neutralizó con jaques al rey blanco y forzó el empate. Más tarde, Bassem Amin, médico cirujano además de ajedrecista, se quejó al capitán de su equipo, José Carlos Ibarra, de las numerosas ausencias de Shevchenko durante la partida. «En ese momento, nosotros no le dimos más relevancia, estamos muy acostumbrados a comentar cosas así», reconoce Ibarra. Esa misma noche, el egipcio Bassem Amin no sonreía.

Segunda ronda. El olfato de Vallejo

Nada de lo anterior había llegado a oídos de Paco Vallejo, el rival de Shevchenko en la segunda jornada. Vallejo es un tótem. Estadística en mano, es el mejor jugador de la historia del ajedrez español. Curtido en mil batallas, su olfato resultó clave para descubrir el pastel. «Yo iba con negras y planteé una línea de la defensa Petrov que no juego nunca porque se supone que no es muy buena, pero la tenía estudiada. En la jugada cuatro, Shevchenko me hace 'dama e2' (De2) al toque y se va corriendo al baño», declara Vallejo. «No había pasado ni un minuto desde que comenzamos la partida. Me pareció muy raro». Paco decidió hablar con el árbitro y dar aviso.

Durante el encuentro, Shevchenko continuó con sus visitas al baño. «Más de cinco veces, seguro», confirma Vallejo. Para el gran maestro menorquín, hubo dos momentos muy singulares sobre el tablero: «Uno de ellos fue cuando puse mi rey en 'f7' (Rf7). Me costó mucho encontrar esa jugada. Y el tipo me respondió al toque». El segundo no deja de ser un detalle que solo es apreciable desde la óptica de un ajedrecista de élite: «Shevchenko me hizo una jugada antinatural. Movió su torre a 'd6' (Td6), lo que me permitió llevar la mía a esa misma fila (Tc6). Tras el cambio de torres, llegamos a una posición con alfiles de distinto color», explica Paco.

«Es cierto que él tenía un peón de ventaja, pero ahí un gran maestro te mantiene la tensión, no decide simplificar y jugar un final que suele terminar en tablas», sentencia. «Recuerdo que me sorprendió», admite Vallejo. «No sé, últimamente todo el mundo parece Kaspárov cuando juega contra mí». Después, Shevchenko hizo bueno el peón de más y, con refinada técnica, derrotó al jugador español. «Bien jugado», le dijo Paco, con un apretón de manos.

Dos móviles en el baño

Unas horas más tarde, el escándalo estalló. «Al final, has ganado», le comentó un conocido gran maestro a Vallejo, en el hotel. «No, he perdido», debió pensar Paco. Pero ese «has ganado» era un modo de decirle «te hicieron trampas y te darán el punto de la partida». Así fue. Y es que, tras las quejas de Vallejo, el árbitro principal, Óscar de Prado, habló con Shevchenko. El ucraniano justificó sus visitas al baño debido a «un problema», sin más. El árbitro le recordó la necesidad de pedir permiso, puesto que los baños estaban fuera de la sala de juego. Los jugadores tenían a su disposición dos baños: uno común, con dos inodoros y tres urinarios; y otro individual. En la práctica, todos usaban el primero, simplemente porque estaba más cerca. Todos, menos Shevchenko, que entraba y salía del más alejado.

Conforme al relato que se recoge en el informe arbitral, Shevchenko siguió «saliendo de la sala de juego sin pedir permiso». La insistencia del ucraniano encendió todas las alarmas y se activó, por orden del árbitro principal, una vigilancia. Uno de los miembros de la organización, Ismael Mohamed García, fue testigo directo del extraño vaivén de Shevchenko durante su partida contra Vallejo. En su labor de investigación, Mohamed inspeccionó el baño de Shevchenko y, escondido en un cubículo, encontró un teléfono móvil con una nota manuscrita: «¡No toques! ¡El teléfono se dejó para que el huésped contestara por la noche!».

En virtud de cómo proceda la FIDE y del fallo que resulte, la decisión sentará un precedente

Tras el insólito hallazgo, el árbitro principal ordenó cerrar ese baño, lo que devino en una segunda sorpresa porque, cuando la limpiadora del hotel acudió para echar con llave la puerta, contó que el día anterior, alrededor de las seis y media, ella misma había encontrado otro teléfono móvil, y que lo había entregado en la recepción del hotel. Al habla con la dirección del Melilla Puerto, me confirman la custodia de este dispositivo: «Sin una orden judicial, o sin que acuda la policía, no podemos entregar el móvil a nadie que no sea el titular. No son unas gafas olvidadas. Debemos cumplir con la Ley de Protección de Datos».

