Megeces: las fiestas de invierno, seña de identidad

Situado junto al río Cega en el corazón de la Tierra de Pinares vallisoletana, Megeces, palabra de origen árabe que significa lugar donde se deja la cosecha, es un sitio idóneo para el disfrute de la naturaleza. Pero que también, pese a la despoblación y los cambios de tendencias, mantiene aún muchas de sus centenarias tradiciones.

Son su mejor patrimonio inmaterial y se suman al histórico-artístico que conforman su iglesia parroquial –del siglo XVI con restos de estilo románico-mudéjar del siglo XIII–, y su puente, también del siglo XVI y de un único arco de medio punto sobre el que pasa la Cañada Real Burgalesa.

Hablar de tradiciones en Megeces es hablar de cuatro fiestas que tienen lugar en invierno y siempre con misa, procesión, música y baile. Comienzan el 2 de febrero, con Las Candelas, una celebración de gran raigambre y devoción, en la que las mujeres se encargan de procesionar a hombros tras la misa una bella talla del siglo XVI.

El 3 de febrero son los hombres quienes hacen lo propio con la también talla del siglo XVI del médico y obispo San Blas, al que se encomendaban los enfermos de la garganta.

El 5 de febrero, Santa Águeda, es el día grande de las mujeres megezanas que, incluso cuando la fiesta estuvo a punto de desaparecer, conservaron los trajes tradicionales de sus antepasadas, que han ido pasando de madres a hijas. Una celebración de la que se tiene constancia de forma documental desde finales del siglo XIX.

Y el 1 de marzo, promovida por la centenaria Asociación La Fe de Socorros Mutuos de la Clase Obrera de Megeces, formada por hombres, se honra al Santo Ángel de la Guarda con misa, procesión, refresco y baile, y durante años con suelta de vaquillas.

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