«Las hacenderas recuperan el espíritu de colaboración»

Al pie de la sierra de Guadarrama, la Cañada de la Vera de la Sierra, la Cacera de San Medel y la actividad relacionada con la industria de la lana, sustentan los orígenes de Torrecaballeros. Es una localidad en la que el uso tradicional del agua ha tenido siempre su propia identidad y todavía, a día de hoy, el sonido del agua corriendo por la Cacera es un placer en el que vale la pena detenerse.

Históricamente, siempre han sido los vecinos los encargados de mantener la Cacera en buen estado, pues de sus aguas dependían para el riego de pastos y linares, y para el consumo. Con el paso de los años, el abandono del cultivo del lino, y la llegada del suministro de agua potable, la Cacera ha dejado de tener esa función esencial de antaño, pero aún se mantienen tradiciones ligadas a ella, como el Día de la Creazón. Así, el sábado antes de San Juan de junio, los ganaderos de todos los municipios que empleaban el agua de la Cacera, subían a la sierra a limpiar y adecentar los diferentes tramos.

Esta tradición se mantiene viva, con un marcado carácter festivo, en una clara apuesta por mantener y poner en valor este importantísimo patrimonio inmaterial. Este mismo deseo de recuperar tradiciones ligadas al uso del agua, es el que nos mueve para, desde el Ayuntamiento, organizar anualmente diversas hacenderas, recuperando el espíritu de colaboración que antaño caracterizaba la vida de estas comunidades. Además, estamos trabajando en la recuperación de las fuentes tradicionales de Cabanillas y las pozas de lino de la Aldehuela.

Aparte de nuestro entorno natural, poco conocido, Torrecaballeros atesora otro patrimonio inmaterial de primer orden que atrae anualmente a miles de visitantes. Es el que más fama (sobradamente acreditada y merecida) nos reporta: nuestra excelente gastronomía. De buena mañana, las chimeneas de los hornos de asar lanzan las primeras bocanadas de humo que llenan el ambiente de un olor característico. Comienza a arder la leña que durante horas seguirá consumiéndose para dar al asado de cordero o cochinillo, su punto exacto. Ese olor a leña ardiendo es sustituido por el olor a excelente asado cuando el sol ya está en todo lo alto y Torrecaballeros vibra repleto de visitantes que disfrutan del buen yantar.

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