La jueza mantiene las medidas sobre el Manitas sin concretar los posibles cargos contra él

Seis días en los que, en principio, nada habrían encontrado los agentes para vincular al posible sospechoso con la desaparición y muerte de la mujer de 35 años. El Manitas fue detenido el 23 de enero y puesto en libertad el 28 con la obligación de comparecer a diario y de no salir de Valladolid, y por descontado del país. Y así sigue, según ha confirmado este viernes su abogada, quien reconoce que «no ha habido cambios en su situación». Tampoco en cuanto a Carlos y Óscar, los dos amigos que estuvieron con Esther en las horas previas a su desaparición, entre la noche del 12 y la madrugada del 13 de enero, que hasta la fecha han prestado declaración en numerosas ocasiones, en algún caso con abogado, sin que pese cargo formal alguno tampoco contra ellos.

El férreo secreto de sumario decretado por la jueza desde el minuto uno de la investigación, que comenzó a partir del 17 de enero, cuando la familia denunció la desaparición, impide conocer avance real alguno en la investigación y tendrá que ser precisamente la propia titular del juzgado numero 5 la que decida en los próximos días, cuando se cumpla un mes del inicio de las pesquisas, la que dictamine si prolonga o no el secretismo de las actuaciones conforme a la obligación legal de cumplir los plazos establecidos en este sentido.

Para entonces habrán pasado treinta largos días desde que comenzara una investigación que continúa abierta y sin información oficial alguna sobre posibles avances en la misma más allá de la evidencia de que el cuerpo fue encontrado en una cuneta al borde de la carretera que conduce al casco urbano desde la Nacional 122 y de que la última hipótesis en sumarse a la larga lista de incógnitas sobre el fallecimiento de Esther López es la de que pudo ser atropellada. Y nada más. «Todas las líneas de investigación continúan abiertas», reiteran como un mantra desde las fuentes oficiales.

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Los días, entre tanto, continúan pasando y los vecinos de Traspinedo, el pueblo que, al menos, pudo despedir a su vecina el miércoles –este sábado está prevista una nueva misa en su memoria, a partir de las cinco de la tarde, en la iglesia parroquial de San Martín de Tours–, intentan retomar la normalidad mientras claman por recibir alguna explicación oficial sobre lo que le pudo pasar a Esther López en aquella madrugada del 13 de enero, cuando todo apunta a que perdió la vida y que su muerte, fruto de la presencia de traumatismos internos hallados durante la autopsia, pudo ser violenta. La investigación continúa abierta. Y el secreto también.