Villavaquerín: San Casiano, el desconocido honrado
ESPECIAL MUNICIPALISMO. EL PATRIMONIO INMATERIAL DE CASTILLA Y LEÓN ·
Todos los años la localidad recuerda a un visitante al que nadie conocía, que pasó unos días en el pueblo, disfrazado, mucho tiempo atrás, para nunca más volver
EL NORTE
Villavaquerín
Sábado, 7 de agosto 2021
Es tradición general que a soldado caído en la batalla se le recuerde a través de la tumba del soldado desconocido, homenaje con el que los países honran a aquellos que perdieron la vida en un conflicto bélico. Aunque las comparaciones siempre son odiosas, hubo una vez un visitante en Villavaquerín, en recuerdo del cual cada año en las fiestas tiene ocasión una batalla a 'huevazo' limpio, con la que se conmemora su visita, a pesar de no ser ni siquiera del pueblo... y de no ser quizás su nombre aquel que recibe. Hace ya tanto tiempo que ni los más viejos del lugar recuerdan cuándo pasó, un hombre al que ninguno de ellos conocía acudió a las fiestas del municipio.
Ataviado con un disfraz, no se dio a conocer; como llegó, se fue, y nunca más volvió. Las gentes de Villavaquerín se preguntaban quién era el visitante misterioso y qué le había llevado allí. Fue tan reconocido –irónico verbo– que se le bautizó como San Casiano y se comenzó a recrear su viaje tal cual lo hizo: con un disfraz, que consta de una capa negra, una barba de pega, una peluca y gafas de sol. Quien lo porta es una persona del pueblo, pero nadie conoce su identidad hasta que se la arrebatan, bien tirándole al pilón o al arroyo al término de la procesión dado que, como santo que es, procesiona durante las fiestas de la Virgen del Prado.
Llevado en andas por el pueblo, el sonido de las dulzainas acompaña su recorrido. A su alrededor vuelan los huevos; antaño, cocidos, salvo alguno crudo, para que fueran comidos; hoy, así, crudos, para manchar al que le impactan.
El santo pagano procesiona por las calles del pueblo llevado en andas, hasta que su identidad se da a conocer al final
Al santo pagano es un orgullo encarnarlo; tanto es así que frecuentemente hay quien se ofrece a hacerlo, aunque sepa el escogido que su destino, como el de San Casiano, sea el de ser un desconocido. Uno que, seguramente, como hizo aquel visitante, disfrute después de la camaradería de los vecinos, que paladea las copiosas comidas y meriendas, baila al son de la orquesta y da cuenta de la chocolatada nocturna para coger fuerzas.
La diferencia, que aquel hombre desconocido estuvo por Santa Cecilia, en noviembre ya, y ahora el festejo se celebra con el mejor tiempo, durante las fiestas de la Virgen del Prado, que se celebran alrededor del 8 de septiembre, día de la Virgen. En estas fechas nunca falta la música, desde las dulzainas que acompañan las procesiones –la Virgen del Prado, como es natural, procesiona también– hasta bien entrada la noche.
Tampoco actuaciones para todos los públicos o tradiciones como el concurso de disfraces, del cual aquel hombre desconocido no formó parte, y que a buen seguro habría ganado. De hecho, así lo hizo: ningún disfrazado se mantuvo en la memoria como lo hizo él.
FIESTAS Y TRADICIÓN
Virgen del Prado
Se celebra el día 8 de septiembre de cada año. Son las fiestas grandes del municipio, que suelen estar favorecidas por el buen tiempo.
San Casiano
Santo pagano, que sale en procesión durante las fiestas de la Virgen del Prado en recuerdo a un visitante desconocido.
Santa Cecilia
Los festejos en su honor son el 22 de noviembre. Fueron los que visitó San Casiano, según cuentan hoy en día los lugareños.
Destaca
La procesión de San Casiano, con todo lo que ello conlleva: desde la elección del vecino que se disfraza hasta la batalla de huevos que se produce por las calles del pueblo.
Más información
www.villavaquerin.ayuntamientosdevalladolid.es
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