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En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género, los dastos económicos nos siguen mostrando una importante desigualdad entre hombres y mujeres, contra la que se debe de luchar si se quiere acabar con esta lacra social. En 2017, las mujeres burgalesas ... cobraron menos que los hombres, unos 6.756 euros menos de media, una cifra que hace que Burgos lidere la brecha de género en Castilla y León.
La Agencia Tributaria revela que el año pasado volvió a crecer la diferencia entre las percepciones salariales de hombres y mujeres en la región respecto al ejercicio anterior. La estadística sobre Mercado de Trabajo y Pensiones en las Fuentes Tributarias, analizada por ICAL, indica que ellas cobraron de media 4.757 euros menos que ellos en 2017, cuando en 2016, esa diferencia ascendía a 4.621 euros. En concreto, la percepción media para las féminas se situó en los 16.211 euros el año pasado, mientras que la de los varones ascendió a 20.968.
La tendencia a ensancharse de la brecha salarial se mantiene así en la Comunidad, desde 2013, cuando ascendía a 4.477 euros, que supusieron rebajar los 4.919 de 2012. La cifra empezó a crecer desde ese año y se elevó a 4.519 euros en 2014; y a 4.522 euros en 2015. Y también tiene su reflejo en las diferentes provincias.
Así, los datos recabados por Ical indican que la mayor brecha se registró el año pasado en Burgos, de 6.756 euros, con 23.328 euros para ellos frente a los 16.572 de salario medio para ellas; seguida por Valladolid, donde los varones contaron con retribuciones medias de 22.742 euros, frente a los 17.270 de ellas, es decir, 5.472 euros de diferencia.
Asimismo, la distancia entre hombre y mujeres se situó en los 4.719 euros en Palencia, en los 4.629 en León y en los 4.180 en Segovia. En la provincia palentina, los varones registraron un salario medio de 20.620 euros frente a los 15.901 de las mujeres. Asimismo, en la leonesa, ellos percibieron de media 20.495 euros y ellas, 15.866; y en la segoviana, 19.458 y 15.278, en cada caso.
Además, la brecha se situó en los 3.637 euros en Salamanca, con 19.856 euros para los hombres y 16.219 para las mujeres; en 3.213 en Ávila, con 17.813 y 14.600 euros, en cada caso; y en 3.190 en Soria, con 20.402 y 17.212, respectivamente. Por último, en Zamora, los hombres cobraron de media 2.801 euros más que las mujeres, con percepciones de 17.506 y 14.705 euros, respectivamente.
En términos globales, los salarios medios de hombres y mujeres crecieron el año pasado en todas las provincias, en Burgos (20.306 euros), un 2,9 por ciento; en León (18.333) y Soria (18.918), un 2,7 por ciento en las dos; en Salamanca (18.173), un 2,6 por ciento; en Segovia (17.523) y Zamora (16.225), un 2,5 por ciento, en ambos casos; en Ávila (16.348) y Valladolid (20.224), un 2,4 por ciento en cada una; y en Palencia (18.469), un 1,6 por ciento.
La Agencia Tributaria también analiza las retribuciones conforme a tramos de ingresos sobre el Salario Mínimo Interprofesional. Las cifras son demoledoras, ya que de las 442.927 asalariadas contabilizadas por el organismo en Castilla y León, 242.602 cobraban por debajo de 1,5 veces el SMI, el 54,7 por ciento del total; mientras que en esa situación estaban 194.781 varones de 521.270, es decir, el 37,3 por ciento. Asimismo, en la tabla alta, la que incluye a los perceptores de más de diez veces el SMI, se registraron 2.025 hombres, frente a 316 mujeres.
Las secretarias de Mujer y Políticas de Igualdad de CCOO y de Igualdad y Juventud de UGT en la Comunidad, Yolanda Martín y Ana Isabel Martín, respectivamente, denuncian que, pese a que todo el mundo anuncia medidas para acabar con esta situación, lo cierto es que «la brecha salarial sigue aumentando».
Las sindicalistas destacaron que la brecha llega porque la mujer, que se está incorporando al mundo laboral, está sufriendo la precariedad laboral en la contratación implantada en el mercado; y sigue asumiendo el cuidado de los hijos y familiares; y las reducciones de jornada, porque si la pareja trabaja y alguien coge reducción siempre es el salario más bajo.
El 80% de los contratos a media jornada los firman mujeres, que cobran menos y también asumen las reducciones de jornada. «Es la pescadilla que se muerde la cola», afirma Ana Isabel Martín, quien constata que luego también sufren las peores pensiones. La independencia económica es una de las claves para luchar contra la violencia de género; no se trata solo de igualar los ingresos salariales sino de garantizar que las mujeres no dependan de un suelo externo que les ancle a su pareja cuando son víctimas.
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