«Nos queda la tarea de transmitir la tradición»
ESPECIAL MUNICIPALISMO. EL PATRIMONIO INMATERIAL DE CASTILLA Y LEÓN ·
«Cuando un quinto bailaba a la Virgen de la Paz significaba mucho, era un símbolo de iniciación a la madurez»Secciones
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ESPECIAL MUNICIPALISMO. EL PATRIMONIO INMATERIAL DE CASTILLA Y LEÓN ·
«Cuando un quinto bailaba a la Virgen de la Paz significaba mucho, era un símbolo de iniciación a la madurez»DAVID BELTRÁN PEROTE. ALCALDE DE CASTRILLO DE ONIELO
Martes, 18 de mayo 2021, 07:54
Como todos los pueblos, Castrillo de Onielo tiene sus costumbres y todo ese patrimonio inmaterial que ha ido pasando de generación a generación. Antes existía el tiempo del trabajo y del descanso, de la fiesta y del recogimiento. Había un orden de las cosas, un ritmo, unas estaciones.
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El color del paisaje, el aire que se respiraba, el sabor de las cosas, cada mes, cada estación, cada época del año tenía su particular florecimiento. Al contrario que hoy en día donde muchas cosas están fuera de su ciclo natural. Los dulces, los juegos, las canciones o los bailes. Tenían su lugar, su espacio, su momento y su significado.
Como cuando un quinto bailaba a la Virgen de la Paz significaba mucho mas que un baile; era todo un símbolo de iniciación a la madurez, un paso al mundo de los adultos, en el que todo el pueblo veía cómo bailaba y se expresaba. También podemos hablar aquí de las Candelas, fiesta en la que las mozas del pueblo iban a la ermita y se reunían en el atrio. Allí hablaban y se divertían para terminar comiendo pan con chocolate. O cuando las chicas madrugaban y subían hasta la Olma Salmarón para ver juntas la salida del sol, ya que en el pueblo les decían que ese día salía dando vueltas.
Porque las tradiciones que han llegado hasta nosotros son muchas, pero una es la más importante. Si hablamos de patrimonio inmaterial tenemos que hablar de las personas, de su generosidad y disposición como lo han demostrado a lo largo de los años, de su compromiso y su buen hacer. Grandes trabajos comunitarios donde nadie piensa en una recompensa personal, cada uno aporta lo que está en su mano, existe el sentido comunitario. Y esto es vital para los pueblos, que necesitan de esta unión comunitaria para afrontar el presente y el futuro.
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Los saben bien los más mayores. Cuando hablo con la gente de mi pueblo todos se remontan a su niñez y juventud, se acuerdan de nombres, de anécdotas, de una infancia llena de aromas, de sonidos de rutinas y de costumbres. De un mundo que empieza a quedar atrás.
Queda así la enorme tarea de transmitir estos sentires, estas tradiciones para que los pueblos sigan echando raíces y brotes verdes.
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