En 2023, los usuarios de los autobuses urbanos de Burgos recuperaron cifras prepandemia. 13.296.914 personas se montaron en alguna de las 23 líneas ordinarias y 13 especiales que ofrece el Ayuntamiento, aunque no todos los viajeros aprueban la gestión de las mismas.
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De ... todos los usuarios de 2023, el 52,05% se aglutinaba en cuatro líneas: 1, 2, 3 y 5. Tres de ellas pasan por el Hospital Universitario de Burgos y la cuarta conecta el centro con Gamonal. Sin embargo, otras líneas con menos usuarios también son necesarias en Burgos, ya que transportan a personas a zonas menos pobladas pero que también requieren estos servicios.
«Estoy encantada», comenta una usuaria, Elena, sobre el servicio de autobús urbano. Ella coge las líneas 1, 4, 6 y 11, y asegura que le «vienen bien». Por otro lado, Adrián y Cristina consideran que las líneas son «buenas», aunque la 1, que es la que suele utilizar ella, «en festivos y ahora en Navidad sí que se ha notado que íbamos un poco espachurradillos», comenta acerca del sitio en los vehículos municipales.
Adrián, usuario de la línea 5 que viaja del barrio del Pilar-UBU-HUBU-Vista Alegre, reconoce que, aunque la línea recorre gran parte de la ciudad, «le viene bien». Para otras usuarias que suelen montarse en autobuses que recorren la avenida del Cid, estos les resultan «cómodos». Por tanto, la mayoría de vecinos de Burgos están satisfechos con la gestión municipal del transporte en este sentido.
Sin embargo, a pesar de que las líneas convencen a los burgaleses, las frecuencias no tanto. La gran mayoría demanda «más autobuses», sobre todo en días especiales. «El de la Universidad, ese sí que podrían poner algún autobús más por los horarios, que sería un poco más fácil para todos porque al final lo coge mucha gente», comenta Cristina, aquejando a los largos tiempos de espera para volver del centro educativo.
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Por otro lado, Sofía, que vive en el barrio de Villatoro, aqueja que la línea 14, que llega hasta allí pasando por el hospital Divino Valles y el centro comercial El Mirador, se «usaría mucho más si las frecuencias fueran lógicas». Actualmente, este servicio pasa cada 40 minutos o una hora, «una frecuencia baja que no favorece su uso».
Además, la usuaria explica que más frecuencias fomentarían que más usuarios pudieran beneficiarse y que, quizás, el uso del vehículo privado disminuiría. «Entiendo que no sea la línea con más usuarios y pueda ser deficitaria, pero un servicio público no está para ganar dinero. De esta forma, la gente que opta por vivir en barrios alejados del centro acaba teniendo que recurrir al coche para llegar a la ciudad y saturar aún más de vehículos el centro», sentencia.
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Asimismo, Marta es usuaria de autobuses que le llevan hasta y desde la estación de trenes, la línea 23. Reconoce que «el principal problema es que tiene pocas frecuencias y no se adaptan a los horarios de llegada y salida de los trenes». Por ejemplo, el último autobús que sale de la estación es a las 21:00, mientras que el último tren llega a Burgos a las 21:40 y sus viajeros no pueden utilizar el transporte público. Lo mismo ocurre con los horarios de mañana, que los trenes salen antes de que llegue el primer servicio de autobús.
Por último, Marta también menciona que la estación de trenes cierra a las 22:00. Esto supone un problema para ella y otros usuarios ya que, hasta que llega el autobús urbano, los viajeros han de esperar en la calle a pesar de las bajas temperaturas del invierno burgalés.
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