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«Cuando se suicida un familiar, al principio tienes una avalancha de solidaridad y amor, mucha gente está a tu lado». Sin embargo, poco tiempo después se distancian. Evitan sacar el tema porque «es un hecho doloroso y no quieren que duela otra vez».
Así ... lo describe Juan Francisco Lorenzo, quien sabe lo que es perder a un ser querido por suicidio. Es médico internista en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) y colabora en el Grupo de apoyo a la prevención del suicidio en Burgos (APRESUIC), con el que se puede contactar en el correo electrónico prevenirsuicidioburgos@gmail.com.
No solo afecta a la persona que se suicida o lo intenta. «Hay que sumar a los familiares, amigos, pareja…», asegura Elena García, enfermera de psiquiatría en el HUBU y miembro de APRESUIC.
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De esta forma, «casi nadie pregunta cómo te encuentras por el suicidio de tu familiar», lamenta Lorenzo. Sin embargo, una escucha empática puede ser decisiva. A veces, simplemente verbalizar lo que está pasando o tener una oportunidad de hablarlo es sano emocionalmente.
A nivel familiar, el suicidio de un pariente continúa siendo un estigma. «No hablan sobre ello fácilmente», asegura Angélica del Torno, enfermera del servicio de psiquiatría en el HUBU e integrante de APRESUIC.
Burgos cuenta con un grupo de autoayuda para familiares de personas que se han suicidado. Está formado por gente que ha pasado por lo mismo, que ha perdido a algún ser querido. Hablan sobre lo que han vivido y se comprenden, relata Lorenzo, quien también forma parte del grupo.
JUAN FRANCISCO LORENZO
Se trata de un problema relacionado con la salud mental en un porcentaje elevado, pero también de una «sociedad enferma». El psiquiatra considera que «vivimos en una sociedad que no escucha a nadie».
La experiencia de Angélica del Torno, enfermera del servicio de psiquiatría en el HUBU e integrante de APRESUIC, revela que muchos pacientes sólo necesitan hablar. Se sorprenden cuando les pregunta si han pensado en suicidarse porque no se lo habían preguntado antes. Al final, «es algo de lo que no se habla».
Tras un rato escuchando a los pacientes, éstos se sienten liberados y comentan: «Ay, qué bien me he quedado». Como consecuencia, APRESUIC hace hincapié en la importancia de hablar con esa persona.
«Muchas veces creemos que hablar de suicidio es malo». Sin embargo, la creencia de que al conversar sobre el suicidio éste se consuma es un mito. Sería «un gran avance» que la gente lo asumiese o preguntase más a menudo porque, al final, «la clave es hablar».
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