Prisión de Burgos. Ricardo Ordóñez / ICAL

Susto en la cárcel de Burgos tras el impacto de un rayo que ha causado daños eléctricos

La tormenta del miércoles de la semana pasada pudo tener consecuencias fatales en el centro penitenciario de Burgos y en la Fundación Oxígeno cuando un rayo impactó en el espacio entre las dos edificaciones

Viernes, 5 de julio 2024, 18:19

Pudo causar una desgracia muchísimo mayor, pero por fortuna no hay que lamentar daños en las personas. Un rayo de los centenares de ellos que cayeron el miércoles de la semana pasada en la ciudad, cuando descargó sobre Burgos una espectacular tormenta, impactó en un espacio entre el Centro Penitenciario de Burgos y la sede la Fundación Oxígeno, contigua a la cárcel.

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Unos voluntarios, que estaban en ese momento en el interior de la cárcel realizando diversas actividades, han confirmado que el impacto del rayo fue de tal potencia que «saltó la centralita de la red y nos quedamos cerrados», asegura. La avería que causó el estruendo y su fuerza eléctrica hizo que se averiaran algunos sistemas como los eléctricos o telefónicos, aunque se mantuvieron sin alteración los de seguridad.

Según alguno de los voluntarios, el miércoles pasado «ya tenía luz, teléfonos, pero la red tenía algunos problemas pues los ordenadores tienen algunas limitaciones aún»; a día de hoy, ha quedado todo solventado. «El trueno sonó como una bomba y todos quedaron impactados por el sonido», afirma.

Fundación Oxígeno

Las consecuencias, mucho menores, llegaron también a Fundación Oxígeno, que tiene su sede al lado de la cárcel. Su director, Roberto Lozano, ha explicado que nada más sonar el estruendo, «nos llegó olor a quemado en un aparato eléctrico, pero fue una cosa menor, ni siquiera se fue la luz ni nada».

Cree que el rayo pudo «caer en el pararrayos de la cárcel». Cuando hay una tormenta tan fuerte, «a nosotros nos pasa habitualmente, pero coincidió que justo cuando el rayo lo paró la caja de los plomos, que tiene un aparato para para que no se revienten los ordenadores».

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Cada vez que hay tormenta, eso sí, la sede tiene que «poner un caldero, porque suele haber gotera». Lozano explicaba que vieron el rayo «por las ventanas, lo sentimos, porque se metió por los cables, saltó, olió, se quemó algo».

Por fortuna este suceso se quedó en un susto tremendo y no hay que lamentar daños más allá de los causados a algunos materiales y herramientas administrativas del centro penitenciario de la Barriadas de San Juan Bautista.

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