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Luis Belli Príncipe fue uno de los primeros en recalar en el Burgos CF de la mano de Antonio Caselli después de que el empresario argentino asumiera el control accionarial del club. Su rol, tal y como se subrayó en su día, era dirigir ... la transición del club hacia la profesionalización. Sin embargo, apenas unos meses después de llegar a orillas del Arlanzón, Belli se bajó del barco y regresó a Argentina por profundas desavenencias con Caselli, quien según subraya Belli, «no cumplió en ningún momento el plan de negocio» elaborado para el club.
Hoy, mucho después de su salida, con el Burgos CF en manos del grupo Yucon en Segunda División, Belli quiere hablar de su experiencia en el en el club y desmarcarse de Caselli, ahora contendiente en las elecciones de River Plate. No lo ha querido hacer hasta ahora, asegura, «para no dañar al Burgos CF», que a su juicio se salvó de la desaparición gracias a la intervención de los empresarios burgaleses agrupados en la sociedad Yucon, actuales propietarios de la entidad.
La relación con Caselli, explica Belli, viene de tiempo atrás. «Llevo 20 años en la política de River» y años atrás contactó con Antonio, cuyo «discurso» compartía plenamente en aquel momento. De esa relación surgió la posibilidad de recalar en el Burgos CF. «Era el club ideal, por historia, instalaciones, situación económica, potencial de la ciudad y afición. El riesgo era mínimo y las posibilidades de crecimiento eran muchas. Antonio necesitaba un director general y me lo ofreció. No pude rechazarlo. Era un sueño, para lo que me he venido preparando durante toda mi vida», subraya.
En ese momento se subió al barco. Y lo hizo, puntualiza, elaborando un «plan de negocio» que tenía marcados en rojo varios hitos y que planteaba un escenario ambicioso, pero «realista». Un plan que, sin embargo, «no llegó a cumplirse en ningún momento».
Dicho plan contemplaba «un presupuesto de 2 millones de euros», de los que «1,5 millones estaban destinados a la plantilla». Con esas cifras encima de la mesa, la idea era sostener al club con recursos propios «hasta enero» de 2020 para, a partir de ahí, depender de los recursos patrimoniales de la familia Caselli. No obstante, poco tardó esa planificación en irse al traste.
«Ya en agosto de 2019 comencé a ver cosas que no me gustaban», como la firma de varios contratos muy por encima de lo habitual para la categoría, algunos de ellos fruto del «capricho» de Franco Caselli, que fue nombrado presidente tiempo después.
Especialmente sonados fueron los casos de varios jugadores que no dieron la talla o que incluso no debutaron. También llamaron la atención las incorporaciones de hombres como Toché y Carlos Martínez, así como el frustrado fichaje de Elady Zorrilla, que «el Burgos no podía pagar», según Belli. «Entraron, como dicen ustedes, como un elefante en una cacharrería», buscando jugadores «como si fuese el PC Fútbol».
En este sentido, reconoce desavenencias con el entonces director deportivo, César Traversone, que era quien «hacía y deshacía» en este ámbito sin contar con la «opinión» de Belli o del entonces presidente, Jesús Martínez. «Ahí empezamos a ver que no pintábamos nada».
Todo aquello derivó en una situación económica muy complicada, ya que los recursos propios del club sólo llegaban a cubrir las primeras semanas de competición. Luego, llegarían los ceses de Fernando Estévez y dos de sus ayudantes, así como del propio Traversone, todos ellos gestionados con «cifras astronómicas» que pasaron a engordar la deuda del club. Y eso a pesar de que, tal y como subraya Belli, el propio Traversone estaba contratado a través de una empresa propiedad de Caselli, y no a través del Burgos CF, que acabó asumiendo su indemnización.
También destaca otros encontronazos con la familia argentina, como la apuesta por Salmerón, a quien «se le ofreció un sueldo muy por encima de la categoría y encima no estaba convencido», o la anulación de un contrato con una empresa dedicada a rastrear los posibles derechos de formación que pudiera tener el Burgos sobre jugadores que hubieran pasado por su estructura y que podía haber inyectado más recursos económicos al club.
Belli también critica con vehemencia otros episodios, como la aparición de «una factura» por la estancia en un hotel de Burgos de «un amigo de Antonio» que el entonces director general se «negó» a firmar.
El ambiente ya estaba muy caldeado y Belli decidió abandonar entonces el proyecto. Lo hizo el 16 de octubre, justo cuando se consumó la venta del paquete accionarial. «Nuestra responsabilidad era la viabilidad del Burgos CF» y «no quise ser cómplice de lo que estaba pasando», así que «ese mismo día cogí un avión» de regreso a Argentina, explica.
A partir de ahí, llegó la pandemia, se suspendió la competición y la temporada siguiente se alcanzó el ansiado ascenso a Segunda División. Un «éxito» que, a juicio de Belli, «se consiguió a costa de fundir al club». Es más, según el exdirector general, fue la sociedad Yucon la que «salvó al Burgos CF de la desaparición» meses antes, cuando los empresarios burgaleses que forman parte de la misma comenzaron a inyectar capital en el club. Lo hicieron, asegura Belli, por «responsabilidad» y confiando en que los Caselli cumplirían sus promesas, pero finalmente, la situación alcanzó un punto de no retorno y los Yucon recuperaron la mayoría accionarial. Ahora, en todo caso, se está gestionando el club de manera «mucho más seria y profesional», a juicio de Belli, quien pide a la afición que «se vuelque con el proyecto».
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