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Dicen que los viejos rockeros nunca mueren. Pero sí tienen derecho a un descanso. Y en esas está Rosendo, que ayer se dio un auténtico baño de masas en el Espacio Atapuerca con un concierto que por momentos sonó a despedida. De hecho, ... la actuación, una de las grandes citas musicales de estos Sampedros, se encuadraba en la gira 'Mi tiempo... señorías', con la que el músico de Carabanchel ha decidido tomarse un respiro. Y es que, ya son más de cuatro décadas sobre los escenarios y eso comienza a pesar.
Sin embargo, Rosendo, acompañado por un bajo y una batería -un combo clásico que nunca falla-, continúa transmitiendo energía cada vez que suelta un guitarrazo. La veteranía es un grado y el músico afincado hoy en Montorio la tiene a raudales y es capaz como pocos de juntar en un mismo concierto a tres generaciones diferentes. Niños, jóvenes, adultos y más de una cana se podía ver en un Espacio Atapuerca lleno hasta la bandera.
Todos ellos disfrutaron de un concierto en el que el genio de Carabanchel encadenó temás de su época más reciente con clásicos elevados a la categoría de himno en España. Es lo que tienen las leyendas, que lo son por su legado.
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