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Cuentan que Alfonso Fernández Mañueco salió de la primera reunión con Vox con cara de satisfacción indisimulada. Y que a ella se le sumó la alegría de la disposición de Soria ¡Ya! a apoyar su investidura si acepta ciertas condiciones para sus votantes, que ... son a la vez ciudadanos sorianos hartos, como se vio el 13F. «Nadie va a quebrar la cohesión territorial», ha clamado Mañueco desde que utilizó el argumento de la «negociación a espaldas» de Ciudadanos con Por Ávila para convocar elecciones y durante la campaña. Pero lo de Soria ¡Ya! le concede, en realidad, una oportunidad de asestar el primer mandoble a Vox en la negociación para formar Gobierno.
Los de Santiago Abascal, bisoños en la política parlamentaria de Castilla y León salvo por la participación de Fátima Pinacho como procuradora y David Hierro como asesor, se pueden quedar incluso sin un solo puesto en la Mesa de las Cortes. Que no es un órgano cualquiera. Es el que decide, por ejemplo, las asignaciones presupuestarias a los grupos, clave para poder contratar personal de comunicación o asesores, o las indemnizaciones que reciben los procuradores. Unas partidas que pueden servir como arma de presión política, como se vio en tiempos pretéritos. Se cierra el grifo a los partidos de la oposición hasta hacer, incluso, que tengan que reducir personal. La Mesa de las Cortes también califica los asuntos que llegan hasta ella y los deriva a la comisión correspondiente, o decide a qué temas le puede dar más prioridad. Sin contar con la visibilidad institucional de un cargo que es la segunda autoridad de la comunidad autónoma y está presente en un sinfín de actos públicos de toda índole por toda Castilla y León.
La Mesa la forman un presidente, dos vicepresidentes y tres secretarios. El voto del presidente es de calidad. Es decir, decide en caso de empate.
El día que se constituyan las Cortes, el 10 de marzo, se votará quiénes forman parte de esta Mesa que es el órgano de Gobierno del parlamento autonómico. Dentro de la casa hay quien ve a Soria ¡Ya! en uno de los puestos de secretario, como en su momento estaba Ciudadanos con Marta Sanz. Sus votos, unidos a los 31 del PP, pueden hacer que los de Mañueco se hagan con la Presidencia, una vicepresidencia, un puesto de secretario y ceder otro a Soria ¡Ya! Los otros dos puestos serían para el PSOE y el PP se garantizaría el triunfo en todas las votaciones de la Mesa. Y sin Vox.
El procedimiento es sencillo y la aritmética, rotunda.
Los grupos pueden proponer candidatos a presidente. La legislatura pasada se postularon Ana Sánchez por el PSOE y Luis Fuentes por Ciudadanos, como parte del pacto entre PP y la formación naranja. Sánchez consiguió los 35 votos socialistas más los 2 de Podemos. Luis Fuentes obtuvo los 29 del PP y los 12 de los suyos. Y hubo tres votos en blanco, que se consideran nulos: Vox, Por Ávila y UPL.
En esta ocasión, el PP parte con 31 y el PSOE, con 28. Vox tiene 13. La fórmula más simple es la del acuerdo PP-Vox, que solo tendrían que decidir quién ocupa qué cargos de la Mesa.
Cosa muy distinta es si Vox, de no mediar acuerdo, decide votar a un candidato propio o emitir un voto nulo. Esto dejaría las cosas a expensas de acuerdos con Soria ¡Ya! (3 escaños), UPL (3), Ciudadanos (1), Unidas Podemos (1) y Por Ávila (1). Si los sorianos pactan con el PP, los 34 votos podrían incluso empatar con un conglomerado del PSOE con el resto de fuerzas. Sin embargo, el que más representación tiene es el que desempata. Esto es, el PP se aseguraría la Presidencia, por ejemplo, a cambio de ceder un puesto en la mesa a Soria ¡Ya!
