Burgos ofrece a sus habitantes y visitantes una amable estampa: calles antiguas y peatonalizadas, monumentos bien cuidados y una amplia oferta gastronómica. Sin embargo, algunos aspectos tachan esta valoración positiva de la ciudad, como los locales vacíos y sucios, que ofrecen una vista del abandono ... y el descuido que también existe en el centro de la ciudad.
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Basta con pasear por las calles del centro, como la plaza del Rey San Fernando, el paseo del Espolón o la calle Avellanos para darse cuenta. Comenzando por el principio, la plaza del Rey San Fernando se ubica en el corazón de Burgos, a los pies de la Catedral, pero cuenta con un local sucio que hace las veces de estercolero, a pesar de que en la propia plaza existan papeleras.
Antes de poner rumbo al paseo del Espolón se encuentra otro local vacío y sucio en la calle La Paloma. En el bajo del número 41 se pueden apreciar las pintadas, los carteles de «Se vende» y el deterioro general que tiene este inmueble. Asimismo, en el hueco que queda entre la verja y la puerta del local se pueden apreciar restos de basura y suciedad.
Después de este inciso, la ruta continúa en dirección al paseo del Espolón y saliendo por el arco de Santa María. Allí el primer local vacío es la antigua tienda de ultramarinos Casa Venancio García. Cerrada hace años, la pintura de su valla se ha desconchado, y está todo lleno de polvo. Lo mismo ocurre con su entrada, desde donde se podía ver antaño el abanico de productos que la tienda ofrecía a sus clientes. Ahora ya sólo queda suciedad y unos escaparates que han estado llenos de cartelería.
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Caminando hacia la plaza de Mío Cid, el paseante se encuentra a mano izquierda, en el número 28, los restos de las antiguas cafeterías Rhin y Espolón. Eran locales muy grandes en los que las vidrieras eran protagonistas, y siguen siéndolo, pues sus interiores llevan años vacíos o llenos de trastos.
La siguiente parada es la calle Carnicerías, también llamada el Hondillo. En su margen derecha, según se entra por la plaza Mayor, se pueden apreciar tres locales seguidos cerrados. Un antiguo bar, una confitería y una tienda de novias que ya no son, pero siguen estando, aunque parezcan ya inmuebles olvidados.
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En sus vallas se acumulan basuras, pintadas y restos de carteles. El cristal de la puerta de la confitería Yoldy está roto y la valla de la tienda de novias está totalmente abollada, además de contar con varios sobres que algún cartero dejaría pero que no se han recogido ni abierto en años.
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La última parada de esta ruta de los locales vacíos y sucios del centro de Burgos acaba en la calle Avellanos. En pleno Camino de Santiago y zona de hostelería y tapeo hay una antigua tienda que ya no posee el aspecto cuidado y delicado de cuando estaba abierta.
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Se trata de La Provenza, un local cerrado desde hace años que sirve de abrigo a las personas que acuden a Avellanos a tomar un refrigerio, y donde cada fin de semana aparecen copas apiladas tanto en el hueco de la ventana como en el de la puerta. Colillas, bolsas, servilletas... todo tipo de desperdicio se amontona en sus inmediaciones.
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