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Manuel Azuaga Herrera
Domingo, 14 de enero 2024, 01:44
En los últimos tiempos, el ajedrez de élite parece empeñado en colocarse en el centro de la polémica. Hace unas semanas, durante la disputa del Campeonato Mundial de Ajedrez Rápido celebrado en Samarcanda, Uzbekistán, el gran maestro Jan-Krzysztof Duda, el mejor ajedrecista de la historia de Polonia, se negó a estrechar la mano que le ofrecía el ruso Denis Khismatullin, antes del inicio de la partida que iban a disputar.
Las cadenas de televisión polacas se hicieron eco del gesto y emitieron el vídeo de los hechos, en bucle, en todos los telediarios del país. La noticia se hizo viral. En un suspiro, periodistas y aficionados de todo el mundo discutían en las redes sociales a propósito de la conducta de Duda. ¿No es el saludo, antes y después de una partida, una regla sagrada del noble juego?
La pregunta anterior es capciosa y, de antemano, nos obliga a profundizar hasta la raíz del caso, acaso sea para dejar claro que Khismatullin es conocido por haberse manifestado en público a favor de la 'Operación militar especial', eufemismo acuñado por el gobierno ruso para referirse a la guerra en Ucrania.
Dentro del tablero, Khismatullin es además uno de los entrenadores de su compatriota Serguéi Kariakin, quien estuvo muy cerca, en 2016, de lograr la corona de campeón del mundo contra el noruego Magnus Carlsen. Kariakin (9º en la clasificación mundial de la FIDE) es un héroe nacional. Nada más estallar el conflicto, envió una carta a Putin declarando su apoyo al 'casus belli'.
Tan visible fue la adhesión de Kariakin que la Comisión de Ética y Disciplina de la FIDE lo inhabilitó durante seis meses. El castigo deportivo al jugador ruso cayó como una bomba en la comunidad ajedrecística y generó reacciones centrífugas, a favor y en contra. A los efectos, impidió que jugara el Torneo de Candidatos de Madrid, por lo que perdió cualquier opción de convertirse en campeón del mundo.
Una vez expiró la sanción deportiva, Serguéi rechazó la invitación de la FIDE para participar en la Copa del Mundo: «No podré representar a mi país, puesto que no podré jugar bajo mi bandera y, en este caso, si lo hago con éxito, no podré escuchar el himno ruso», justificó. En efecto, a los jugadores rusos y bielorrusos se les permite jugar en competiciones individuales, pero solo si lo hacen bajo la bandera de la FIDE.
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Desde entonces, Kariakin se ha convertido en un peón avanzado en la estrategia gubernamental rusa. En agosto pasado, fue invitado a bordo del rompehielos de propulsión nuclear '50 Let Pobedy' (50 Años de la Victoria) para que jugara con escolares unas partidas simultáneas en el Polo Norte. En el terreno militar, Kariakin se ha dejado ver en redes sociales mientras visitaba el frente junto a su colega Khismatullin.
Por su lado, Jan-Krzysztof Duda, el joven ajedrecista polaco (con 25 años, es el número 19 del mundo) ha mostrado, desde el inicio del conflicto bélico, un apoyo absoluto al pueblo ucraniano. En febrero de 2023, Duda publicó en Instagram una fotografía con la bandera de Ucrania, acompañada del siguiente mensaje: «Polonia no dejará solos a los ucranianos en esta difícil situación. Estamos con vosotros. Nuestro país está aceptando a los refugiados y brindando todo el apoyo necesario. ¡Decimos no a la guerra!».
Entre el millón y medio de refugiados ucranianos que Polonia ha acogido hasta la fecha (solo en Varsovia, el número se estima en 300.000), se encuentra Kiryl Nezhentsev, de solo 13 años, subcampeón de Europa sub-8. Por suerte, Kiryl pudo escapar con sus padres de la masacre de Bucha y hoy juega bajo la bandera polaca.
Pero la postura de Duda va más allá de las palabras. En febrero de 2022, poco después del comienzo de la guerra, decidió subastar la medalla de plata que recién había logrado en el Campeonato de Europa por Equipos celebrado en Catez, Eslovenia. La actuación de Duda en el primer tablero fue portentosa, solo superada por la del genio iraní, nacionalizado francés, Firouzja Alireza. Finalmente, la medalla fue adjudicada por 3.650 eslotis (unos 840 euros), una cantidad que se donó a «personas que padecen fibrosis quística en Ucrania».
En este punto de la historia, les planteo un nuevo interrogante: ¿Justifican estas circunstancias políticas la postura de Duda ante Khismatullin? La plataforma Chess.com, el operador de ajedrez en línea con más usuarios del mundo, tomó de inmediato partido en el asunto y prohibió a Khismatullin participar en torneos con premios, así como en cualquier actividad social del portal.
En un comunicado, la empresa aclaró que la medida era «consistente con las políticas y acciones anteriores con respecto a los jugadores que apoyan la guerra». Por su lado, el propio Khismatullin también hizo público un comunicado: «No estoy de acuerdo con él [con Duda], pero respeto su derecho a hacerlo, a expresar su desacuerdo con mi postura y mis actividades fuera del tablero». Y añadió: «Si tengo la oportunidad de volver a jugar con Duda, volveré a ofrecerle la mano antes de la partida».
