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Faustino Oro, el chico de oro del ajedrez mundial
Cuentos, jaques y leyendas

Faustino Oro, el chico de oro del ajedrez mundial

A este argentino se le conoce como el Messi del ajedrez. Con solo diez años ha superado en precocidad a Fischer, Kaspárov y Carlsen

Manuel Azuaga Herrera

Sábado, 4 de noviembre 2023, 21:43

Imaginen la escena. El Maestro Internacional Jorge Rosito, distinguido en 2016 como el mejor entrenador del año por la Federación Argentina de Ajedrez (FADA), se conecta vía 'Zoom' con un alumno con el que trabaja dos veces por semana. El chico tiene nueve años. Rosito le muestra a su pupilo una posición que ha rescatado de una partida jugada en 2007 entre el húngaro Peter Leko y el noruego Magnus Carlsen. Desde un punto de vista táctico, el diagrama que ha elegido Rosito es complejo, exige mucho cálculo porque afloran varias jugadas candidatas pero hay que ser muy preciso, todo está en el aire. El rey blanco en la línea de fuego, en la casilla d2; la dama en e1, tocando en la diagonal a la reina enemiga, en h4. Pero es el turno de las negras. «¿Qué harías en este momento?», le pregunta Jorge a su alumno. A los dos segundos, el pibe responde: «Torre por d5. Jaque. Y a caballo por d5, dama d8, con amenaza de alfil b4». Rosito se queda mudo. «No puede ser. Ha tardado dos segundos», exclama en silencio. El chico sonríe y se ajusta las gafas. Sabe que ha dado con la solución. Se llama Faustino Oro y su historia es tan fantástica que parece un cuento de Borges.

Alejandro Oro, el padre de Faustino, nos pone en contexto familiar: «Desde bien pequeño, sabíamos que Fausti era un chico despierto», recuerda. «Por ejemplo, era capaz de resolver el cubo de Rubik en menos de dos minutos. Cosas así. Pero nunca, nunca jamás podíamos haber imaginado el talento tan increíble con el que iba a sorprendernos. Su genio natural para comprender el juego-ciencia nos tiene noqueados de asombro. Y no solo a nosotros, la comunidad del ajedrez al completo está perpleja, pone el foco en nuestro hijo porque ve en él un caso nunca visto. Y, ciertamente, lo es. Con solo ocho años, Fausti ya era el mejor jugador sub-10 del mundo. De momento, no tiene techo».

Fruto de la casualidad

Los inicios de Faustino Oro en el tablero son puro realismo mágico. En marzo de 2020, durante el confinamiento del COVID-19, Fausti pasaba las horas con un balón de fútbol. Se internaba por los distintos ambientes del hogar, un hogar que él convertía en el estadio Amalfitani para, como Maxi Romero en la frontal del área, marcar goles legendarios y lograr la victoria con el Vélez Sarsfield. Romina, la madre de Faustino, le pidió a su marido que pusiera un poco de orden: «Alejandro, enséñale al chico a jugar al ajedrez. A este paso nos destroza el living con la pelota».

Alejando –buen aficionado al ajedrez, como lo fue su padre, Luis Oro, ajedrecista de cierto nivel– le explicó a su hijo las reglas básicas del juego. Además, para que pudiera practicar en línea, le abrió una cuenta en la plataforma 'Chess.com'. Cesaron los pelotazos, la algazara de la hinchada tras levantar la Copa Libertadores. Pero, a los tres o cuatro días, Faustino entró al salón con cara de pocos amigos: «Papá, el ajedrez me aburre, es muy difícil. No gano ninguna partida y pierdo muchos puntos», le dijo. «Hijo, es que este juego es para pensar», contestó Alejandro al toque. «Hagamos un trato: por cada cien puntos que subas, te doy un premio». Y así empezó el milagro de Fausti, con el envite cariñoso de un padre que quiere animar a su hijo.

