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El Burgos CF cayó derrotado esta noche ante una ambiciosa SD Ponferradina, que dominó a placer el primer tiempo y disfrutó de multitud de ocasiones como para sentenciar el choque por la vía rápida. Sin embargo, un gol de Guillermo en el segundo tiempo volvió ... a meter al Burgos en el partido y alteró los nervios en El Toralín, que acabó viendo cómo Saverio dejaba el choque visto para sentencia en la recta final.
Dijo Calero en la previa que posiblemente hubiera cambios en las últimas jornadas y el técnico madrileño cumplió con su palabra, dando entrada de inicio a un prácticamente desaparecido Claudio Medina. También saltó de inicio Zabaco en sustitución de Rubio, que se cayó de la convocatoria a última hora por una gastroenteritis, mientras que Juanma esperaba su oportunidad desde el banco.
Enfrente estaba una Ponferradina inmersa en la pelea por el play off de ascenso y que afrontaba el choque en un momento dulce tras tres victorias consecutivas. Y la diferencia de exigencia entre unos y otros marcó el devenir del choque desde el principio. Cierto es que los primeros minutos transcurrieron sin dueño claro, pero la Ponfe fue creciendo a medida que avanzaban los minutos, moviendo el balón con criterio y explotando todas sus virtudes ante un Burgos obligado a achicar balones y buscar transiciones rápidas.
Y en ese escenario no tardaron en llegar las ocasiones del conjunto berciano. En el 18, Ojeda tuvo en primero de la noche en sus botas en una jugada ensayada a la salida de de un córner ejecutada con una precisión exquisita que acabó de nuevo en saque de esquina. El Burgos respiraba, pero el alivio le duraría poco, ya que apenas un minuto después, Ríos Reina dibujaba un gran centro al área que Naranjo culminaría con un inapelable remate a bocajarro.
El gol se sentó de fábula a la Ponferradina, que a partir de entonces profundizó en su dominio, maniatando al Burgos y asediando al cuadro blanquinegro con llegadas de todos los colores. Agus Medina y Naranjo pudieron abrir brecha con sendas ocasiones, pero la defensa del Burgos y la falta de puntería en los metros finales lo impidieron.
Llegó entonces una de las jugadas que sin duda marcaría el choque. En el 28, Andy servía un gran balón al corazón del área berciana y Grego Sierra, que se preparaba para cabecear en posición franca, recibía un empujón desde atrás. A pesar de las dudas generadas en directo y de las certidumbres que ofrecía la repetición, ni el árbitro ni el VAR señalaron nada.
Aquella fue casi la única ocasión de peligro real para un Burgos demasiado gris, incapaz de dominar el centro del campo y totalmente superado en el despliegue rival. Mientras tanto, la Ponferradina, totalmente desatada, seguía acumulando ocasiones. Sergi Enrich lo intentaba con un buen disparo raso y Ojeda estrellaba un balón en el palo. Todo hacía indicar que el cuadro berciano acabaría encontrando el premio de tanto buscarlo. Y finalmente lo encontró. En el 40, Ríos Reina se inventaba un zurdazo espectacular en un libre directo que quitaba las telarañas de la escuadra para anotar el segundo de la noche.
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Ese gol despejaba el camino para una Ponferradina que se marchó a vestuarios sintiéndose muy superior al cuadro blanquinegro, una sensación que no cambió tras el descanso. Cierto es que el Burgos intentó dar un paso al frente en la segunda mitad, abriendo más los espacios y pisando zona peligrosa con mayor frecuencia, pero el cuadro local seguía siendo dueño y señor del partido.
De hecho, los de Jon Pérez Bolo pudieron sentenciar el choque en varias ocasiones. Sergi Enrich, Ojeda, Espiau y Ríos Reina las tuvieron de todos los colores, pero no consiguieron ver puerta.
Mientras tanto, Calero decidía mover el banquillo y daba entrada a Berjón, Guillermo y Juanma de una tacada, cambiando además el sistema a una defensa de cuatro. Ese movimiento táctico mejoró sensiblemente la competitividad del Burgos CF, que comenzó a mover la pelota con mayor criterio y pisar área con cierto peligro.
Y en esas, apareció Guillermo. En el 70, Valcarce le ganaba la partida a Paris Adot en la línea de fondo y la pelota llegaba a los pies del delantero vizcaíno, que no perdonaba. El Burgos había necesitado 70 minutos para disparar entre los tres palos, pero sólo había necesitado un disparo entre los tres palos para marcar gol y meterse en el partido.
A partir de ahí, los hombres de Calero se lo creyeron. Y mucho, por cierto. Es increíble lo que puede cambiar un equipo en un abrir y cerrar de ojos, presionando la salida de balón rival, asumiendo riesgos y volcándose en la parcela ofensiva. Berjón y Juanma ponían la calidad, y Herrero salvaba a sus compañeros del tercero con una magnífica intervención sobre un disparo de Agus Medina.
El partido estaba siendo muy atractivo, con alternativas para unos y otros. Y bien pudo el Burgos aguar la fiesta local con dos grandísimas ocasiones de Grego Sierra y, sobre todo, Guillermo. En el 82, Berjón servía el enésimo centro a la olla y el delantero dibujaba un cabezazo perfecto. El balón iba directo a las redes, pero Amir volaba y salvaba a la Ponferradina del empate.
Esa magistral actuación del cancerbero local pareció contagiar a sus compañeros, y en el 85, Kike Saverio culminaba una gran jugada personal con un golazo que dejaba el encuentro visto para sentencia. Esta vez sí. El Burgos ya no pudo levantarse de ese mazazo y regresa a las tierra del Cid de vacío y con la intención de seguir compitiendo en los tres últimos partidos de liga.
Todas las noticias de Burgos, en BURGOSconecta.
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