Difícil lo tuvo el Burgos CF el pasado viernes en El Alcoraz para poder ganar sin tirar a puerta. Porque el registro tras el encuentro de los hombres de Calero fue pobre, con tan solo cuatro tiros y ninguno de ellos entre los tres ... palos.
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Ese fue el registro ofensivo del equipo castellano. De estos cuatro tiros tres se marcharon fuera y otro lo bloqueó la defensa del equipo oscense. Poco trabajo tuvo el cancerbero del Huesca, Andrés Fernández, que sí acabó el encuentro con una tarjeta amarilla, pero con pocas acciones en las que intervenir. Apenas dos despejes de puños.
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El gol del Huesca, demás, llegó del infortunio de Miguel Rubio, que en un córner mal defendido por el cuadro blanquinegro permitió a Pablo Martínez poner un balón en el segundo palo. Allí, la indecisión en la salida de Caro y la mala suerte se aliaron para que Miguel Rubio acabara conectando con la pelota y marcando en propia puerta.
De esta manera, el Burgos CF mantiene una media de 0,65 goles por partido cuando actúa como visitante, su punto débil esta temporada. Por contra, lejos de El Plantío recibe una media de 1,35 goles por encuentro. A orillas del Arlanzón, donde se está cimentando la permanencia, los guarismos son totalmente distintos: 1,53 goles a favor frente a 0,53 goles en contra por partido.
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