Faustino se tomó en serio la apuesta. Devoró los vídeos del gran maestro Pepe Cuenca y de Luis Fernández Siles, Luisón. Asimiló conceptos de un modo orgánico, rodeado de peluches. Al poco, se presentó ante su padre: «He subido cien puntos». Lo extraordinario ocurrió cuando Alejandro observó que su hijo progresaba de cien en cien cada semana. «Es imposible, no puede ser verdad», pensó. Años antes, a finales de 2017, la aparición del programa AlphaZero supuso un punto de inflexión en la historia de la Inteligencia Artificial, pues no solo se convirtió en la máquina más potente de ajedrez del mundo, sino que aprendió a jugar en 24 horas en un proceso de autoaprendizaje. Podríamos decir que Faustino Oro es el AlphaZero entre los ajedrecistas de carne y hueso.

Cuando Luis, el abuelo, analizó las partidas de su nieto, tampoco podía creerlo. A partir de ahí, decidieron llevar a Fausti al Círculo Torre Blanca, para ponerlo en manos expertas y ponderar la fuerza real del prodigio. Alejandro Oro telefoneó a Jorge Rosito: «Mi hijo practica ajedrez desde hace unas semanas, pero juega como un genio», le dijo. En un primer momento, Rosito no le dio demasiada cancha a las palabras de Alejandro: «Todo el mundo cree que tiene un nuevo Carlsen en casa», pensó Jorge mientras lo oía. «Bueno, vamos a empezar a entrenar juntos y os digo», respondió. Así hicieron. La primera clase se dio bien, se veía que el chico, con seis años, tenía talento. Pero al arrancar la segunda sesión, Fausti sorprendió a Rosito con un desafío: «¿Sabes qué? Soy capaz de dar jaque mate, con alfil y caballo, en menos de dos minutos». «No creo que puedas», contestó el maestro. Este modelo de mate tiene un alto grado de dificultad. La mayoría de aficionados no conocen el patrón y no saben rematar la partida, a pesar de la ventaja. Fausti bailó con las piezas como Fred Astaire, en una perfecta coreografía sobre el tablero. Y, en menos de dos minutos, se ajustó de nuevo las gafas, sonriente.

Desde entonces, Jorge Rosito acompaña a Faustino en su camino de perfeccionamiento. «Es un regalo de vida», reconoce el entrenador. «A veces me pongo a ver una película de Scorsese, o de cualquier otro, pero me da cargo de conciencia no haber dedicado ese tiempo a Fausti. Y es que, en realidad, yo mismo me siento dentro de una película». La emoción de Rosito es contagiosa, se deshace en elogios al hablar de su alumno: «No deja de sorprenderme. El chico te juega sin fallo una variante complicada, la Scheveningen de la siciliana, o cualquier otra, y ni siquiera la conoce. No me preguntes cómo, pero él sabe dónde va cada pieza. Le fluye. Así que, desde hace un tiempo, grabo nuestras sesiones porque, de otro modo, nadie me creería. Por otro lado, estoy seguro de que este material será parte documental de la historia del ajedrez. A todos nos hubiera gustado ver cómo entrenaba Fischer de pequeño, ¿verdad?».

El Messi del ajedrez

El pasado mes de septiembre Faustino sacó 'Oro' en un torneo celebrado en Comodoro Rivadavia, la ciudad del petróleo, al obtener su primera norma de Maestro Internacional (con tres normas se consolida el título). Con este logro, como bien ha subrayado en sus crónicas Carlos Ilardo, prócer del periodismo ajedrezado en Argentina, «Faustino ya ha superado en precocidad a Fischer, Kaspárov y Carlsen», quizás los tres más grandes de la historia, con permiso de Capablanca. Incluso la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) felicitó a Fausti por su gesta en Comodoro: «Increíble actuación de Faustino Oro (2325), de 9 años», una línea escrita con dos emoticonos: un fuego y un aplauso. Entre paréntesis la FIDE anotó la puntuación ELO (sistema de calificación individual) de Fausti en ese momento: ¡2325!, un registro impensable para un chico que empezó a mover los trebejos en marzo de 2020. En la actualidad, ha alcanzado los 2377, lo que le convierte, así ha sido bautizado, en el Messi del ajedrez.

