Los nervios habituales con los que los estudiantes se enfrentan a la EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad) se han visto agravados este año a consecuencia de la pandemia de la covid-19. Un total de 1.800 alumnos de Burgos ... se enfrentan desde este miércoles, hasta el viernes 3, a los exámenes bajo estrictas medidas de seguridad para evitar la generación de focos de contagio.
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La EBAU llega con algo de retraso sobre el calendario previsto, después de un curso académico que ha saltado por los aires con el confinamiento y ha obligado a profesores y alumnos a hacer un esfuerzo especial. «Segundo de Bachillerato es un curso muy duro, pero este año ha sido mucho más», ha recordado Verónica Calderón, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad de Burgos (UBU).
Se ha pasado de una formación presencial a una telemática, con ciertas dificultades que han acabado impactando en el temario. Por ese motivo, los exámenes de esta EBAU atípica se han adaptado, manteniendo su estructura pero flexibilizando contenidos para dar más peso a los bloques opcionales. El objetivo es no hacer más difícil todavía la prueba, a la que este año se enfrentan 11.768 alumnos en Castilla y León.
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Suponen un incremento del 26,77% con respecto al año pasado, más o menos el mismo porcentaje que en Burgos. En la provincia son 1.800, 364 más que en 2019, ha explicado Calderón. Y se ha ampliado el número de sedes como consecuencia de las medidas de seguridad especiales derivadas de la pandemia. Así, son un total de 8, distribuidas entre Burgos, Aranda de Duero, Miranda de Ebro y Medina de Pomar. Esta última es una de las incorporaciones, junto con dos sedes en la capital.
Verónica Calderón asegura que las pruebas han arrancado sin problemas, tras un esfuerzo colectivo para tenerlo todo a punto. «Los estudiantes han llegado con muchos nervios pero han respondido bien». El uso de la mascarilla es obligatorio, aunque alumnos y profesores deben haber firmado una declaración responsable de que no tienen síntomas de la covid-19.
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Después de cada prueba se desinfectan las aulas, los baños tres veces al día, se intensifica la ventilación en todo el edificio y en algunos casos se podría aplicar la medida de que cada alumno ocupe la misma mesa en todos los exámenes. La prioridad es evitar que las pruebas de acceso a la universidad se conviertan en un foco de la covid-19, pues mueven a muchos alumnos, trabajadores y familiares, ha apuntado Calderón.
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