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Los Machurreros de Pedro Bernardo son una buena muestra del valor ancestral de los bailes de máscaras en Ávila.
La raíz profunda de una infinita riqueza popular

La raíz profunda de una infinita riqueza popular

ESPECIAL MUNICIPALISMO. EL PATRIMONIO INMATERIAL DE CASTILLA Y LEÓN ·

La provincia de Ávila es un pozo inagotable de costumbres, tradiciones, folclore, fiestas y leyendas, algunos de los cuales se remontan a los orígenes vetones de una tierra que guarda su memoria como un tesoro

EL NORTE

Ávila

Sábado, 1 de mayo 2021, 17:32

Desde tiempos de los vetones, entre el siglo V y el I a.C., el territorio que hoy ocupa la provincia de Ávila ha vivido en sintonía con la montaña, con la Naturaleza y con los animales. Buena parte de aquellos usos y costumbres de los celtas abulenses (las cencerradas, las enramadas, las ceremonias lunares...) han atravesado los siglos, se han mezclado con otras culturas y otras costumbres y se han incorporado al folclore actual, uno de los más ricos de Castilla y León y de España.

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El Festival del Piorno de Gredos, sigue dando hoy testimonio de ese vínculo de excepción entre el hombre y la tierra, lo mismo que las máscaras y las vestiduras de los Cucurrumachos de Navalosa, los Harramachos de Navalacruz o los Machurreros de Pedro Bernardo evocan esa mixtura ancestral entre el hombre y los elementos naturales. Una costumbre, por cierto, la de enmascararse, que desemboca en el carnaval por excelencia de la provincia, el de Cebreros. Y una lista que habría que ampliar hasta las Luminarias de San Bartolomé, donde el espectacular paso de los caballos sobre el fuego nos habla de las ceremonias de purificación de los animales.

El Carnaval de Cebreros es el más relevante de la provincia abulense.

Más allá de todas estas referencias, las festividades religiosas siguen siendo las que congregan a su alrededor la mayor parte de las tradiciones y costumbres que conforman el inmenso patrimonio inmaterial de Ávila. El Vítor de San Esteban del Valle o las multitudinarias romerías del Cristo de la Luz de Lanzahíta, de la Virgen de Chilla en Candeleda o de San Pedro de Alcántara en Arenas de San Pedro son solo la punta de lanza de un sinfín de celebraciones que convocan a su alrededor bailes, cantes, romances y melodías antiquísimas.

Coplas, seguidillas, serranas, tonás, que vuelven a ser actuales una y otra vez gracias a los festivales y a los encuentros folclóricos que se celebran en toda la provincia. Una memoria colectiva que los vecinos cuidan como parte de su vida misma y que tiene como fiel representante a la procesión de los Romances de Navaluenga.

Los Cucurrumachos, los Harramachos o los Machurreros evocan la gran mixtura entre el hombre y los elementos naturales

Evocaciones que parten casi de la noche de los tiempos, y que se han ido sumando en la memoria colectiva a otros momentos históricos más cercanos, como el ciclo anual de la Piedrahíta Goyesca, conformando un crisol difícil de igualar.

Las Luminarias de San Bartolomé de Pinares evocan las antiguas ceremonias de purificación de las cabalgaduras.

Gastronomía

Todo esto, además, siempre acompañado por una gastronomía que forma parte indudable de lo mejor del patrimonio inmaterial de los abulenses. Con productos como la carne de avileña, el tostón de Arévalo, las judías de El Barco o los vinos de Cebreros. Fruto de un pacto indisoluble entre la calidad de los productos de la tierra y una sabiduría culinaria atesorada de generación en generación.

FIESTAS Y TRADICIÓN

  • Folclore Ávila guarda un tesoro folclórico extraordinario: de norte a sur y de este a oeste de la provincia cantes, bailes, romances y trajes típicos muestran una inmensa variedad.

  • Fiestas religiosas Las fiestas religiosas, con las procesiones y las romerías al frente, algunas tan célebres y multitudinarias como las de San Pedro de Alcántara o la Virgen de Chilla, congregan a su alrededor buena parte del patrimonio inmaterial abulense.

  • Gastronomía La gastronomía de la provincia, desde el tostón de Arévalo hasta chuletón de avileño, pasando por el vino de Cebreros o las patatas revolconas, tiene la calidad y la tradición como señas de identidad.

  • Destaca La raigambre ancestral de algunas de sus fiestas (los Cucurrumachos, las cencerradas, la luna celta...), que se remontan a tiempos de los celtas, confiere al patrimonio inmaterial de Ávila un valor incalculable.

  • Más información www.diputacionavila.es

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