Jorge Rosito: «Desde hace un tiempo grabo nuestras sesiones porque, de otro modo, nadie me creería»

Le pregunto por Faustino Oro al ajedrecista Alan Pichot, campeón mundial sub-16 en 2014 y número uno de Argentina, hasta su reciente cambio de bandera deportiva (ahora juega con España). «En los últimos años, estamos ante un nuevo fenómeno: la aparición de chicos muy jóvenes que alcanzan unos progresos altísimos nunca vistos. Yo mismo he perdido alguna partida a ritmo clásico contra rivales de solo 12 o 13 años», explica Pichot. «En este marco de precocidad ha surgido con fuerza el caso del pequeño Faustino, quien tiene un nivel de juego insólito para su edad. Es algo único, está por encima del resto», reconoce el campeón argentino. «Me sorprende la flexibilidad con la que juega las aperturas». Alan marca en rojo dos claves. La primera está llena de esperanza: «A Fausti no le va a costar mucho llegar a Gran Maestro, eso es más que evidente». Pero advierte sobre la segunda: «A partir de Gran Maestro en adelante, empieza otro juego».

Futuro campeón del mundo

Uno de los ídolos de Faustino Oro sigue siendo el gran maestro y comunicador Pepe Cuenca. Mimetizó tanto su estilo de narrar partidas que aprendió a imitar todas sus expresiones, sus muecas y visajes ante la cámara. La historia entre ambos resulta hermosa. «Conocí a Fausti en el Círculo Torre Blanca, cuando recién tenía nueve años», cuenta con orgullo Pepe. «Jugué con él dos partidas. Una, en una ronda de torneo, y la otra en un asado que hicieron para los socios del club. Le gané la primera, pero me hizo tablas en la segunda. Recuerdo que me impresionó su comprensión posicional. Me dio una clase magistral de cómo se debe apretar, poco a poco, cuando se obtiene una ligera ventaja en el tablero». Para Pepe, la diferencia de Fausti con el resto de talentos que ha conocido es clara: «Hay muchos jugadores jóvenes que tienen una visión táctica espectacular, y esto los hace muy peligrosos, pero Fausti va un paso más allá, él es capaz de evaluar una posición a medio y largo plazo. Es una locura. No quiero exagerar pero le veo madera, algo distinto, y con opciones de convertirse, algún día, en campeón del mundo».

Pepe Cuenca: «Fausti va un paso más allá, él es capaz de evaluar una posición a medio y largo plazo. Es una locura»

«El otro factor diferencial de Fausti», añade Cuenca, «es su carácter ganador. Hace poco se enfrentó a Cristóbal Henríquez, número uno de Chile, en el 'Chess Master Series' del portal 'Chess.com'. Llegaron a un final muy igualado. Cualquier chico, a su edad, hubiera firmado feliz unas tablas. Pero Fausti no, él seguía ahí concentrado, buscando una última jugada que mandara a su rival a la lona. En el tablero no teme a nadie. Y en este punto psicológico también me recuerda a Magnus Carlsen».

Uno de los grandes amigos del campeón noruego, el gran maestro estadounidense de origen japonés Hikaru Nakamura, se enfrentó hace dos meses a Faustino Oro en una serie de partidas rápidas (en línea) de tres minutos para cada bando. Nakamura ocupa el cuarto lugar del 'ranking' internacional y tiene más de dos millones de seguidores en su canal de Youtube, desde donde retransmitió el duelo bajo el siguiente título: «¿Puede el Maestro FIDE más joven del mundo, de 9 años, ser el próximo campeón del mundo?».

La pregunta de Nakamura, como ocurría con la posición que arrancaba este relato, este cuento de Borges, está en el aire. Y solo Fausti, el Messi del ajedrez, podrá darnos una respuesta. Por lo pronto, Alejandro y Romina guardan en el bolsillo una jugada intermedia que puede ser decisiva para el futuro de su hijo: venir a vivir a España.

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