Castrillo de Onielo: un pueblo ligado a su identidad
ESPECIAL MUNICIPALISMO. EL PATRIMONIO INMATERIAL DE CASTILLA Y LEÓN ·
De las fiestas de Nuestra Señora de la Paz hasta las más tradicionales de San Isidro y el Corpus Christi, las fiestas han tenido una misión muy importante en la localidad
EL NORTE
Castrillo de Onielo
Martes, 18 de mayo 2021, 07:54
La tradición conserva toda su esencia en Castrillo de Onielo, donde aún se conservan antiguos ritos que mantienen al pueblo conectado con su pasado. Como las fiestas, que recorren el calendario de esta localidad regadas de costumbres propias. Como Nuestra Señora de la Paz, que pierde sus raíces en el tiempo.
DAVID BELTRÁN PEROTE. ALCALDE DE CASTRILLO DE ONIELO
Días antes, las mujeres iban a los hornos para hacer mantecados y magdalenas que luego obsequiarían a sus invitados en casa. Mientras, los quintos hacían dianas para conseguir propinas y poder contratar a los músicos. Porque ellos eran los protagonistas de ese día.
Tras la misa los quintos hombres bailaban la jota, en una clara iniciación en la que dejaban la infancia y entraban en la madurez. Ahora todo el pueblo baila la jota en la procesión alrededor de la iglesia. Luego, los vecinos vuelven a entrar en el templo para cantar la salve. Al ser una fiesta importante el menú del día incluía pollo y, con los menudillos, se hacía un arroz de primero.
Con una rica tradición oral, esta localidad cuenta con abundante vocabulario propio con palabras como marrotar o caganiales
También tenía mucha importancia San Isidro, en la que la desaparecida cofradía del Señor, solo de hombres, se encargaba de hacer los preparativos desde la víspera, cuando se hacía una hoguera con los viejos aperos de labranza: serones, aguaderos o trebejos. Al día siguiente, tras la misa, los labradores se juntaban para comer.
Y si San Isidro era la fiesta de los labradores, el Corpus Christi era la de los pastores. Ese día no soltaban las ovejas y regalaban leche a los vecinos. Luego, tras la misa, jugaban a los juegos tradicionales toda la tarde. Y aún se celebra la Fiesta de Letanías, con Virgen de Villagustos. A los cuarenta días del día de Resurreción se celebraba la Ascensión, y las letanías empezaban tres días antes. El lunes, letanías; el martes se iba a la ermita, el miércoles, letanías; y el jueves, la Ascensión. En aquellos días se iba a la ermita con los carros enramados con flores y ramas verdes. Se pasaba el día en la ermita, se comía allí y se cantaba la Salve.
De postre, melocotón en almíbar
También eran días importantes aquellos en los que los niños hacían la comunión. Entonces se echaba a suerte en qué casa se merendaba y tras ir pidiendo para la merienda por el pueblo, se preparaba una comida para todos ellos. Y de postre no faltaba el melocotón en almíbar, un dulce que encantaba a los más pequeños.
Y enraizadas con sus fiestas han llegado hasta nuestros días palabras propias de Castrillo de Onielo. Como perdigalla, que no es otra cosa que una persona despistada; o el artesón, el soporte para arrodillarse al lavar o para llevar la ropa; marrotar, que es estropear las cosas. Este rico vocabulario se completa con otras, como caganiales, querer estar en muchos sitios; o el cuezo, el lugar donde comen los cerdos.
FIESTAS Y TRADICIÓN
La cencerrada
Cuando había un matrimonio en segundas nupcias se les deba la cencerrada, que consistía en tocar cencerros delante de su casa.
La matanza
Antiguamente se reunía toda la familia y antes de proceder a la matanza los hombres se tomaban una copa de orujo con una pasta. Luego los niños se encargaban de repartir las llamadas raciones, que eran las vísceras del cerdo. Se repartían entre vecinos, familiares y amigos. Y los niños siempre recibían una propina o dulce.
Los dulces
Ha existido una gran tradición de dulces en este pueblo, siempre ligados a las tradiciones. Los mantecados, las magdalenas, las galletas y las tortas de chicharrones, en enero;las hojuelas y las flores, en carnaval; y las rosquillas, en Semana Santa.
Destaca
Antes las niñas jugaban a las tabas, los bolos, los alfileres, la soga, la comba y el marro pelota, mientras que los chicos se divertían con la rana, la tanga y las canicas. Y todos se reunían para jugar a la cadeneta y al churro media manga mangotero.
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