Álvaro Urquijo y Mikel Erentxu, durante el concierto en recuerdo de Enrique Urquijo. EFE

Solo faltó Enrique Urquijo en el escenario

Los Secretos y amigos rinden un emotivo homenaje en el WiZink Center al cantante madrileño en el día que se cumplían 20 años de su fallecimiento

Javier Varela

Madrid

Domingo, 17 de noviembre 2019, 23:30

Emoción a raudales. Se esperaba un concierto emotivo, sentido y con un punto de nostalgia. Y se cumplió con creces. Celebrar, porque así lo querían sus amigos y su banda, los 20 años de la desaparición de Enrique Urquijo se convirtió en un homenaje ... a la vida. A su vida. Esa que le permitió regarla de canciones y de letras universales que no pasan de moda. 'Desde que no nos vemos' fueron casi dos horas y media de Enrique Urquijo en vena en las que el cantante estuvo presente en todo momento. «Una noche triste y alegre», como reconoció Rafa Higueras, encargado de abrir la noche con 'Desde que no nos vemos', sobre un escenario que simulaba el de la sala Galileo, el último lugar en el que tocó el homenajeado el 22 de julio de 1999, cuatro meses antes de morir.

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Bajo el cartel de la mítica sala madrileña artistas como Dani Flaco, Vicki Gastelo, Jorge Marazu, Juanma Elegante, Luis Martín, Rebeca Jiménez y San Damián hicieron un primer acto con canciones más intimistas de Enrique, que trasportaron a los asistentes a aquellos años 80 en los que la banda de Enrique Urquijo empezaba a dar sus primeros pasos en plena movida madrileña. Temas como 'Hoy la vi', Adiós Tristeza', 'Hoy no', 'Siempre hay un precio' o 'Quiero beber hasta perder el control' ponían a hervir el tarro de las emociones en un Wizink Centre en el que padres, hijos e incluso nietos tarareaban y cantaban las letras del compositor madrileño sabedores de estar escuchando la banda sonora de su vida.

Tras el momento para la nostalgia llegó el turno de Los Secretos más sinfónicos y, acompañados por una orquesta, hicieron que los bellos se erizasen con versiones emocionantes de 'Aunque tú no lo sepas', 'Cambio de planes' y 'Ahora que estoy peor'. Tres temas de diferentes épocas que resumen a la perfección la música inconfundible e imperecedera de un artista que se ha ganado un lugar perpetuo en el corazón de varias generaciones. Unos acordes que dejaron claro que la trascendencia de la obra de Enrique Urquijo va más allá de cualquier estilo.

Enrique Urquijo, en una imagen de 1994; Álvaro con Rozalén y Ramón Arroyo, el virtuoso guitarra solista de Los Secretos. EFE

La orquesta sinfónica dejó al público 'al dente' y listo para el plato fuerte de la noche. Junto a los Secretos, empezaron a desfilar una legión de artistas que hacían temblar la voz de un emocionado Álvaro Urquijo en cada presentación. Andrés Suárez, con una emocionante interpretación de 'No digas que no' dio paso a Txetxu Altube -que ha puesto la guitarra y coros en el último trabajo de la banda madrileña-, para hacer que las primeras lágrimas recorrieran las mejillas de los espectadores con un 'Volver a ser un niño' que hubiera firmado el mismísimo Enrique. Y como si aquello fuera un punto de inflexión, llegó la alegría con el 'No me imagino' de Mikel Erentxun y un desgarrador 'Agárrate a mí María' interpretado de forma maravillosa por Rozalén.

Miguel Ríos y Manolo García

Con el público entregado, Miguel Ríos -menuda ovación se llevó el granadino- puso en pie las gradas con un 'Ojos de gata', muy personal, a pesar de los problemas de Ramón Arroyo con la guitarra -no tuvo su noche el técnico-. Coque Malla disfrutó de su «primera vez» con Los Secretos con 'Otra tarde' y un Manolo García entregado, firmó una versión excelente de 'La calle del olvido'. Amaral y su 'Buena chica', Alejo Estivel con 'Sobre un vidrio mojado' y David Summers con 'Ojos de perdida' fueron el previo al fin de fiesta.

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Fue entonces un emocionado Álvaro Urquijo invitó al escenario a su hermano Javier -uno de los fundadores de Los Secretos- para interpretar el himno de varias generaciones y una de las canciones más importantes de la música española: 'Déjame'. Una despedida a un concierto emocionante en el que sólo faltó que Enrique se subiera al escenario.

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