El Burgos CF cuajó ante el Racing de Ferrol una de las mejores primeras partes de la temporada, como constató el resultado de dos a cero al descanso. Y Jon Pérez Bolo tuvo responsabilidad en ello, dado que apostó desde el inicio por un once ... muy ofensivo, en el que juntó a cinco jugadores con un marcado perfil atacante. Escoltados solamente por Atienza como mediocentro puro, Joni Montiel y Curro Sánchez ejercieron como interiores, mientras que los extremos fueron ocupados por Álex Sancris y Dani Ojeda.
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El Plantío todavía no había empezado a corear el nombre de Michu –como haría en el minuto 9– cuando el canario habilitó al madrileño en uno de los innumerables contragolpes que firmaría el cuadro blanquinegro. Álex Sancris se plantó solo frente a Cantero y definió, pero el portero se agrandó en el mano a mano y evitó el gol. Seis minutos más tarde, en el 14', Curro Sánchez apareció entre líneas y habilitó a Álex Sancris, que devolvió el favor a Ojeda con un centro servido al área, donde su compañero remató para, esta vez sí, adelantar a los burgaleses.
La actividad de Dani Ojeda en la primera parte fue alta, recordando el conjunto de Bolo a lo que el entrenador vasco proponía tiempo atrás en la Ponferradina, donde, como contra el Racing de Ferrol, los extremos aparecían en zonas interiores como dos delanteros más, permitiendo coger vuelo a sus laterales. Así lo hizo Matos en otra jugada iniciada por Curro. La conexión exsevillista salió a relucir en otra clara oportunidad, en la que Ojeda se topó de nuevo con Cantero, que para entonces podía ser considerado ya salvador de su equipo.
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El Burgos recuperaba con frecuencia el balón en zonas bastante elevadas y era capaz de habilitar a un Montiel contenido, aunque acertado, dado que solo falló dos pases durante toda la primera mitad. Aunque el '21' acabó propiciando dos disparos a puerta, sería Curro quien volvería a estar presente en un gol, el del mérito y el de la tranquilidad. Fue con él con quien combinó Dani Ojeda antes de hacer un cambio de orientación hacia el lado derecho, por donde Borja González subió raudo y veloz para soltar un disparo duro que se convirtió en su primer gol como blanquinegro y en el fútbol profesional.
Así, rentabilizaron bien los locales sus tiros, puesto que, de los seis realizados antes del descanso, cuatro fueron entre los tres palos y dos acabaron en gol. La sensación era que el Racing de Ferrol (que llegaba como el segundo mejor visitante de la categoría) se encontraba desbordado por el caudal ofensivo de un Burgos que no necesitaba tener en exceso el balón para generarle peligro. Le bastaba con la velocidad que provocaba su 'repóker' atacante, que permitió que por segunda vez en la temporada el resultado al descanso reflejara dos goles de diferencia sobre el rival. Con la vuelta de vestuarios y la salida al campo de Álex López, el escenario cambió y Bolo dio entrada a Appin para reforzar la zona central, limitando a 60 minutos un planteamiento que puede hacer soñar de nuevo a la afición burgalesa con los puestos altos de la clasificación.
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