Tres puntos muy sufridos

El técnico del Burgos, Julián Calero, ya advirtió en la previa que su equipo debía adaptarse a las condiciones del campo del Covadonga. Un campo de césped sintético y con dimensiones algo más reducidas de lo habitual. Y parece que esa circunstancia condicionó el juego del cuadro burgalés, que desde el primer minuto se encomendó al juego directo sin apenas transiciones en busca de un chispazo de los hombres de ataque. Un juego que el Covadonga también domina.

Esa apuesta acabó derivando en un partido sin dueño, con multitud de balones divididos y sin apenas continuidad en los ataques de unos y otros. Un partido en el que cualquier fallo podría suponer un duro golpe para cualquiera. Así de hecho lo advirtió el Covadonga en el minuto cinco, que aprovechó un fallo de Elguezabal en una zona comprometida para protagonizar el primer acercamiento de peligro.

Sin embargo, fue Juanma, quizá el jugador más activo de los de Calero, quien se encargó de abrir el marcador a las primeras de cambio. El jugador malagueño, que ya había firmado un par de buenos movimientos, aprovechó un centro raso de Undabarrena para meter la pierna en el segundo palo y batir con comodidad a Aitor Rodríguez en el 10.

A partir de ahí, el Burgos pareció hacerse con el control del partido. Un control basado en la fortaleza de una defensa muy expeditiva y en la apuesta por el juego directo, pero un control muy efímero. Y es que, el balón volaba de un lado a otro del campo sin encontrar un dueño claro y poniendo en tensión a ambas defensas.

Martón, principal referencia ofensiva de los ovetenses, pudo poner el empate en el marcador tras firmar una gran jugada con Diego García, pero su disparo desde el área pequeña se encontró con los pies de Barovero, muy seguro por bajo.

El partido había entrado en una dinámica muy trabada, con constantes correcalles de un lado a otro y con escasa continuidad en ataque. En el 20, el árbitro anuló por fuera de juego un gol de Juanma, que seguía siendo el principal argumento ofensivo de los de Calero. El propio Juanma, de hecho, pudo ampliar la diferencia apenas dos minutos después con un gran disparo cruzado que obligó a Aitor Rodríguez a lucirse para mandar el balón a saque de esquina.

Aquellos fueron quizá los mejores minutos del Burgos, que a medida que avanzaba el cronómetro veía como el Covadonga se crecía, ganando presencia ofensiva a cada paso. En el 26, Asier soltaba un centro chut que se envenenó por el camino y acabó estrellándose en la cruceta ante la pasiva mirada de Barovero. Aquel fue un buen susto para el Burgos, pero no sería el último.

De hecho, el partido cada vez parecía más cerca del empate que del 0-2. El Covadonga es un equipo trabajado que sabe a lo que juega y domina a la perfección los espacios en su campo. Fruto de ese empuje, los ovetenses, que tuvieron que gastar dos balas ante las lesiones de Manu Blanco y Artabe, estaban poniendo en apuros a la zaga burgalesa, que sufría para atar en corto a Martón y Diego García.

Cierto es que Guillermo pudo marcar el segundo para el Burgos con un buen cabezazo a saque de esquina que se marchó alto, pero tanto va el cántaro a la fuente que se acaba rompiendo. Cuando el primer tiempo ya languidecía, Martón aprovechaba la falta de contundencia de la defensa blanquinegra en un libre indirecto para meter el pie sin oposición y empatar el choque.

Aquel tanto cayó como una losa sobre la parroquia burgalesa, que enfiló el camino a vestuarios con la cabeza gacha. Sin embargo, poco tardó el Burgos en volver a encarrilar el choque. Nada más regresar al sintético, Aitor Rodríguez ponía fin a un contragolpe perfecto de los hombres de Calero llevándose por delante a Juanma. El trencilla no dudó y señaló el punto de penalti para que Guillermo marcara su primer tanto esta temporada.

Sí, el Burgos había vuelto a ponerse por delante, pero todavía tendría que trabajar mucho para llevarse los tres puntos de Oviedo, sobre todo porque el guión del choque no varió ni un ápice. Demasiado balón dividido y juego en largo como para mantener un mínimo control del encuentro.

Álvaro Rodríguez probó con un disparo cruzado en el 51 que atajó sin problemas Aitor, y el Covadonga en bloque reclamó penalti sobre Diego García en el 61, pero ni unos ni otros parecía capaces de encontrar el camino a la portería. Poco juego y menos ocasiones, a pesar de la paulatina entrada de piernas de refresco.

A la vista de la situación, el Burgos intentó dormir el choque, apuntalando la zaga y buscando alguna buena transición ofensiva que permitiera sentenciar el partido. Sin embargo, el Covadonga fue de menos a más y, a medida que avanzaban los minutos iba añadiendo presión al cuadro blanquinegro con constantes acercamientos de Jaime Álvarez y Manu Pozo. El propio Pozo pudo encontrar portería en el 82 con un centro raso que se paseó por la línea de gol, mientras el Burgos se conformaba con achicar balones y estirar el tiempo.

Y al final, la moneda cayó de cara. El Burgos, con más sufrimiento del deseado, consiguió atar los tres puntos y regresar a las tierras del Cid con una sonrisa. El próximo fin de semana, los de Calero intentarán mantener la dinámica en el partido aplazado frente al Langreo.