En este punto de la historia, las preguntas se multiplican. ¿Es Shevchenko el titular de los teléfonos? ¿Sabía el jugador ucraniano que una limpiadora encontró el primer móvil? ¿Explicaría esta hipótesis, de ser cierta, la nota manuscrita del segundo? ¿Cómo se debe proceder ahora con este segundo móvil? ¿Quién puede acceder a su contenido?

Indicios, pruebas y reacciones

Por si todos los indicios no apuntaran a una misma dirección, deben saber que el teléfono encontrado («encendido y con un código PIN que bloquea la pantalla») marcaba una hora más, coincidente con el huso horario de Rumanía y el de Ucrania. Y que la letra de la nota de este dispositivo tenía «una amplia coincidencia en grafía y tinta» con las planillas donde Shevchenko anotaba sus jugadas.

Una vez conocidos los hechos, Kirill Shevchenko mantuvo una «actitud muy tranquila», negó cualquier circunstancia, devolvió a su club el dinero que había recibido por su participación en el campeonato y abandonó la ciudad. Le pregunto por lo ocurrido a José Antonio García Domingo, delegado del Silla Integrant Col•lectius, quien en un primer momento interpuso recurso contra la sanción del informe arbitral: «Fue una situación muy desagradable», reconoce. «Kirill puede ser culpable. Creo que lo es, pero no puedo estar seguro al cien por cien. Es un escenario muy complicado y entiendo todas las posturas, pero yo no lo hubiera sancionado, prefiero estar en el beneficio de la duda».

Por su parte, la Federación Rumana de Ajedrez emitió un comunicado en el que destaca que «acusaciones tan graves deben estar respaldadas por pruebas sólidas y, hasta ahora, sólo han aparecido públicamente pruebas circunstanciales». Y añade: «Esperamos los detalles del caso y estudiaremos cuidadosamente las pruebas que lo acompañan. Por el momento, sólo tenemos información de medios de comunicación y presuntos testigos, pero ninguna comunicación oficial. Hasta entonces, estamos del lado de nuestro ajedrecista, que niega las acusaciones que se le imputan».

Me pongo en contacto con una voz autorizada, el gran maestro Aleksandar Colovic, miembro de la Comisión de Juego Limpio de la FIDE, para conocer cuál es el recorrido del caso Shevchenko: «El informe arbitral se enviará a la Comisión de 'Fair Play' de la FIDE y se formará un panel de investigación», explica Colovic. «Este panel emitirá un informe que enviará a la Comisión de Ética y Disciplina de la FIDE, órgano que decidirá si hay culpa y cuál será el castigo».

¿Qué debe ocurrir para que la evidencia de los hechos no sea considerada una prueba indiciaria?

Sin ánimo de condicionar la opinión de quien lea esta nota, ni de las partes implicadas en el caso, me permito lanzar varias preguntas. ¿Qué debe ocurrir para que la evidencia de los hechos no sea considerada una prueba indiciaria? Porque, bajo la innegociable garantía de la presunción de inocencia (nada ni nadie debería quebrantarla), corremos el riesgo de que todo indicio se convierta en prueba circunstancial.

A los efectos prácticos, es este un dilema capcioso que juega en contra, ya que deja un espacio muy reducido desde donde poder luchar, de forma eficaz, contra las trampas presenciales en el ajedrez competitivo. A la vista de este dilema, ¿cuál sería la única prueba sólida en un caso de posibles trampas? Solo nos queda la imagen del sospechoso mientras hace uso de un dispositivo electrónico. Y todos sabemos que, en un baño, grabar es ilegal.

Pongo ahora un último dedo en la llaga: cuando los testigos de unos hechos probados son árbitros o miembros cualificados de la organización de un torneo, no entiendo que se aplique el término «presuntos». En puridad, son testigos directos y sus testimonios deberían ser tomados como declarantes de primer orden, desde el principio de veracidad.

Les aviso. El caso Shevchenko marcará un antes y un después en la batalla contra las trampas en el ajedrez. En virtud de cómo proceda la FIDE y del fallo que resulte, la decisión sentará un precedente. En otras palabras: el futuro del 'noble' juego está en juego. Ojalá sea para bien.

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