Hay otro factor a favor de Mañueco. Es muy complicado que UPL apoye a uno u otro lado. Su primera condición es inapelable: hablar de la autonomía de la Región Leonesa. Como eso no se lo van a conceder ni socialistas ni populares, los leonesistas no apoyarán a ninguno de los dos. Podría suponerse que UPL y PSOE están más cercanos en virtud del acuerdo que mantienen en la Diputación de León, pero los leonesistas ya han hecho llegar su descontento a Luis Tudanca (PSOE) por el mal funcionamiento de ese pacto, lo que complica más las cosas.
Así, el PSOE solo tiene una salida. Recabar el apoyo de Soria ¡Ya! y sumar, al menos, a Unidas Podemos, que ha comprometido su apoyo si hay opciones, y Ciudadanos o Por Ávila. Así alcanzaría 33. El PP, sin acuerdo con Vox, podría llegar a 32. O bien que Ciudadanos y Por Ávila, en esa situación, decidieran no apoyar a ninguno de los dos, lo que dejaría el resultado en 32-31 para el PSOE.
Soria ¡Ya! se convierte así en la clave de los desempates. Pero solo, ojo, si no hay acuerdo PP-Vox. Para algunos de los partidos implicados, este ritmo lento de negociación, los mensajes cruzados en ruedas de prensa o tuits, son solo un posicionamiento negociador que desembocará en un acuerdo PP-Vox ineludible. Teatro político. Y Soria ¡Ya!, vaticinan algunos observadores cercanos, solo será una herramienta para que el PP pueda blandir ante Vox que tiene «otras opciones» para asegurarse la mayoría en la Mesa de las Cortes o, incluso, gobernar en solitario.
Si el PSOE consigue acceder a la Presidencia de la Mesa de las Cortes, el escenario político se complicaría muchísimo. Para empezar, el Gobierno tendría a la oposición al frente del parlamento autonómico. Eso, si es que PP y Vox consiguen un acuerdo de Gobierno o Mañueco es investido presidente. Podría darse el caso de que Vox y PSOE votaran contra él, lo que derivaría en un bloqueo y una repetición electoral. O que consiguiera formar Gobierno, con o sin Vox, pero con la actividad parlamentaria regulada por el PSOE. Una situación, a medio plazo, muy compleja de manejar.
¿Y qué pasa con el Gobierno si el PP deja fuera de la Mesa de las Cortes a Vox?
Pues que el acuerdo se complicaría. Fuentes del PP temen la reacción «imprevisible» de Vox en ese caso. De hecho, fuentes cercanas a la formación de Abascal advierten de que llegado ese caso incrementarían sus exigencias para formar parte del Gobierno. Si piden el «mismo trato» que se le dio a Ciudadanos, que obtuvo la Presidencia de las Cortes y cuatro consejerías, podrían incrementar ese número a cinco.
Tendría un argumento sólido para pedirlo. Un 'no' de sus 13 procuradores en la sesión de investidura, unido a un «no» del PSOE, anularía el intento de Alfonso Fernández Mañueco de erigirse en presidente autonómico en la sesión de investidura, que debe celebrarse en los 15 días siguientes a la constitución de las Cortes. Esto es, a finales de marzo. Si no sale investido presidente, comenzará a correr un plazo de dos meses para conseguir que él, u otro candidato, lo consiga. Un bloqueo llevaría a la repetición electoral.
Y esa repetición electoral arroja unas incertidumbres que no hay sondeo que las resista. Cogería a los populares en plena refundación de Núñez Feijóo y con el relato en manos de Vox, que podría argumentar que no se ha tratado a sus votantes con el mismo rasero que a los de Ciudadanos en 2019. Mañueco recuperó dos escaños el 13F respecto a 2019, pero perdió 54.000 votos. El PSOE, pese a caer, se quedó a 16.000 papeletas de los populares. Y la pujanza de las candidaturas territorialistas y del propio Vox añade incógnitas a una ecuación irresoluble.
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