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Casi todo el mundo daba por sentado que ni 'Dolor y gloria', de Pedro Almodóvar, ni Antonio Banderas, nominado por su papel de Salvador Mallo en la película del cineasta manchego, iban a alcanzar el Oscar. Ambos llevaban semanas elogiando a ... sus contrincantes y asumiendo que conseguir la preciada estatuilla iba a ser harto difícil. Y no es que no hubieran hecho meritos para ello. 'Dolor y gloria' es una de las películas más personales y autobiográficas del director y pone el foco en un realizador, que en el ocaso de su carrera y a medida que se topa con distintas personas, va recordando su periplo vital. Es una cinta maravillosa que gana enteros además si uno se ha dejado seducir por el cine del manchego en alguna ocasión. Pero es que además Antonio Banderas borda la genial en el papel de ese alter ego del manchego. Frágil y seductor, durante la cinta, las similitudes con el cineasta manchego están claras, sin imitarlo, pero hay un instante casi mágico y es esa rueda de prensa telefónica en la que Banderas transmuta directamente en Almodóvar, el Almodóvar público.
Y lo cierto es que ninguno de los dos ha tenido oportunidad de llevárselo y las predicciones, esta vez sí, se cumplieron. 'Parásitos' no solo ha arrebatado a la cinta del manchego el Oscar a mejor película internacional sino que al final de la noche ha hecho historia obteniendo el galardón a la mejor película, el primero que se da a una película de habla no inglesa. Tampoco erró Banderas cuando vaticinó que Joaquin Phoenix obtendría la estatuilla a mejor actor por su papel en el 'Joker'. La Academia de Cine de Hollywood ha ido sobre seguro y ha premiado un papel extremo, una vez más, obviando los papeles con matices y detalles como la contención del malagueño o la galería de emociones por las que discurre el papel de Leonardo DiCaprio en 'Érase una vez en... Hollywood'.
Pero si había una película que tenía mejores perspectivas para traerse un Oscar a España, esa era 'Klaus'. Puede que a la cinta dirigida por el madrileño Sergio Pablos no le haya venido bien eso de estar asociada a Netflix, pero no está de más recordar que luchaba contra un gigante como Pixar-Disney y su 'Toy Story 4'. Sin desmerecer la última aventura de Woody y compañía, lo cierto es que durante premiar a 'Klaus' hubiera sido premiar una historia más original e igualmente entretenida y, sobre todo, el regreso de una animación 2D adaptada al siglo XXI.
Porque sí, la cinta de Sergio Pablos es una película navideña, pero tan original y tan bien escrita que el resultado es brillante y ferozmente divertido. Ha contado Pablos en alguna entrevista reciente que el germen de este cuento de Navidad surgió justo cuando Gru llegó al gran público: «Estaba buscando la siguiente gran idea y noté que había una tendencia hacia un montón de historias de origen, como 'Batman Begins'». Se trataba de tomar un personaje ya desfasado, con toda su mitología, y actualizarlo para el público. Días estuvo dándole vueltas hasta que llegó a Santa Claus. Y aunque al principio le parecía «ñoño», pronto se dio cuenta de que no tenía una historia de origen clara. La clave a partir de ahí fue dar con el ángulo adecuado y en ese punto nació el cartero Jesper, verdadero el protagonista del largometraje.
'Klaus' trata del hijo mimado y consentido del director general de un servicio postal. Acostumbrado a las sábanas de seda, a suntuosos manjares y a un sinfín de comodidades, mayordomo mediante, al joven Jesper lo envían a la Real Academia Postal para que se convierta en un hombre de provecho, pero no hay manera. Harto de mantenerlo, su padre le encomienda una misión: deberá montar un puesto de correos operativo en Smeerensburg, un recóndito y oscuro lugar en el que dos clanes familiares llevan enfrentados desde tiempo inmemoriales. Si en un año consigue sellar seis mil cartas, Jesper podrá regresar a su vida de lujo. El punto de inflexión llega cuando conoce a un misterioso y solitario leñador, que atesora en su cabaña un montón de juguetes. La entrega de uno de ellos a una encantadora niña llevará a Jesper a diseñar un plan, a espaldas de su nuevo amigo, para poner en marcha la oficina de correos.
Con un guion bien armado, aunque algo manido -ese arco argumental basado en el egoísmo y en decepcionar al prójimo no sorprenderá ni a los más pequeños-, va configurando poco a poco toda la mitología harto conocida de Santa Claus, desde el 'si te portas mal, te trae carbón' hasta la forma en la que se desplaza por los gélidos parajes de la zona. Y lo hace con muchísima originalidad, divertidos anacronismos que acercan el relato a la actualidad y grandes dosis de comedia -«Ey, niños, ¿queréis un juguete?», llega a decir Jesper, como si traficara con droga- no solo para los infantes. Es una pena que no haya podido ser, pero sólo con estar nominada, la cinta española ha hecho historia.
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