El recuerdo de un cisne blanco llamado Michu

Su frecuencia de gol fue mayor, por encima de todos, en un pueblo galés en el que todavía hoy sigue siendo icono. Hace exactamente este jueves once años, Miguel Pérez Cuesta confirmó su salto de un conjunto tan particular y arraigado a su barrio como es el Rayo Vallecano a la Premier League, a un Swansea City donde se convirtió en ídolo. En leyenda, según el organismo rector de la liga inglesa. Casi nada.

Lo cierto es que la trayectoria del director deportivo blanquinegro estuvo abocada a ser un icono desde el mismo momento que, por principios y por sentimiento de pertenencia, tras pasar por las catacumbas del fútbol español en las filas del Real Oviedo, rechazó al Real Sporting de Gijón, su máximo rival. En Vallecas, donde la vida pirata es la vida mejor, terminó de convertirse en el goleador que se adivinaba en Vigo, en un Celta que se podría denominar pre-Aspas, ya que aún no había irrumpido con la fuerza de después.

Los 17 goles con los de la franja le hicieron convertirse en un cisne blanco; no porque antes fuera un patito feo, sino porque así, como cisnes, se conoce a los del Swansea. En el primer partido vio puerta y se erigió 'MVP' de la jornada en la Premier. Poco a poco, irrumpiendo en el área de esa forma tan propia que él tenía, fue sumando más y más goles hasta alcanzar los 22, que elevaron a los 'Swans' hasta la novena plaza, la mejor hasta entonces desde la creación en los años 90 de la Premier. De blanco, color de su principal equipación, se hizo acreedor de una oportunidad con la selección, única y, a posteriori, escasa para el futbolista que fue.

El #NiceToMichu que tanto se viralizó le llegó a un jovencito noruego que cada vez que subía una foto a sus redes sociales etiquetaba al '9' de los cisnes en su cara. Erling Haaland, que ese era el jovencito rubio que lo hacía, es hoy campeón de la Champions League con el Manchester City y mantiene como ídolo, por encima de todos, al responsable del área deportiva del Burgos CF, que, para más inri, en aquella mágica temporada 2012/13 fue fundamental en la conquista de la hoy conocida como Carabao Cup y entonces Capital One, una suerte de Copa de la Liga que terminó en las vitrinas del Swansea (segundo título de su historia) merced a un 5-0 frente al Bradford City en el que Michu participó hasta en cuatro goles, rubricando uno de ellos.

Sucedió, sin embargo, que su bonita historia se ciñó únicamente a esa campaña. Aunque siguió en el Swansea un año más, comenzó el calvario de lesiones en el tobillo del que no fue capaz de recuperarse en el Napoli de Rafa Benítez, donde sería cedido más tarde, con un escaso éxito en lo deportivo. El desgaste no emborronó su historia, pero sí le llevó a rescindir su contrato con los 'Swans' y a volver a casa, concretamente, a Langreo, donde entrenaba su hermano Hernán. Dice David Trueba que «el hogar es el único local abierto toda la noche», y a él volvió. Tras calzarse las botas en la Unión Popular durante unos meses, se concedió un último baile en el Real Oviedo, y volvió a celebrar, aunque fuera un puñado de alegrías. Convertido en director deportivo, hoy las que recibe tienen que ver con un Burgos CF al que liderará por tercera temporada consecutiva en el fútbol profesional.