Al contrario de lo que se cree, en las Leyes del Ajedrez nunca ha existido un apretón de manos obligatorio. El ajedrez no es judo, deporte en el que el árbitro tutela una ceremonia de reverencia inaugural entre los que pisan el tatami. Sin embargo, el Código Ético y Disciplinario de los ajedrecistas sí recoge que los miembros de la «Familia FIDE» se comportarán conforme al «derecho de todos los individuos a la dignidad y a ser tratados con respeto» (art. 6.3), e incluye como «comportamiento socialmente inaceptable» aquel que rompa «las normas sociales habituales» (art. 11.9.a). Es por ello que la Comisión de Ética y Disciplina de la FIDE considera, en sus decisiones, si se ha cumplido o no el espíritu de estas (y otras) cláusulas.
El caso de Jan-Krzysztof Duda y Denis Khismatullin tiene muchos antecedentes (algunos son ya escenas míticas de la historia del ajedrez), pero uno destaca sobre todos, por la similitud. En marzo de 2023, el ucraniano Kirill Shevchenko rechazó el saludo inicial del ruso Mijail Kobalia en la séptima ronda del Campeonato Europeo Individual de Ajedrez. Kobalia consideró que el trato recibido fue humillante, por lo que denunció el incidente ante la Comisión de Ética y Disciplina. En su sentencia, la Comisión fue contundente: «La comunidad ajedrecística ha adoptado y aceptado desde hace mucho tiempo el apretón de manos tradicional, o habitual, como una práctica bien establecida y una norma de comportamiento entre los ajedrecistas al comienzo de la partida».
A pesar de ello, la sanción quedó en una mera advertencia para Shevchenko pero, al mismo tiempo, la Comisión avisó de que, en el futuro, «la negativa culpable a estrechar la mano del oponente se evaluaría «sobre los hechos peculiares de cada caso». El ruso Khismatullin, por cierto, ya ha declarado que no piensa presentar ninguna denuncia contra Duda.
En 1966, Yoko Ono diseñó 'White chess set', una alegoría pacifista en la que la artista japonesa dispuso sobre un mismo tablero dos bandos de piezas blancas. Yoko Ono creía que, en el medio juego, los rivales se confundirían y tendrían que llegar a un acuerdo pacífico. Con el recuerdo de esta obra en mi cabeza, me pongo en contacto con el gran maestro Pavel Eljanov, número uno de Ucrania, y le lanzo una pregunta ingenua: ¿Puede el ajedrez ayudar a resolver el conflicto de alguna manera? El argumento no es tan inocente: Kariakin tiene contacto directo con el Kremlin. Eljanov y Kariakin han jugado muchas veces.
Se me ocurre que, quizás, Eljanov también tenga cierta influencia diplomática con el Gobierno ucraniano. «Yo no diría que soy una personalidad conocida en Ucrania», responde Pavel. «En toda mi vida no me han reconocido en la calle o en otros lugares públicos más de diez veces. Y sí, es probable, aunque no seguro, que esta guerra pueda terminar mediante negociaciones, pero el odio de los ucranianos hacia Rusia vivirá durante décadas», concluye.
Tras el comienzo de la guerra, Eljanov se marchó con su familia a los Emiratos Árabes, donde trabajó como entrenador de la estrella local Salem Saleh. Por momentos, estuvo atrapado en la ciudad de Járkov, con el aeropuerto cerrado, pero logró salir del infierno. Le pregunto por Kariakin y Khismatullin. Su opinión es rotunda: «Ambos deberían ser descalificados de por vida, pero ni la FIDE ni la Federación Ucraniana de Ajedrez están tomando medidas».
Yuriy Gnyp es Director Ejecutivo de la Federación Ucraniana de Ajedrez (UCF). Para Yuriy, «la Federación Rusa de Ajedrez (RCF) es parte de la maquinaria militar y propagandística de Rusia». En el terreno puramente deportivo, la Federación Ucraniana emite una serie de recomendaciones a sus jugadores, entre ellas: «Si es posible, no juegues con ciudadanos rusos». O: «Si estás jugando, evita los apretones de manos, las conversaciones, las fotos conjuntas…».
A propósito del caso de Duda, Yuriy agradece el gesto: «Acogemos con satisfacción que los jugadores que representan a otras federaciones sigan haciendo lo mismo». Pero matiza: «En nuestra opinión, no deberíamos centrarnos en estos monstruos belicosos. Hay que recordar constantemente que la RCF y la FIDE (encabezada por un antiguo aliado cercano a Putin) tienen parte de responsabilidad en la guerra en Ucrania».
Muchos ajedrecistas ucranianos siguen hoy en primera línea. Algunos de ellos resultaron heridos, decenas de ellos murieron, como Artem Sachuk, vicepresidente de la Federación Ucraniana. El caso de Igor Kovalenko, número 68 del mundo, es especialmente conmovedor. En septiembre de 2023, fue condecorado por el presidente Zelensky. Le escribo un correo para saber de él, sin ninguna esperanza de obtener alguna respuesta. Pero me contesta al toque:
«Estoy en una de las regiones más calientes del frente: Avdivka. Lo siento, pero no tengo ni tiempo para dar una entrevista. Ahora miro todas las noticias sobre ajedrez de manera diferente. No me importa».
El mensaje de Kovalenko me acongoja. Del mejor modo que puedo, le deseo toda la suerte. Mientras el mundo del ajedrez discute por un saludo, él se está jugando la vida.
Por cierto, la partida entre Duda y Khismatullin acabó en tablas, si es que esto tiene alguna importancia.
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