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714 días. Traducido al fútbol, 87 jornadas de liga. Ese es el tiempo que lleva el Burgos CF sin ocupar los puestos de descenso desde su regreso hace ya tres temporadas a la categoría de plata.
Pese a que el objetivo fijado por el club ... cada temporada es la permanencia -alcanzar los sonados cincuenta puntos-, el cuadro blanquiengro ha tornado su tránsito por la zona media de la tabla clasificatoria de Segunda División en una costumbre que cualquier aficionado burgalesista habría firmado tras el ascenso en Almendralejo.
Desde la actual novena plaza en la quinta jornada de esta temporada 23/24, habría que remontarse casi dos años (1 año, 11 meses y 13 días) para encontrar la última situación de apuro del Burgos CF en la categoría de plata.
El ansiado regreso tras veinte años de larga espera había comenzado con pinchazo ante el Sporting de Gijón en El Molinón (1-0) y con un trabajado punto en Leganés en la segunda jornada (0-0). En el estreno de El Plantío en esta nueva etapa en Segunda, fue precisamente el Eibar quién con un tanto de Corpas en el minuto 76 cerraba la segunda derrota burgalesa y mandaba al equipo a la antepenúltima plaza de la tabla.
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Así, del 29 de agosto al 5 de septiembre de 2021, las dudas empezaban a rondar a un Burgos CF que compartía puestos de descenso empatando a un punto con Leganés (19º) y Zaragoza (21º) y por encima de un Alcorcón que finalmente acabaría descendiendo a 1ªRFEF.
Pero el destino tenía reservado otro camino a orillas del Arlanzón. El siguiente compromiso liguero en el calendario era la visita de un Real Valladolid recién descendido de Primera División en la cuarta jornada de liga. Y en ese partido cambió todo. El Burgos CF pasó por encima de los pucelanos (que terminarían regresando a la elite de la mano de Pacheta) con un 3-0 que quedará guardado en la retina de la parroquía blanquinegra por mucho tiempo.
Un nuevo pinchazo a domicilio por 2-0 en Can Misses ante la UD Ibiza volvía a hundir a los blanquinegros hasta la 19ª plaza de la tabla y, a partir de ahí, de todos los equipos que han ocupado las cuatro plazas de relegación a 1ª RFEF, ninguno se llamaba Burgos CF.
Después de llevarse también el derbi burgalés ante el Mirandés por la mínima, una racha de cuatro victorias entre la 15ª y la 20ª jornada de liga catapultaron al cuadro blanquinegro a la novena plaza. Con el presupuesto más bajo de la categoría, el equipo se aferró a la zona media-alta de la tabla y, tras algunos altibajos, terminó firmando la permanencia matemática tras alcanzar los cincuenta puntos con un empate a cero en La Romareda.
De forma más optimista comenzó el nuevo reto para el Burgos CF. El 14 de agosto, El Plantío vibraba con el tanto de Artola en el minuto 62 para sumar la primera victoria de un curso funesto para un histórico del fútbol español como el Málaga CF. Pero por mucha alegría y expectativas que hubiese en torno al nuevo equipo, nadie podría haberse imaginado lo que se iba a vivir a orillas del Arlanzón.
Un muro. Esa fue la definición más utilizada durante casi tres meses por cualquiera que se refiriese a un equipo que ya ha quedado para siempre en la historia del club burgalés. El Mirandés consiguió perforar por primera vez las redes en la úndecima jornada pero hasta el 23 de octubre, duódecima jornada de liga, nadie fue capaz de tumbar al cuadro castellano.
De la pasada temporada se recordará también por mucho tiempo el 3-0 endosado al Deportivo Alavés en El Plantío, pero quizá menos que el antológico partido vivido en el Estadio de Gran Canaria ante la -por aquel entonces líder- UD Las Palmas. Una cabalgada en el 93 de Mumo selló un histórico triunfo para devolver al Burgos CF a lo más alto de la clasificación de Segunda 21 años después.
Ese fue el cénit de una temporada en la que el fulgurante arranque de campeonato permitió al cuadro burgalés mantenerse en los play-off de ascenso desde las novena hasta la 24ª jornada y prolongar de forma sorpresiva un sueño que rozó con los dedos: el ascenso a Primera.
Pero el fuelle se fue acabando y un mal último tercio de campeonato difuminó el espejismo de mirar hacia arriba, dejó úndecimo al equipo en tierra de nadie y finalmente terminó con el fin del ciclo de Julián Calero en el banquillo del Burgos CF.
Con el listón alto y la difícil papeleta de seguir haciendo competitivo al equipo llegó Jon Pérez Bolo a un equipo que, tras moverse rápido en el mercado, confeccionó según Michu «la plantilla más competitiva desde que está en Burgos».
Las ideas nuevas del técnico bilbaíno, con una propuesta más ofensiva que las de su predecesor, han dejado mejores sensaciones que resultados y la promesa de una mejora que, al menos en lo defensivo, hizo que los blanquinegros sacasen los tres puntos este sábado en El Plantío.
La victoria ante el Eibar ha permitido dejar abierto un circulo de casi dos años sin pisar los puestos de descenso iniciado precisamente tras una derrota ante el cuadro armero, y que, tras una recaída esa misma temporada ante la UD Ibiza, como mínimo se alargará una jornada más en busca de completar esas dos vueltas al sol.
Con este dato y el márgen de mejora que el equipo posee según ha explicado en varios ocasiones Bolo, el objetivo continua siendo la permanencia en la categoria, meta solventada con holgura las dos pasadas campañas y que podría invitar, aplicando el optimismo del que hace gala el entrendor blanquiengro, elucubrar sobre un Burgos CF que quizá pueda aspirar a cotas más altas.
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